Armenia ante un nuevo genocidio

Por Gonzalo Fiore

Armenia ante un nuevo genocidio

El ejército de Azerbaiyán bombardeó a civiles armenios en la región de Nagorno-Karabaj el pasado martes, escalando las tensiones nuevamente a límites cada vez más amplios. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Armenia describió las agresiones azeríes como una «agresión a gran escala». Ereván pidió al Consejo de Seguridad de la ONU y a las fuerzas de paz rusas que tomen medidas para detener los combates, pero los rusos, por ahora, no hicieron nada. El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, afirmó que su país no iría a la guerra, lo que es una decisión lógica dada la correlación de fuerzas, pero también es visto como una especie de capitulación por un porcentaje importante de armenios. Los bombardeos, según el gobierno azerí, fueron contra «grupos separatistas” en la región de Nagorno-Karabaj, pero lo cierto es que fueron arrasadas zonas residenciales civiles.

En Nagorno-Karabaj, más de 120.000 armenios ya estaban al borde de una hambruna de proporciones catastróficas a causa del asedio del gobierno de Azerbaiyán. La situación en Nagorno-Karabaj es altamente compleja y delicada, con una larga historia de conflicto y tensiones étnicas entre armenios y azeríes. Hace casi nueve meses, el corredor de Lachín se encuentra bloqueado por manifestantes azeríes primero y por el gobierno de Azerbaiyán después, lo que ha provocado una grave escasez de alimentos, medicamentos, productos de higiene y combustible. Se trata de una región de más de 4.400 kilómetros cuadrados, históricamente habitada por armenios cristianos y turcos musulmanes. Aunque perteneció a Armenia desde los tiempos del reino (190 a. C.-165 d. C.), se convirtió en un territorio autónomo dentro de la República de Azerbaiyán durante la época de la Unión Soviética. Divide a Armenia de Azerbaiyán. La mayoría de sus habitantes pertenecen a la etnia armenia. Entre 1988 y 1994, Armenia y Azerbaiyán disputaron el control por sobre el Alto Karabaj en el sur del Cáucaso, dejando más de 30.000 muertos.

El alto al fuego de 1994 se produjo bajo el auspicio de Rusia. Tanto Armenia como Azerbaiyán son ex repúblicas soviéticas y ambos países comparten una estrecha alianza con Rusia. Azerbaiyán es un país petrolero con fuerte vínculo con Turquía. El genocidio armenio sucedió entre 1915 y 1917, y fue perpetrado por el Imperio Otomano, actual Turquía. El mandatario turco Recep Tayyip Erdogan exigió en 2020 a Armenia que «cese la ocupación» en Nagorno-Karabaj, para que la región encuentre «paz y armonía». Nagorno-Karabaj fue cedido a Azerbaiyán por la Unión Soviética durante el gobierno de Iosif Stalin. Tras la desintegración de la URSS, se armó una nueva república integrada por 200.000 armenios. A pesar de contar con moneda propia, símbolos patrios, pasaportes y documentos de identidad con una bandera igual a la armenia.

No obstante, la República de Artsaj, como denominaron a su Estado, o República del Alto Karabaj, como se la conoce en Occidente, nunca tuvo reconocimiento internacional. El grupo étnico más importante de Azerbaiyán son los azeríes, que componen más del 90% de su población. El Kremlin, por su parte, ha prometido que protegerá a Armenia en caso de guerra con cualquiera de sus vecinos. En un contexto ya de por sí caliente, todo dependerá de cuán grande sea la intervención extranjera y cuánto pretendan involucrarse tanto Moscú como Ankara y la OTAN. En septiembre de 2020, se reanudaron los combates, lo que llevó a una guerra de seis semanas. Miles de personas murieron y, finalmente, se alcanzó un alto el fuego en noviembre de 2020, con la mediación de Rusia. La situación vuelve a ser desesperante para la población armenia. Militares de Azerbaiyán se encuentran controlando el paso fronterizo en Lachín, Nagorno-Karabaj, sin dejar pasar alimentos o medicina a la población armenia, que debe racionar hasta los más básicos elementos para la subsistencia al punto de que algunas familias pueden comer apenas una ración de pan diaria.

El asedio era, previo al nuevo bombardeo y ataque militar, la táctica más brutal del gobierno de İlham Əliyev para intentar recuperar la región para Azerbaiyán. En la guerra de 2020, el país ya había tomado muchas de las posiciones que había perdido en la guerra de los años noventa, llegando a rodear por completo el territorio y dejando a los armenios en una situación particularmente precaria. Aunque un grupo de manifestantes azeríes comenzó a bloquear el canal hace nueve meses, desde abril pasado, el gobierno azerbaiyano los desalojó e instaló un control militar oficial, con el objetivo de no dejar pasar ningún tipo de mercancía, interrumpiendo el tráfico de forma total. El gobierno de Azerbaiyán ofreció abrir su carretera para enviar suministros desde otras partes del país a la región. Sin embargo, los armenios se oponen, ya que ven esto como la verdadera manera en la que los azerbaiyanos podrían tomar el control del territorio. Por ello, impusieron un propio bloqueo en la carretera azerbaiyana. Dicen que podrían abrirla sólo si se libera el tráfico de las dos al mismo tiempo.

Pashinyan, llegó a declarar, previo a los bombardeos, que estaría dispuesto a aceptar la soberanía de Azerbaiyán sobre la región y sus decenas de miles de residentes armenios. Armenia todavía espera conseguir garantías respecto de los derechos y la seguridad de los habitantes de esa etnia en Karabaj. No obstante, Əliyev no parece demasiado proclive a negociar y quiere acelerar lo más rápido posible el proceso, aunque ello conlleve un gran sufrimiento humanitario en Karabaj. Una fila de camiones cargados con más de 400 toneladas de insumos de ayuda humanitaria para Karabaj, incluidos alimentos, medicamentos, fórmula para bebés y otros artículos de primera necesidad, permanece estacionada en las puertas del puesto militar de Azerbaiyán sin que los militares la dejen ingresar. Aunque el gobierno azerbaiyano niegue que se esté desarrollando una crisis humanitaria en la región, absolutamente todo lo demás indica lo contrario. Turcos, israelíes, rusos, estadounidenses, parecieran estar todos “de acuerdo”, por acción o por omisión, en habilitar la limpieza ética en Nagorno-Karabaj. Como no es en Ucrania, a nadie parece importarle demasiado.

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