Hay un movimiento general en el mundo por parte de los Estados o gobiernos contra el poder de las Big Tech”, los grandes monopolios tecnológicos, desde EEUU a Europa, pero también en China. El Foro Económico Mundial, en su último informe de Riesgos Globales cita el de la concentración de poder digital”, pero para impedirlo no hay coincidencia ni en los objetivos buscados ni en los métodos.
El régimen chino ha frustrado la importante salida a bolsa del Grupo Ant, la financiera tecnológica del gigante Alibaba, fundado por Jack Ma, que había criticado públicamente el modelo arcaico de los bancos chinos. La decisión se debió tomar con la aprobación de la cúspide, es decir, del propio presidente Xi Jinping. Alibaba ha sido sometida a una investigación antimonopolio. Ma ya había dimitido, y su sucesor en Alibaba Daniel Zhang ha hecho un acto de contrición público.
Se trata de volver a recuperar el control sobre las grandes tecnológicas chinas tras años de crecimiento y prácticas oligopolísticas. La Administración del Estado para la Regulación del Mercado chino quiere impedir que las grandes plataformas de Internet bloqueen la competencia; El gobierno se plantea limitar la capacidad de actuación de Ant, e incluso entrar en el capital de estos conglomerados privados. El capitalismo chino está cambiando. Quizá el régimen haya aprendido de los rusos cómo doblegar el poder de los oligarcas. Las plataformas son un instrumento de control político, y la profusión de redes sociales dificulta la censura. Alibaba, Tencent y Baidu (conocidas como las BAT) tienen cada una más de 1.000 millones de usuarios y llevan a cabo una política agresiva de compra de start-ups”. Recuperar el control es una de las prioridades, incluso hay una cierta rebelión de los consumidores en China contra las plataformas de ventas o servicios que usan los datos personales que recaban para subir precios.
En EEUU ha crecido el movimiento para limitar el poder y alcance de las grandes tecnológicas, sobre todo las llamadas GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple). Se han puesto en marcha procedimientos por parte del Departamento de Justicia contra Google y Facebook, de la Comisión Federal de Comercio (FTC) y de 46 estados.
Más que cambiar las reglas, se busca cambiar la situación. No es probable que la Administración Biden promueva como prioridad inmediata una nueva legislación anti-trust”, sino que se basará en la existente (Ley Sherman, de 1890) contra Google. California sí avanza más en materia de regulación, pero por ello mismo algunas empresas, sobre todo start-ups”, están abandonando Silicon Valley por otros lugares más propicios a sus fines.
Un objetivo básico es fomentar la competencia, la innovación y la creatividad, y para ello frenar algunas adquisiciones por las Big Tech, justamente para devorar a posibles competidores. Es lo que ha pasado cuando Facebook adquirió Instagram y WhatsApp, o Google con YouTube. También se trata de evitar acuerdos entre grandes, que frenen la competencia, como el que llevó a Apple a integrar el buscador de Google en sus dispositivos. O para el reparto de la publicidad digital.
Hay muchas reticencias en EEUU a trocear las grandes tecnológicas, como en su día se hizo con las petroleras, las eléctricas o las telefónicas. Hay casos en que sí sería relativamente sencillo (como separar a WhatsApp de Facebook). Pero a menudo las tecnologías están imbricadas. Estas empresas, además, invierten mucho en Inteligencia Artificial y otras tecnologías en las que EEUU está en competencia, con consecuencias geopolíticas, con China.
Como en Europa, se plantea la cuestión de que las plataformas se responsabilicen de la veracidad de los mensajes que transportan, algo que tampoco es fácil de conseguir sin vaciar una parte importante del sistema de funcionamiento de las redes sociales. Que Apple y Google hayan expulsado de su espacio una app como Parler, por contenidos de extrema derecha, plantea un problema: ¿son las grandes plataformas privadas las que van a regular el espacio público de debate? En Europa, Angela Merkel, en nombre de la libertad de expresión, ha criticado la prohibición de las cuentas de Trump en Twitter y Facebook. Europa quiere que se regulen las plataformas de modo que se hagan responsables de lo que portan, pero no está a favor de este tipo de censura.
A diferencia de EEUU, la Unión Europa pretende aprobar reglas para cambiar los modos en que las Big Tech operan. La UE está orgullosa del alcance global de algunas de algunas de sus regulaciones. Su política de competencia es estricta y en marzo multó a Google con 1.760 millones de euros por abuso de dominio de mercado.
Ante las Big Tech, todos, Europa, EEUU y China, parecen estar en un juego similar, pero con grandes diferencias. Se trata de estar en buena posición de competir desde los gobiernos por los estándares internacionales, incluidos los impuestos a pagar por estas empresas.