Aquella tarde había finalizado su clase de esgrima a las 17 en punto. Los alumnos del Colegio Monserrat estaban expectantes: él, su profesor, acababa de anunciarles el próximo torneo:
—Será aquí, en el Colegio. Recibiremos a los cadetes de la Escuela de Aeronáutica. Hay que prepararse, muchachos, ellos son muy hábiles— fueron sus palabras.
Mientras se quitaba los guantes miró el reloj en la pared del vestuario. A las 18 lo esperaban en el rectorado. Apresuró los trámites y terminó de cambiar la ropa de entrenamiento por el traje color arena y la corbata al tono, con flores de lis. Colocó un pañuelo tostado, perfumado con la colonia inglesa Brighton, para que apenas asomara del bolsillo izquierdo de su saco. Se miró en el espejo, por última vez, controlando cada detalle, alisó con el peine su cabello ondulado, revisó sus bigotes perfectamente recortados. Sonrió y partió.
Al llegar, el portero lo saludó con una inclinación de cabeza y abrió la hoja izquierda del ingreso, anunciando:
—El Profesor Juárez, Señor Rector.
—Que pase— la figura detrás del escritorio chippendale dejó las gafas sobre la carpeta de cuero de Rusia, se incorporó y caminó a su encuentro.
—El gusto de verlo, Profesor Juárez— fueron las palabras del rector. —El Doctor Martínez no tardará en llegar. Por favor, tome asiento.
Como la primera vez, el ambiente del despacho olía a lustre con un toque de magnolia que se filtraba desde el ventanal, donde el árbol florecido ponía su nota tropical a la opulencia de la sala universitaria. Solo dos lámparas, en los extremos, iluminaban los rincones apartados y la araña de caireles, en el centro, diseminaba destellos de arco iris en la penumbra de la estancia.
El rector encendió el velador de escritorio y accionó el timbre: un camarero asomó desde la puerta de la izquierda.
—¿Deseaba, Señor?
—Café, por favor, Manuel. Profesor ¿me acompaña?— Juárez asintió con una sonrisa.
—Para tres, Manuel— ordenó. Luego tomó cuatro hojas y se las acercó:
—Estos son los términos en que pensamos sería lógico enmarcar la lid. Véalo, Profesor.
Él comenzó la lectura y a la segunda hoja oyó el golpe de nudillos, la puerta que se abría y el anuncio:
—El Doctor Martínez, Señor.
—Adelante, por favor— fue la respuesta.
El médico, de traje oscuro con imperceptibles rayas grises, lentes redondos de bordes dorados, se quitó los guantes para darles la mano.
—¡Qué bueno contar con amigos!— fueron sus primeras palabras.
Llegó el café sobre bandeja de plata y porcelana de estilo colonial. Su aroma inundó la habitación. Sentados en torno a la mesa redonda, al costado del escritorio, cada uno con su pocillo, las miradas se encontraron después de sorber el primer trago. Fue Martínez el que comenzó:
—Profesor Juárez, ¿está al tanto de los acontecimientos?
—El Señor Rector me informó brevemente y aquí —señaló las hojas— creo que está el desarrollo completo de los hechos y los fundamentos de la decisión.
—Como usted puede apreciar, mi contrincante es un egregio cultor de su arte.
—Veo que tiene dotes, y triunfos también. Por lo que sé, usted no le va en zaga.
—No lo crea tanto, eso fue en mi juventud, ya piso los cincuenta.
—Nunca está dormido quien tiene sangre en las venas— fue la respuesta.
—Si acepta entrenarme, creo que la sangre volverá a circular— los tres rieron al unísono.
—Opino que la afrenta entre caballeros debe ser lavada como corresponde— dijo el Rector y agregó: —¿Qué lugar será conveniente como sede…y a qué hora?
