La que escribe/ Hace/ de su campamento de palabras/ un verdadero frente de batalla”. Ella, la que escribe, es Silvia Barei. Poeta, doctora en Letras, ex vicerrectora de la Universidad Nacional de Córdoba. Nosotras” es el título de su reciente publicación en Alción editora. ¿Qué podremos decir nosotros, los varones, de un libro como éste? Se me ocurre que podemos decir poca cosa en razón de nuestra ignorancia, pertenencia y también culpa.
Sin embargo, el libro se abre para todos y todas. La escritura de Barei nos envuelve entre sus delgados hilos resistentes como el acero. Sí, también de eso se trata, de una larga resistencia vital y poética de las mujeres en todos los ámbitos. El título no solo adelanta un sujeto colectivo que es objeto de la escritura, sino que, además, Silvia Barei con gran habilidad logra deshacer y hacer, tejer y destejer los bordados del viejo patriarcado con un nosotras” incluyente y activo.
Barei no se queda en la simple descripción de una nostridad”, sino que la pone en juego en la escritura insertando en su propia voz poética las voces de un sinnúmero de mujeres poetas. Una creación polifónica que no deja de ser una armonía, que genera una discordancia en la estructura de una sociedad que aún vulnera los derechos de las mujeres. Sociedad que, a su vez, no termina de asumir que la violencia de género existe, persiste y que los femicidios son, desgraciadamente, una moneda corriente.
Por eso, tal vez, porque es un libro diferente, o que se arraiga en un movimiento que se visibilizó de manera masiva a partir de 2015, Nosotras” comienza con un –yo lo llamaría- manifiesto íntimo” de la autora. Íntimo, no en un sentido peyorativo de poco alcance, sino en la evocación de la dimensión privada; la apertura de una puerta personal por la que el lector puede asomarse a una toma de posición concreta. Silvia Barei en su escritura es de una delicadeza profunda, y aquí sigue manteniendo la misma delicadeza, pero el manifiesto íntimo” al que me refiero, permite constatar la posibilidad de la firmeza y contundencia en una posición ideológica sin perder, por ello, la sensibilidad estética. De algún modo, me viene la frase que se le adjudica al Che Guevara: endurecerse sin perder la ternura”. Esta intimidad se vuelve manifiesto. Manifiesto como aquello que aparece (fenómeno) también como mojón plantado en el camino, perspectiva desde dónde mirar y mirarse. En síntesis, perspectiva desde dónde se escribe y se lee.
El manifiesto comienza así: Este es un libro de un yo en plural, pensado en múltiples voces, conciencias, rostros que pretenden dar cuenta realmente de su título, NOSOTRAS. He trabajado los poemas -los propios y los de las poetas que a pecho abierto me acompañan- de modo que constituyan bordados y contra bordados dentro de una misma escritura. Una escritura que se inscribe indudablemente, en un estado de la cultura en la que nuestra palabra, la de las mujeres, ha emergido con una fuerza hace mucho tiempo convocada”.
En su anterior libro Animal Ciego” (2017), donde la intimidad se volvía universal y lo universal volvía al plano de la intimidad, ya existía un adelanto de la polifonía poética” que encontramos en Nosotras”. Allí, las otras voces que acompañaban a la voz de Silvia Barei se manifestaban a partir de los epígrafes, en los que el lector podía encontrar a Juana Bignozzi, Eugenia Almeida, Elisa Molina y muchas y muchos más. Ya había ahí un posicionamiento colectivo del quehacer poético. Un admitir que la poesía es una pertenencia que nos excede, que en nuestra voz hay otras voces o, mejor dicho, que nuestra voz es posible por otras voces. En Nosotras”, Barei va más allá. Ya no son solo epígrafes, ahora son poemas completos y rescrituras o escrituras a partir de cada poema que se comparte. De este modo, uno escucha varias voces en un solo libro.
Esas voces están bordadas, urdidas, tejidas a través de la voz poética de Silvia, que reúne y ofrece algo que la temperatura cultural literaria de Córdoba viene visibilizando hace rato. Encontraremos poemas de Flavia Soldano, María Teresa Andruetto, Kuky Leonardi, Alicia Genovese, Sonia Rabinovich, Camila Sosa Villada, Alfonsina Clariá, Livia Hidalgo, Susana Romano y muchas más. Y en el cuerpo de los poemas, los nombres de Alejandra Pizarnik, Camila O’Gorman, Milagro Sala, Alfonsina Storni, entre otras.
Sí, hay muchos nombres y es necesario que los haya. Los grandes nombres tejidos y destejidos por y en la historia; los nombres de la literatura actual pero, sobre todo, el compromiso raigal con esos nombres que nadie nombra y que Silvia enumera en su manifiesto íntimo”: Desde hace muchos años y hasta el momento en que escribo estas palabras los feminicidios y travesticidios marcan el número delirante de una muerta cada 30 horas: Ángeles Rawson, Chiara Paez, Daiana García, Cynthia Moreira, Miryam Di Marzo, Paola Acosta (mamá de Martina, quien sobrevivió 80 horas tirada en una alcantarilla en Córdoba), etc. etc.”
Este libro debería estar en todas las escuelas y, sobre todo, no debería haber más etcéteras”.
Hay palabras hormiga
palabras de arena
palabras rotas.
Escombros muros trincheras de palabras sin justicia.”