MADRID.- Tras dos fallidos intentos, el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, fue investido ayer como presidente del Gobierno, un cargo que, en rigor, desempeña desde 2018. De este modo, se dispone a formar un gobierno de coalición –por primera vez en el último período democrático- con Unidas Podemos, su principal aliado político.
El líder socialista obtuvo el respaldo de siete fuerzas: el PSOE (120), Unidas Podemos (35), el Partido Nacionalista Vasco (6) y Más País-Compromís (3). También aportaron su voto Nueva Canarias (1), el Bloque Nacionalista Galego (1) y Teruel Existe (1). De esta manera, cosechó 167 votos positivos.
En tanto, los restantes partidos políticos votaron en contra: el Partido Popular (88), Vox (52), Ciudadanos (10), Junts per Catalunya (8), la Candidatura de Unidad Popular (2), la Unión del Pueblo Navarro (2), la Coalición Canaria (1), el Foro Asturias (1) y el Partido Regionalista de Cantabria (1). Así, los votos negativos llegaron a 165.
El ajustado margen por el que fue investido Sánchez fue el punto final de un largo proceso electoral que se inició en junio del anteaño pasado, tras la destitución del ex presidente Mariano Rajoy. Ese año, Sánchez desembarcó en La Moncloa en medio de una fuerte tensión institucional. Recién en abril de 2019, el socialista llamó a elecciones generales, donde se renovaron las bancas legislativas. Sin embargo, los comicios debieron repetirse en noviembre pasado tras la incapacidad del PSOE y Podemos de formar una coalición parecida a la que finalmente se logró ayer.
Si bien se anticipa una gestión difícil, con fuerte presencia de la oposición, Sánchez logró unir los principales partidos de izquierda de España. De hecho, la vicepresidencia será ocupada por Pablo Iglesias, secretario general de Unidas Podemos. También fue muy significativa la abstención de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), una fuerza de izquierda que cuenta con 13 escaños la Cámara de los Diputados y de Euskal Herria Bildu (EHB), un partido vasco que tiene cinco legisladores.
La decisión de los independentistas fue el producto de una negociación cuyos términos no se conocen con profundidad. De cualquier manera, Sánchez aseguró que no se va a romper España”, en alusión al reclamo catalán. De hecho, todo el discurso de Sánchez fue de unidad. La intención del mandatario es despejar este clima tóxico” y la atmósfera de irritación” que atraviesa España.
Al cruce salió el diputado del Partido Popular, Pablo Casado. Usted forzó un pacto con la ultraizquierda, independentistas y batasunos y hoy nos los trae de socios sin dar una explicación a los españoles”, advirtió el legislador. A su vez, vaticinó que Sánchez será el hombre de paja del nacionalismo para romper el Estado”.