Un tribunal ruso dejó firme ayer la condena que estaba en suspenso del líder opositor ruso Alexey Navalny y ordenó que quedé en prisión por los próximos dos años y ocho meses, una decisión que desató nuevas protestas en las calles, cientos de nuevas detenciones y el repudio de Estados Unidos y la Unión Europea, acusados por el Kremlin de injerencia” en los asuntos internos del país.
En medio de un clima de creciente tensión alimentada por dos semanas de masivas protestas y detenciones en Rusia, Navalny compareció ante un tribunal de Moscú.
El tribunal debía definir si, como pedía el Servicio Penitenciario y la Fiscalía, se le rescindía el beneficio de una condena en suspenso (dictada en un caso de fraude) por el hecho de haber viajado a Alemania, en violación del régimen de detención domiciliaria, para recuperarse de un caso grave de envenenamiento del que acusó al presidente Vladimir Putin.
La jueza Natalia Repnikova aprobó el pedido y decidió que el opositor quedará en prisión durante dos años y ocho meses. En la audiencia, Navalny aseveró que Putin pasará a la historia como un envenenador”.
Por la noche, más de 1.000 personas fueron detenidas en la capital del país (donde se registraron la mayoría de los arrestos, 865) y otras ciudades como consecuencia de las nuevas protestas generadas por la sentencia.
Reiteramos nuestro llamado al Gobierno ruso para liberar inmediatamente y sin condiciones al señor Navalny, al igual que los otros cientos de ciudadanos rusos injustamente detenidos en las últimas semanas por ejercer sus derechos”, exigió a su vez el secretario de estado norteamericano Antony Blinken.









