Gen Nativo: el “multiplicador” de árboles para forestar campos cordobeses

El programa provincial busca garantizar una producción continua de árboles y arbustos nativos para cumplir la Ley Agroforestal.

Cinco centros en el interior, junto a la Red Provincial de Viveros, contribuyen a la producción de 100.000 ejemplares para aportar a hombres y mujeres de campo, municipios, escuelas y otras instituciones.

Cinco centros en el interior, junto a la Red Provincial de Viveros, contribuyen a la producción de 100.000 ejemplares para aportar a hombres y mujeres de campo, municipios, escuelas y otras instituciones.

Córdoba puso en marcha en los últimos tres años una red de cinco laboratorios con el objetivo de producir especies nativas para reforestar predios rurales, municipios y establecimientos escolares.

El programa Gen Nativo del Ministerio de Bioagroindustria busca garantizar una oferta estable de árboles y arbustos autóctonos durante todo el año, a partir de la ciencia aplicada y la articulación institucional.

En conjunto con la Red Provincial de Viveros, el programa ya produjo cerca de 300.000 ejemplares y se propone distribuir 100.000 árboles en 2025, el doble que el año anterior.

Las instalaciones de Gen Nativo están desplegadas en Corralito, San Francisco, Laboulaye, Coronel Moldes y Despeñaderos. Se estima que pueden generar entre 10.000 y 30.000 plantas mensuales.

“El objetivo del Ministerio de Bioagroindustria es asegurar una oferta constante de ejemplares, reduciendo los costos para los productores y acercando los viveros a sus zonas”, explicó Luisina Battistón, bióloga y jefa del Área Agroforestal de la Secretaría de Agricultura y Recursos Naturales.

Y agregó: “Además de cumplir con la Ley Agroforestal, se restauran agroecosistemas y se generan servicios ambientales”.

La iniciativa provincial apunta a mantener una producción estable durante todo el año bajo condiciones ambientales controladas, algo más difícil de conseguir con métodos tradicionales de vivero.

“Asumimos la responsabilidad de cuidar y generar recursos naturales con una mirada integral y sostenible. Este programa es una muestra concreta de ese compromiso: un espacio donde producimos árboles nativos para forestar y al mismo tiempo, fortalecer la biodiversidad y promover una relación más armónica entre producción y ambiente”, dijo el secretario de Agricultura y Recursos Naturales, Marcos Blanda.

Un proyecto pionero

Gen Nativo se creó a partir de la Ley Agroforestal N° 10.467, sancionada en 2017 y reglamentada en 2018. Esta norma convirtió a Córdoba en la primera provincia argentina en poner un piso ambiental obligatorio para los establecimientos agropecuarios.

La ley contempla que cada productor destine entre el 2% y 5% de la superficie de su lote a la forestación, según la región y la cobertura arbórea preexistente. El impacto ambiental del programa va más allá del cumplimiento legal.

Las plantaciones con especies nativas contribuyen a la restauración de agroecosistemas y la generación de otros servicios ambientales como la regulación hídrica, la atracción de polinizadores, la recuperación de suelos degradados y creación de corredores biológicos.

En julio pasado se inauguró el Gen Nativo de Despeñaderos, el último en sumarse a la red provincial.

El laboratorio provincial incorporó una especialización en producción de especies herbáceas y arbustivas nativas que se complementan con el programa municipal Despeñaderos Florece, enfocado en el cultivo de flores de corte destinadas a la ornamentación.

Además de la relevancia productiva, el proyecto tiene fines educativos y turísticos.

La experiencia combina ciencia, gestión pública y educación ambiental para restaurar ecosistemas.

Cómo funciona un laboratorio de árboles

Las variedades que se siembran incluyen chañar, diversas variedades de algarrobo, sen de campo, manzano de campo, espinillo, tusca, espinillo negro, cina cina, moradillo, y aguaribay, entre otras.

La producción de estas especies nativas a gran escala presenta desafíos, como por ejemplo el cultivo con semillas con baja germinación, períodos de latencia prolongados o cubiertas duras que dificultan la absorción de agua.

Por ello, las instalaciones de Gen Nativo funcionan más como laboratorios que como viveros tradicionales. “Recibimos semillas del Movimiento Campesino y del Banco Nacional de Germoplasma de Prosopis. Luego de un análisis de calidad, asignamos un código que indica su zona de procedencia, para devolver los ejemplares a su ecorregión de origen”, detalló María José Asili, técnica del programa.

