El año de las guerras y las crisis democráticas

Por Gonzalo Fiore

El año de las guerras y las crisis democráticas

Mientras la guerra en Ucrania continua en una especie de punto muerto, donde nadie se termina de sacar ventaja lo suficiente como para forzar una negociación o una rendición del otro, estalló una guerra en la Franja de Gaza que captó aún más la atención mundial en 2023.

Ambos conflictos continuarán marcando la agenda de cara al 2024. Sin embargo, no son los dos temas excluyentes de la política exterior que se viene en el próximo año.

2024 será un año que estará marcado por varios procesos electorales, especialmente los comicios presidenciales del 5 de noviembre de 2024 en Estados Unidos, donde el país se vuelve a debatir entre dos modelos: el que representan los demócratas, nuevamente liderados por el octogenario presidente Joe Biden, y el que lidera el ex presidente Donald Trump. Esto incidirá en cómo se reconfigura el panorama global durante los próximos años, especialmente en un contexto donde los extremismos de derecha siguen apareciendo y tomando protagonismo.

Las repercusiones políticas de la intensa ofensiva de Israel en Gaza, o el estancamiento en el frente de guerra en Ucrania, se encuentran íntimamente ligadas a la competencia presidencial para llegar a la Casa Blanca. Las divisiones en la unidad de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y las crecientes acusaciones de doble estándar respecto de las lealtades occidentales se ven directamente afectadas por los resultados de las urnas estadounidenses. Un eventual regreso de Trump a la Casa Blanca cambiaría drásticamente las dinámicas de poder global y la postura de Washington en estos conflictos, abarcando desde el suministro de armamento al gobierno ucraniano hasta el respaldo a Israel, así como en la confrontación con Rusia o China. Todo indica que Vladimir Putin espera un triunfo del republicano para poder sentarse a negociar con Kiev, pero con un hombre mucho más cercano a sus posturas al frente de Washington.

En caso de triunfar, Trump regresaría con una agenda mucho más radicalizada que la que tuvo durante su gobierno, entre 2017 y 2021, a tal punto que ha dicho que le gustaría “ser dictador por un día” para transformar el país a su gusto y poner en caja a sus adversarios políticos de una vez por todas.

No sólo en los Estados Unidos habrá elecciones importantes durante 2024. Más de 4.000 millones de personas, aproximadamente el 51% de la población mundial, están convocadas a votar en 76 países. Aunque la mayoría de los votantes participarán en democracias plenas o con imperfecciones, alrededor de uno de cada cuatro votantes lo hará en elecciones celebradas en regímenes híbridos y/o autoritarios, como Rusia, Túnez, Argelia, Bielorrusia, Rwanda, Venezuela o Irán. Estos países utilizarán los procesos electorales para consolidar el poder de sus liderazgos y ganar legitimidad, mientras que casi la mitad del electorado ejercerá su derecho a voto en naciones que, en los últimos años, han experimentado una erosión democrática o mostrado inclinaciones iliberales o cercanas a las autocracias, como India.

Esto demuestra, en gran medida, que las democracias liberales se encuentran en grave crisis de legitimidad y ejercicio, especialmente debido a que no parecen lograr satisfacer las necesidades de los ciudadanos, lo que termina en la irrupción de “outsiders” autocráticos o autoritarios, que erosionan desde adentro el sistema.

La creciente polarización y el riesgo de inestabilidad política y violencia relacionada con los procesos electorales son preocupaciones que afectan a nivel global, subrayadas por cifras que indican que una proporción considerable de estadounidenses considera justificado el uso de la fuerza para restaurar o impedir la presidencia de Donald Trump.

En la Unión Europea, las elecciones de 2024 serán determinantes para decidir el futuro de los compromisos climáticos, la ayuda a Ucrania y las reformas institucionales.

En África se llevarán a cabo 16 elecciones, aunque sólo seis de ellas tendrán lugar en democracias; y Sudáfrica podría experimentar cambios políticos significativos.

En India, la oposición se presenta unida ante Narendra Modi, quien busca un tercer mandato en primavera; y en Venezuela la oposición enfrenta desafíos en las elecciones presidenciales programadas por Nicolás Maduro, con la exigencia de transparencia por parte de los Estados Unidos, que alivianó las sanciones a Caracas con la condición de que se celebren comicios limpios en el país, algo que, por lo pronto, no está del todo claro que vaya a suceder.

El panorama electoral global de 2024 refleja la complejidad y la importancia de los procesos democráticos en un contexto de desafíos políticos, económicos y sociales impredecible. En este panorama, 2024 será un año intenso en lo electoral, en lo bélico y en lo social. El mundo se encuentra cada vez más polarizado y las democracias en una crisis que se profundiza. La gran pregunta es ¿hasta qué punto el sistema democrático puede degradarse? Todo indica que todavía hay camino por recorrer al respecto, y que siendo pesimista hay menos riesgo de equivocarse.

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