El reconocido epistemólogo argentino Mario Bunge murió ayer a los 100 años en un hospital de la ciudad de Montreal, Canadá, donde vivía desde hace más de cinco décadas. El intelectual, que se definía como un filósofo realista, cientificista y sistemista, estudió además física y matemática y fue profesor de física teórica y filosofía, en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad de Buenos Aires. Cuando se fue a vivir a Montreal, en 1966, se dedicó a dar clases de lógica y metafísica en la Universidad McGill.
Entre sus obras se destaca el Tratado de filosofía básica, Teoría y realidad, Filosofía de la física, Epistemología, Materialismo y ciencia, El problema mente-cerebro, y Economía y filosofía. Entre los años 1969 y 1989, Bunge trabajó en la construcción de un sistema filosófico que abarca la ontología, la semántica, la teoría del conocimiento, la filosofía de la ciencia y de la tecnología, la teoría de valores y la ética. Era defensor a ultranza del realismo científico y en más de una oportunidad expresó públicamente sus críticas a lo que denominaba pseudociencias entre las cuales incluía al psicoanálisis, el chamanismo, la homeopatía y otras medicinas alternativas. Recibió 21 doctorados honoris causa, cuatro profesorados honorarios en Europa y América, el Premio Príncipe de Asturias, la Guggenheim Fellowship y dos Konex, entre otros títulos.
En una de sus últimas entrevistas, señaló que el sistema educativo no exige pensar: sólo memorizar. Un concepto se retiene en la memoria, pero nadie se pregunta qué significa”.