El grave incidente diplomático que provocó la reunión secreta de la canciller Diana Mondino con la representante de Taiwán días atrás podría costarle carísimo a la Argentina. Es que el gobierno de China evalúa implementar represalias drásticas, como exigir el pago del swap de miles de millones de dólares y dejar de comprarle al país soja y carnes.
El gigante asiático ya dio los primeros pasos para que se ejecute el pago del tramo del swap que gastó el gobierno de Alberto Fernández, por unos US$ 5.000 millones más intereses, que rondan el 6%. La tensión llegó a tal extremo que las fuentes no descartaron que China incluso avance con el embargo de exportaciones.
La tensión escaló luego de que se revelara el encuentro de Mondino con la representante comercial de Taiwán, Miao-hung Hsie. Una reunión que no sólo indignó a la diplomacia de carrera del Palacio San Martín, que la consideró una torpeza mayúscula, sino también al ministro de Economía, Luis Caputo, que urgido de fondos busca reactivar el swap.
Pero las represalias por lo que consideran una violación de su soberanía, como dejó en claro la propia embajada china en Buenos Aires, podría ser incluso más gravosa: el régimen comunista ya había decidido empezar a priorizar a Brasil en sus compras de soja y maíz.
De acuerdo a lo anticipado por la periodista Luciana Glezer en el portal LPO, la decisión del gobierno de Xi Jinping de orientar sus compras de soja y maíz a Brasil ya empezó a notarse. Los embarques de granos brasileños alcanzaron a 8.79 millones de toneladas, lo que implica más del 40% de las importaciones de esos granos de la República Popular China.
En ese marco, China también analiza dejar de comprar carne a la Argentina y reemplazar esos embarques por carne australiana y ganado en pie de Uruguay. Además, suspendería el procedimiento para levantar las barreras sanitarias para productos avícolas y la compra de menudencias de carne, que durante la visita de Sergio Massa a Beijing se había empezado a negociar.
En tan solo unas semanas, Argentina rompió el histórico principio de neutralidad sobre conflictos bélicos en la disputa entre Rusia y Ucrania, agravió a las economías emergentes que integran los Brics, empantanó el vínculo con Brasil y tensionó a más no poder la relación con China. En contraposición, se alineó exclusivamente a Estados Unidos, a pesar de no contar con la simpatía de la administración de Joe Biden.
De todo el fallido recorrido, el conflicto con el gigante asiático resulta el más grave, no solo por ser el segundo socio comercial argentino y una importante fuente de financiamiento externo, sino porque también constituye un aliado estratégico en la causa Malvinas.