—No tengo dudas: a orillas del Lago del Parque, a las 6,30 en punto— respondió el profesor Juárez. Un silencio prolongado coronó sus palabras y las tazas vacías se apoyaron en los platos.
Así comenzaba el plan para el último duelo a primera sangre, en la ciudad de Córdoba, allá por 1945.
Graciela del Carmen Vidal
Talleres agosto-noviembre para adultos mayores en la UCC
El lunes 7 de agosto comienzan los talleres del segundo cuatrimestre del Programa Comenzar para adultos mayores, de la Universidad Católica de Córdoba.
La propuesta de agosto a noviembre incluye variadas temáticas que intentan dar respuesta a la diversidad de intereses de la comunidad.
Informes e inscripciones por WhatsApp o llamando de 9 a 18 a los teléfonos (0351) 3503822/ 5109269. También pueden escribir al mail comenzar.educacion@ucc.edu.ar.
Newcom en el Club Atlético Belgrano
La profesora en educación física, Andrea Ayala, es quien dirige el equipo de Newcom del Club Atlético Belgrano. Ella es amiga de El Club de la Porota y nos tiene al tanto de las actividades que impulsa junto a los jugadores y las jugadoras +50. Hace unos días estuvieron participando del encuentro regional de Newcom que organizó el club y en el que participaron equipos de Villa Dolores, Totoral, Oncativo, San Francisco, Río IV y varios de Córdoba capital.
El Newcom es una adaptación del voley, en el que la pelota no se golpea sino que se atrapa y se lanza por arriba de la red. “Al Newcom lo juegan personas mayores de 50 años, que comparten momentos y forman lazos entre sí. Además, tiene un fuerte factor inclusivo, ya que los equipos están compuestos tanto por hombres como por mujeres. El Newcom mejora la capacidad cardiovascular, el rendimiento y la musculatura, pero además, es un espacio ideal para hacer nuevas amistades”, destaca Andrea. ¿Te querés sumar? Los días de entrenamiento son los lunes, miércoles y viernes de 9.30 a 11.30h. Informes e Inscripciones: 3515111615 (Andrea Ayala).
Invitación: ¿Qué es el edadismo? desmitificando preconceptos sobre las personas de 45 en adelante.
Queremos invitarte a que te sumes al ciclo de vivos por Instagram “Transformando ciudades” que impulsa la Secretaria de Planeamiento, Modernización y Relaciones Internacionales de la Municipalidad de Córdoba, Alejandra Torres. Alejandra es una mujer +60, líder en procesos de modernización en gestiones públicas quien junto a diferentes especialistas de la región comparten novedades e iniciativas acerca de los distintos aspectos que atraviesan y hacen a las ciudades inteligentes.
El próximo martes 1 de agosto a las 18 hs. a través de su canal de Instagram @aletorres60 dialogará sobre “Ciudades del Futuro: El desafío de combinar tecnología y trabajo después de los 45”, junto a María Eugenia Di Blasi, licenciada en Psicología y psicopedagogía e integrante de la Asociación Civil “Diagonal”. ¡Sumate! Es on line, es gratis.
En el Club de la Porota hemos ido abordando las distintas inquietudes que nos asaltan y la literatura, tan presente en muchas vidas, es una de esas. Les queremos compartir este cuento de la escritora y amiga Graciela del Carmen Vidal, en el que se dibujan los colores de otras épocas. En sus palabras se puede sentir el pulso de los diálogos, el ritmo de esta ciudad, que es otra y es la misma. Graciela, como tantas otras personas, pudo animarse a nadar en el mar hermoso de las letras cuando ya había vivido mucho. La edad no fue una excusa, todo lo contrario. Los años, el desarrollo, las experiencias, fueron y son el cofre donde guarda las palabras para ir construyendo nuevos mundos. Ojalá que este cuento sea una invitación a descubrir miles de mundos; que sea una ventana a otros paisajes.
Porota.
Porota sos vos, soy yo, somos todas las personas envejecientes
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