Vejeces indígenas: sabiduría ancestral y herencia viva

Club de la Porota

Vejeces indígenas: sabiduría ancestral y herencia viva

La experiencia de la vejez es un proceso singular que transitamos desde nuestras propias experiencias vitales. Pero, ¿qué es y cómo viven la vejez algunos pueblos indígenas? ¿Cómo conciben y cómo nombran a las personas mayores? ¿Qué lugar ocupan las personas mayores en su universo?

El 2 de febrero de 2024, retornó al mundo de los espíritus el Taita Mayor de la Querubín Queta Alvarado del Pueblo Cofán (Colombia), quien falleció a los 110 años de edad. El Taita Querubín fue un reconocido líder político y espiritual de los pueblos indígenas de la Amazonía. Conocedor de los misterios de las medicinas ancestrales y de las plantas sagradas. El 6 de abril de 2020, falleció el Taita Diomedes Díaz Queta, también un prominente líder espiritual de la comunidad Cofán del Diviso, en la frontera de Colombia y Ecuador. Sus espíritus aún se encuentran presentes entre nosotros, son pilares del mundo y hacen parte de las ceremonias donde se transmite el conocimiento de la tierra y lo sagrado a las futuras generaciones.

Hemos invitado a nuestro querido amigo Jaime Clavijo Salas, Licenciando y Magíster en Antropología, Indígena Muisca y uno de los aprendices del Taita Diomedes Díaz Queta a que nos comparta (apenitas) sus experiencias y agudas observaciones sobre las vejeces indígenas. Como conocedor de las tradiciones y saberes ancestrales de las comunidades indígenas de la Amazonía colombiana y de los Andes, ha dedicado su vida a estudiar y compartir la riqueza cultural de estos pueblos. En una reciente entrevista exclusiva para EL CLUB DE LA POROTA, Jaime profundizó en temas que van desde las medicinas con plantas ancestrales, hasta la importancia de la transmisión de conocimientos a través de los mayores en estas comunidades (retomaremos aquí algunas de tales cuestiones, podrán ver la entrevista completa en nuestra página de YouTube).

Tamborileo en el teclado mientras busco las palabras apropiadas para contarles acerca de la charla que tuvimos con Jaime. Es una búsqueda difícil porque el diálogo fue rico en conceptos y en sentires y quiero ser justo y no dejar nada afuera. Tac, tac, tac. Una canción de Jorge Drexler resuena mientras presiono las teclas para hacer aparecer letras, que luego serán palabras, oraciones, párrafos. El tema cuenta la historia de un tamborero y de una forma de transmitir los saberes y conocimientos: “El padre del padre del tamborero, le está contando a su nieto la historia de aquel tambor. Como le contó a su padre su abuelo, que dicen le había contado a él, su hermano mayor”. Me gusta la imagen de la costura, una aguja que avanza, que teje una historia que nos supera y nos abraza, nos da calor, un hilo que no se corta, que comunica, que une los puntos distantes.

La transmisión de saberes en estas comunidades no se da de manera convencional, nos dice Jaime: “El mambe (por ejemplo), es una medicina que es para conducir y educar la palabra, para aprender a través de ella, entonces la utilizan mucho los mayores para analizar la palabra (…) es la medicina por excelencia de la transmisión del conocimiento de los mayores a los jóvenes”. De este modo, el mambe se convierte en un medio de endulzar la palabra para que los mayores compartan sus historias y enseñanzas con las nuevas generaciones. ¿Qué saberes y sentires nos estamos perdiendo al estar inmersos en una cosmovisión estructurada en una serie de valores individualistas, cientificistas, occidentales, que ubica a los adultos mayores en un lugar de imposibilidad, de estorbo? “La historia que un día el tamborero, tocando el tambor le cuenta también a su hijo mayor. La historia en vez de unos y ceros se cuenta en madera y cuero tensado por el calor. Y así va pasando de boca en boca, de mano en mano que toca, de corazón en corazón”.

En las comunidades indígenas, la palabra de los mayores es sagrada: “La enseñanza o transmitir el entendimiento de un concepto, no pasa por transmitir qué es el concepto (…) sino que está aderezado de toda una experiencia histórica memorial” señala Jaime. Este enfoque se fundamenta en la experiencia vivida y en las historias de vida narradas en comunidad, compartidas colectivamente en espacios rituales, para la transmisión de valores y conocimientos.

