WASHINGTON.- La furia ciudadana por la violencia racial volvió a dispararse en Atlanta luego del asesinato de otro ciudadano negro por parte de la policía. La muerte de Rayshard Brokks (25 años) el viernes a la noche en un local de la cadena Wendy’s, por un disparo policial, desató una nueva serie de disturbios en esa ciudad norteamericana que incluyó el incendio del negocio de comidas y terminó con la detención de al menos 36 personas.
Apenas horas después de que se conociera la muerte, se desataron protestas en Atlanta y otros puntos del país, cuando aún no se disipan las mayores manifestaciones de repudio contra la violencia policial en 50 años, provocadas por otro asesinato policial, el de George Floyd, en Minneapolis. Las protestas se extendieron a Washington, Nueva Orleans (donde los manifestantes derribaron una estatua del comerciante y propietario de esclavos John McDonogh), Seattle y Montpelier, entre otras ciudades.
Si bien los estudios confirmaron que Brokks dio positivo en el test de alcoholemia y videos difundidos el domingo muestran que se resistió a la detención trabándose en lucha con los policías Garrett Rolfe y Devin Brosnan, y escapando tras arrebatarle la pistola de descarga eléctrica a uno de ellos, también confirmaron el asesinato a sangre fría por parte de Rolfe, que fue expulsado de la fuerza y podría enfrentar cargos penales.
La propia oficina forense de Atlanta calificó el domingo de homicidio” al fallecimiento, mientras que la alcaldesa Keisha Lance Bottoms decretó la renuncia inmediata de Erika Shields, jefa de la policía. Este lunes, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aceptó además la propuesta de los países africanos de organizar un debate urgente el miércoles sobre racismo y violencia policial en el mundo.