El proceso comienza con tratamientos pregerminativos específicos para cada una de las más de 25 especies que maneja el programa.

David Agüero, ingeniero agrónomo y responsable técnico de Gen Nativo, describió un aspecto clave del proceso: «La cámara de germinación funciona con temperaturas controladas, manejadas entre 22 y 30 grados. También controlamos el fotoperiodo de las plantas y su humedad».

Las semillas se siembran en bandejas de 30 a 35 alvéolos o compartimentos sobre un sustrato compuesto por 60% de vermiculita (mineral natural) y 40% de perlita (roca volcánica), materiales que retienen la humedad de manera óptima.

Agüero explicó que la germinación varía entre cuatro días y dos semanas, lo que depende de la especie. Hay variedades que tienen un poder germinativo menor: en estos casos el sistema de sembrado es a “voleo” sobre vermiculita y perlita, y después se hace el trasplante.

El laboratorio de Corralito fue uno de los primeros que se puso en marcha. Cuenta con sistemas automatizados de aire acondicionado, grupo electrógeno propio, y otras herramientas de alta tecnología que permiten producir alrededor de 7.000 plantas cada 10 días en condiciones óptimas.

Del laboratorio al campo

Una vez que los plantines alcanzan entre 5 y 10 centímetros comienza la segunda etapa del proceso, con el traslado al invernadero. Battistón comentó que «este es un momento crítico porque las plantas pasan de un ambiente totalmente controlado a uno con sólo riego y cobertura parcial de nylon».

En el invernadero se realiza el repique (trasplante): los ejemplares son llevados del sustrato artificial a bandejas individuales donde permanecen entre uno y seis meses.

La especialista detalló que el invernadero puede albergar 10.000 ejemplares, mientras que los macrotúneles y las canchas exteriores suman una capacidad de 40.000 más.

Cabe destacar que el programa funciona en red con instituciones que se encargan de las etapas más intensivas en mano de obra.

«Trabajamos con el Servicio Penitenciario del Ministerio de Justicia, con escuelas agrotécnicas (IPEA) y con municipios, que se encargan del repique», detalló Battistón.

Esta articulación interinstitucional permite ampliar la capacidad productiva y generar espacios de formación y reinserción.

La etapa final es la rustificación o aclimatación al exterior, donde las plantas pasan entre seis meses y un año adaptándose gradualmente a las condiciones ambientales naturales bajo media sombra y con riego asistido.

Investigación y monitoreo

Gen Nativo trabaja junto al Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV), dependiente del CONICET, y la Universidad Nacional de Córdoba para evaluar tratamientos pregerminativos y estudiar la adaptación de las especies a diferentes condiciones de campo.

Esta información alimenta una red de ensayos con 25 sitios distribuidos en la provincia y más de 15.000 árboles monitoreados.

Los resultados están disponibles en Mapas Córdoba, la plataforma de IDECOR, donde los productores pueden consultar datos relevantes, como tasas de supervivencia y crecimiento, y descargar cartillas técnicas y materiales de germinación.

Estos datos se actualizan continuamente y están disponibles para cualquier persona interesada en la producción, investigación o restauración con especies nativas.

Impacto ambiental y perspectivas

La meta de distribuir 100.000 ejemplares busca atender una demanda creciente. «La temporada principal (de cultivo) va de septiembre a diciembre, aunque también recomendamos plantar en febrero, marzo y abril. Como la demanda superó la oferta, ya estamos inscribiendo para el próximo ciclo», indicó Battistón.

Al mismo tiempo, los productores que se integran a la Red de Ensayos Forestales para Restauración de Agroecosistemas, reciben asesoramiento sobre diseño y especies adecuadas, y pueden acceder hasta 900 árboles por campaña.

También tienen la posibilidad de sumar puntos para el programa de Buenas Prácticas Agropecuarias. A cambio, brindan datos de seguimiento a mediano plazo que nutren la investigación provincial.

Basualdo valoró la dimensión formativa: «Todas las instituciones educativas de Despeñaderos ya pasaron por este espacio. Para construir una comunidad sostenible, las escuelas deben ser protagonistas».

Los centros de producción reciben visitas de todos los niveles educativos y colaboran con tesistas y grupos de investigación universitarios.

«Los GEN Nativos no son sólo espacios productivos: también son centros de capacitación, investigación y divulgación», resumió Battistón. En tres años, el programa demostró que es posible conciliar producción agropecuaria con conservación de la biodiversidad, a partir de la gestión pública, el respaldo científico y una estrategia de largo plazo.

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