La Fiscalía de Madrid presentó una denuncia contra Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la comunidad autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por un presunto fraude fiscal que asciende a 350.000 euros. Según los informes, en 2020 González Amador habría recibido dos millones de euros en comisiones derivadas de una transacción de material sanitario. Durante este periodo, también adquirió un inmueble valuado en un millón de euros y un lujoso automóvil. La situación para González Amador se volvió tan insostenible que se vio obligado a admitir dos delitos fiscales y ofreció a la fiscalía acordar un pacto. Ayuso, por su parte, defendió a su pareja, afirmando que es Hacienda quien “debe 600.000 euros” a Amador, a quien calificó como una víctima de “una inspección salvaje y sacada de quicio” llevada adelante por la fuerza de “todo el poder del Estado, porque es mi pareja”.
Lo cierto es que durante una pesquisa de dos años, la Agencia Tributaria descubrió la emisión de 15 facturas falsas por gastos ficticios, totalizando 1,7 millones de euros. De acuerdo con la denuncia, estos gastos no correspondían a servicios reales y tenían como objetivo pagar menos impuestos de los debidos en los ejercicios 2020 y 2021 del Impuesto de Sociedades. La Agencia Tributaria estima que se evadieron alrededor de 155.000 euros en 2020, y casi 196.000 euros en 2021. La denuncia fue presentada ante el juzgado de instrucción 19, de la Plaza de Castilla de Madrid, y ahora se espera que el juez decida si la admite a trámite. La Fiscalía solicitó que los cinco implicados sean interrogados en calidad de investigados, así como la comparecencia de los inspectores de Hacienda que elaboraron los informes desde mayo de 2022, en calidad de peritos.
La principal empresa investigada se denomina Maxwell Cremona, cuyo administrador es González Amador. Además de él, hay otros involucrados, administradores de siete mercantiles que giraron las facturas. Entre las entidades implicadas se encuentra Mke Manufacturing, representada por uno de los implicados en el caso, Maximiliano Eduardo N. G., quien, en 2020 dedujo una factura de 630.000 euros sin prestar ningún servicio para la empresa de la que era administrador. Este mismo patrón se repitió 14 veces en 2021 con diversas compañías, incluida Gayani Ltd, donde también figura como socio y representante Maximiliano Eduardo N. G., emitiendo una factura por 922.585 euros. La Agencia Tributaria identifica a Masterman & Whitaker SL, una empresa sin estructura ni trabajadores, utilizada por González Amador para facturar servicios a Quirón, principal cliente de Maxwell Cremona por muchos años.
Hasta acá, nada que salpique, en teoría, a Ayuso. Sin embargo, en octubre de 2023, salió a la luz que la líder política había comprado un piso de más de un millón de euros y más de 180 metros cuadrados con su pareja. Esta propiedad, ahora en el centro de la atención mediática, está registrada a nombre de González y se encuentra en el coqueto barrio madrileño de Chamberí, comprada el 27 de julio de 2022, coincidiendo con una inspección abierta por parte de Hacienda. González financió esta compra con una hipoteca de 500.000 euros a 25 años del BBVA, para una vivienda tasada en 837.893 euros, incluyendo una plaza de garaje valorada en 100.000 euros. La vivienda forma parte de un edificio de siete plantas con 14 viviendas, tres locales comerciales y una oficina, además de contar con servicios comunitarios como zonas ajardinadas, ascensor y portero.
Además, se descubrió que en 2021 González había comprado un Maserati Ghibli, valorado en -al menos- 83.000 euros, cuando ya había recibido importantes comisiones y comenzado su relación con Ayuso. A pesar del alto valor del vehículo, González no ha pagado el impuesto de vehículos al Ayuntamiento de Madrid por los años 2022 y 2023, acumulando además seis multas de tráfico por un total de 425 euros.
El caso golpea la imagen de la presidenta madrileña, porque, en su carrera tácita hacia la Moncloa, busca mostrarse como adalid de la transparencia, la honestidad y las convicciones. El Partido Popular (PP) se encuentra golpeado aún por los escándalos de corrupción de antaño, algo que supo capitalizar muy bien Pedro Sánchez y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
La izquierda, por ahora, logró surfear una ola que amenazaba con llevarse todo puesto y se aseguró, al menos momentáneamente, un período más al frente del país. Ayuso, que no jugó como candidata en las presidenciales de 2023 y prefirió refugiarse en su territorio seguro, espera para hacerse, primero, con el liderazgo de los populares, y luego, con el de toda la derecha, incluida la ultra de Vox, a quienes tiene en el gobierno madrileño.
Es poco probable que ésto le reste votos o apoyos, entre los ya convencidos de que el gobierno de Sánchez es una especie de dictadura chavista. Sin embargo, entre los independientes es otra historia. Por ello, en las próximas semanas Ayuso intentará que el caso se olvide lo antes posible, para volver a estar, nuevamente, enfocada en golpear a los socialistas y continuar pavimentando su camino hacia la sede del gobierno español.