El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, lanzó ayer una amenaza directa contra el Supremo Tribunal Federal (STF) de su país por haberle iniciado una investigación por diseminación de mentiras vinculadas a los comicios presidenciales de 2022: sin medias tintas, amenazó al juez encargado del caso, Alexandre de Moraes, advirtiendo que ya le va a llegar la hora”.
Se trata de un nuevo capítulo en la temible escalada hacia un autogolpe de Estado en Brasil que protagoniza Bolsonaro, luego de que sus denuncias de fraude en 2022 fueran repudiadas por un amplio sector social, no sólo el STF, sino también un grupo de empresarios, banqueros, profesionales, académicos e intelectuales que en las últimas horas publicó un manifiesto crítico con el mandatario.
Bolsonaro había dicho, en la noche del miércoles, que podía jugar por fuera de la Constitución” para enfrentar una investigación a la que considera ilegal y ayer volvió a insistir que está dispuesto a salirse de las normas constitucionales para enfrentar al STF, máxima corte del país.
Ya le va a llegar la hora (a Moraes). Porque está jugando por fuera de las cuatro líneas de la Constitución hace mucho tiempo. No pretendo salirme de las cuatro líneas para cuestionar a esas autoridades, pero creo que el momento está llegando”, advirtió Bolsonaro.
Ya el miércoles, había aseverado que el juez De Moraes me está acusando de mentiroso, una acusación gravísima. Sin ningún tipo de sustento jurídico (…). Eso no está dentro de las cuatro líneas de la Constitución. Entonces el antídoto no está dentro de los límites de la Constitución”.
Amenazas vacías y agresiones cobardes no impedirán que el STF ejerza con respeto y serenidad su misión constitucional de defensa y mantenimiento de la democracia y del estado de derecho”, le respondió ayer Moraes, con la amenaza latente.
El mandatario, que ha puesto a más de 6.000 militares en cargos ejecutivos del Estado con doble salario, fue incluido por el STF en una investigación iniciada en 2019 sobre una maquinaria de fake news para atentar contra la democracia mediante el financiamiento de trolls y medios alternativos fascistas que piden la intervención del Ejército en el Poder Judicial.