¿Jugamos?

Club de la Porota

¿Jugamos?

Yo juego. Ya sé que mis textos no huelen a literatura de culto, ni que mi poesía es poesía. Yo juego a imaginar un mundo sin la frase “viejos son los trapos”, a vociferar los términos ¡viejo! ¡vieja! sin vergüenza, miedo y/o eufemismos. Yo juego con mis 70, 80, 90, 110 años. Un día me bajaré del auto para comprar 100 velitas, ¡si! 100. Decoraré la torta de mi centenario con granas de colores, gallinitas de azúcar, alfajores Chammas (los cordobeses tradicionales) y las obleas Ópera, mi debilidad. En homenaje a mis ancestros y ancestras, la torta será de hojaldre y tendrá mucho, mucho dulce de leche.

Yo juego con Playmobils de pelo blanco, varitas mágicas con forma de bastones y espadas nórdicas con luces de neón. Imagino las calles de veredas anchas que tendrán muchas sendas: una corrugada y otra para cochecitos, andadores de apoyo y sillas de ruedas. Las arrugas y las manchas de la piel serán normalizadas en el paisaje publicitario y ya no tendremos que hablar de imperfecciones. Me veo jugando a las escondidas y deseando ser vista. ¡Piedra libre para la vieja que se metió en el holograma de la dimensión tres! Hoy no me arriesgo, prefiero ignorar que soy invisible y de a poco lograr ser vista. Mi campera es amarilla flúor y mis anteojos de sol, cuadrados y azules.

Yo juego a que podemos elegir. Elegir trabajar, estudiar, viajar, aprender, desear. Juego a inventar y reinventar el amor. Juego a que se puede barajar y dar de nuevo.

Yo juego, y así, jugando, nació Porota, El Club de la Porota. Una comunidad de envejecientes que abrazamos la edad. ¿Te sumás?

Porota.

Mayo de trabajo y vejeces

Por Félix Vera, especial para El Club de la Porota

El trabajo es una actividad fundamental en la vida del ser humano, eso está más que claro para cualquiera, pero no solo por su función económica, sino también por su valor social y psicológico. La realización de una actividad laboral contribuye al desarrollo personal y al bienestar social, ya que nos otorga una función y una posición, lo que nos permite tener una participación activa en la sociedad, además del rol productivo, sentirnos útiles, contribuir.

El aumento del promedio de esperanza de vida de la población, como consecuencia de una mejora constante en los avances científicos, ha llevado a un replanteamiento del papel del trabajo en la vejez.

El trabajo en la vejez tiene un papel importante, especialmente en las personas adultas como yo. Quienes ya superamos la quinta década (o la sexta o séptima) nos proporciona ingresos económicos, nos mantiene activos y nos da un sentido de utilidad y propósito. Además, y para calmar las críticas de algunas miradas, también contribuye a la sostenibilidad del sistema de seguridad social y a la reducción de la brecha de desigualdad. Sin embargo, esto no significa que debamos estar obligados a trabajar, sino más bien a tener la oportunidad de elegir y de disfrutar de un trabajo adecuado a nuestras habilidades, experiencia y preferencias, que nos permita mantener nuestra calidad de vida y autonomía.

Además, los «viejos», a menudo tenemos habilidades y talentos que hemos perfeccionado con el tiempo. Podemos tener una habilidad especial para escribir y contar historias increíbles, para crear cosas con nuestras manos, o para resolver problemas complejos. Estas habilidades son el resultado de años de práctica y experiencia, lo que es honrado y valorado por la sociedad, pero no por el mercado laboral.

Sería deseable que existiera la promoción de políticas y prácticas que fomenten la inclusión laboral de las personas mayores y erradiquen la discriminación por edad en el mercado laboral; señal importante de progreso y equidad en nuestra sociedad. Si nos animamos a tomar medidas concretas en este sentido, la brecha generacional se reducirá, ya que los y las trabajadoras mayores nos sentiremos valorados y aprovechados al máximo. Además, al abordar el problema de la discriminación por edad, no solo se mejorará la calidad de vida de las personas mayores, sino que también se fomentará un clima laboral más justo y productivo para todos. En definitiva, la inclusión laboral de las personas mayores es un objetivo realizable y deseable, que puede beneficiar tanto a las empresas y organizaciones como a la sociedad en su conjunto.

Corazón de la Docta

Programa Universitario BIEN – ESTAR para Adultos Mayores, dependiente de la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Provincial de Córdoba. Entre sus líneas de acción cuenta con la creación de un club al que han llamado “La Revolución de las Canas”.

El objetivo es participar de diferentes visitas guiadas como un espacio de recreación, disfrute y formación cultural. La primera salida tendrá como propósito conocer EL CORAZÓN DE LA DOCTA.

El recorrido iniciará desde el mástil de la plaza San Martín, para luego recorrer el Cabildo Histórico, el Obispo Mercadillo, la Catedral, El Museo Juan de Tejeda, La Manzana Jesuítica y el Paseo de la Nueva Andalucía. ¡Agendá! Jueves 18 de mayo a las 17 hs.

La participación es libre y gratuita para todas las personas mayores de 55 años que deseen sumarse. Deberán asistir con ropa cómoda, una botella de agua y muchas ganas de disfrutar. El recorrido, que durará dos horas, tiene una dificultad baja. Por favor, sean puntuales. Se requiere inscripción previa. Pedir el link del formulario al mail: programabienestar@upc.edu.ar

 

Porota sos vos, soy yo, somos todas las personas envejecientes

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