Equipos de la Defensoría del Pueblo porteña, de ONGs y profesionales de la salud analizaron los protocolos de atención del embarazo y nacimiento en el contexto de la pandemia de coronavirus, en relación a los riesgos de transmisión y contagio en el entorno de la mujer, la familia y la comunidad.
El nuevo coronavirus «deja al descubierto prácticas por parte del discurso médico hegemónico, tales como el uso indiscriminado de los ultrasonidos (ecografías y monitoreo electrónico fetal) y otras prácticas diagnósticas, excesos de cesáreas innecesarias. Y en el contexto de la pandemia, voces contradictorias en cuanto al sostén de la lactancia materna, cuando hasta el momento no hay evidencia de transmisión vertical de madre a hijo», afirmó el obstetra Beltrán Lares.
El profesional sumó su opinión en la reunión realizada esta semana por la Oficina de Niñez, Adolescencia y Género de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y la mesa de trabajo sobre los Derechos del Parto y Nacimiento, en el marco de la pandemia de coronavirus, informaron en un comunicado las organizadoras del encuentro.
El objetivo principal de la reunión, de la que participaron profesionales de Argentina, Suecia y Alemania, fue «proponer herramientas y posibles caminos para el efectivo cumplimiento de los derechos reproductivos».
«Las mujeres van a tener que seguir yendo a las maternidades, van a tener que tener una medida especial para las embarazadas que no estén en riesgo del Covid-19 y para las que sí», señaló el médico Fernando Althabe del departamento de Salud Reproductiva e Investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde Ginebra, Suiza.
Y agregó que «las autoridades deberían asegurar que la población esté informada de las medidas que se están tomando para sentirse más tranquilas en el momento de ir a la maternidad.
En ese sentido, las profesionales de la Maternidad Estela de Carlotto, ubicada en el conurbano bonaerense, coincidieron con sus colegas de los otros países en «trabajar con el modelo de personal basado en la atención brindada principalmente por parteras, con un respaldo de 24 horas de un obstetra que proporciona trabajo interno y la cobertura del parto sin otros deberes clínicos competitivos».
«La OMS y el Centro Latinoamericano de Perinatología (CLAP) vienen haciendo estas recomendaciones de asistencia hace varias décadas», expresó la organización Parir y Nacer, coordinadora de la mesa de trabajo.