DAMASCO.- El presidente de Rusia, Vladimir Putin, viajó ayer por sorpresa a Damasco y mantuvo una reunión con el líder Bachar al Asad. La visita del mandatario ruso a Siria coincidió con la agudización del conflicto entre Estados Unidos e Irán, uno de los aliados del régimen de Al Asad. La situación es complicada porque Estados Unidos mantiene una base en el este de Siria con unos 600 uniformados, lo que supone otro foco de turbulencias en la región.
Cabe recordar que Putin no visitaba la zona desde 2017, cuando parecía que las fuerzas rusas se iban a retirar del territorio sirio (algo que finalmente no sucedió). En esta ocasión, el líder decidió visitar la sede del grupo de las Fuerzas Armadas que Rusia tiene en Damasco. En este contexto, presenció un desfile militar y fue recibido por Al Asad. Ambos líderes escucharon informes militares sobre varias regiones del país”, añadió el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Cabe recordar que las tropas sirias y rusas están inmersas en una ofensiva aérea y terrestre en la provincia de Idlib, último bastión opositor en el país, controlado por los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham.
La guerra civil comenzó hace casi nueve años y dejó más de 400.000 muertos y 700.000 desplazados. La colaboración rusa en el conflicto le sirvió al Al Asad para recuperar gran parte del territorio que estaba en manos de insurgentes. De hecho, en 2012, las tropas regulares sirias habían perdido el 55% del territorio. Este año, con el pacto sellado el pasado octubre con las milicias kurdo-sirias auspiciado por Moscú —después de la ofensiva turca desencadenada por el anuncio de la retirada de tropas de Estados Unidos— recuperaron el 90%. Esto le valió las felicitaciones de Putin. Ahora podemos decir con confianza que se ha recorrido una gran distancia para restaurar el Estado sirio y la integridad territorial del país”, añadió el portavoz del Kremlin.