Los mayores y mayoras- como se les dice de manera respetuosa-, son, según nos refiere Jaime, figuras trascendentales: “Los mayores, los abuelos, las abuelas, siempre han sido una figura trascendental porque portan el conocimiento, la experiencia, y son también aquellas personas encargadas de transmitir o de delegar esos saberes a las nuevas generaciones”. En estas comunidades, los mayores no solo son respetados por su edad, sino por la riqueza de experiencias y conocimientos que poseen.

La crianza en las comunidades indígenas es un proceso colectivo y lleno de sabiduría: “Es una forma también distinta de lo que es criar, que es un concepto también muy importante (…) es también una capacidad de poder hacer el ejercicio, es decir, de tener el discernimiento para poder desarrollar a alguien, ayudarle a crecer”. La idea de “crianza”, entendida como un cultivo de sí y de otros, resulta muy relevante para comprender los procesos del cuidado, del “cuido”, -como nos señala Jaime-, donde se resalta la importancia de la comunidad en el desarrollo individual.

La búsqueda del buen vivir es otro pilar en estas comunidades. Jaime nos comenta: “Dentro de las comunidades indígenas, por lo menos colombianas (…) se busca siempre, o se reflexiona mucho en torno a lo que es el bienestar y el buen vivir, y tiene que ver con los modos de actuar bien en la vida y de las consecuencias que tienen esos actos”. Esta filosofía de vida está profundamente arraigada en la tradición y en las prácticas diarias de estos pueblos.

La palabra de los mayores tiene relevancia espiritual y vital: “La palabra mayor tiene un peso (…) las medicinas como la mamá coca, como el yagé (ayahuasca), como el abuelo tabaco, son medicinas que tienen un espíritu muy antiguo. En esa medida, como son espíritus antiguos, son espíritus mayores. Son abuelas, son abuelos. Entonces, aquello que es milenario, aquello que se ha criado con mucho tiempo, pues está asociado a lo que es la vejez. Y al ser espíritus, con una conciencia, pues estos abuelos son los que transmiten el conocimiento. De ahí que haya siempre esa asociación entre el mayor y la vejez con el conocimiento”. Este respeto por la sabiduría ancestral y por las medicinas tradicionales es una manifestación del profundo vínculo entre lo espiritual y lo cotidiano en la vida indígena.

Por otro lado, Jaime nos recuerda la importancia de valorar y aprender de las comunidades indígenas sin esencializarlas; sus conocimientos y prácticas ofrecen una riqueza invaluable para la humanidad. Su voz es un eco de sabiduría ancestral que nos invita a reflexionar sobre nuestra propia forma de vivir y entender el mundo. Hay un tambor que suena. Es un latido que conecta con los corazones de todas y todos los que pasaron por esta tierra y seguirán pasando.

Para cerrar recuperamos en algunas de sus palabras:

“Con respecto a la vejez, pienso que es muy importante no juzgarla, sino comprenderla, porque eso es un acto mismo de comprendernos también a nosotros como humanidad y eso me ha parecido indispensable cada vez más en mi vida. He aprendido, he tenido la fortuna de aprender con varios mayores, de verlos y de comunicarme con ellos y de escucharles eso, en sus virtudes y en sus errores, en sus grandes desaciertos, (sobre todo, en sus grandes desaciertos) y cómo esas cosas les marcaron y resultaron siendo significativas y es lo que muchas veces quieren transmitir. Me parece que en ese sentido, como mensaje diría que, vale la pena hacer una reinterpretación de lo que es la vejez y, sobre todo, una forma distinta de disponernos en cuanto a la escucha y a la comunicación, en cuanto sea menos una comunicación desde el juzgamiento y sea más desde el entendimiento, creo que más puentes se generarán y más aprendizajes también podrán ser posibles. Muchísimas gracias”.

En foco: vejeces indígenas

En el 2018 había cerca 58 millones de personas indígenas en América Latina, lo que equivale a un 10% de la población total de la región (CEPAL, 2018). El 43 % de la población indígena en la región se encuentra en situación de pobreza, cifra que supera más del doble la proporción de personas no indígenas en la misma situación. Cerca de un 24 % de todos los individuos indígenas viven en condiciones de pobreza extrema (Banco Mundial, 2015).

Según el censo de 2022, en Argentina 1´306.730 personas, se reconocen como indígenas. De estas, 69.218 habitan la provincia de Córdoba. El 12.7% de la población autopercibida indígena en Córdoba tiene 65 años o más.

 

Para el Observatorio de Estudios sobre Envejecimientos, Longenvidad y Cuidados del Club de la Porota.

Entrevistaron a Jaime Clavijo: Juan Carlos Sabogal Carmona y Sol Rodríguez Maiztegui.

Filmaron y editaron la entrevista para YouTube e Instagram: Mariano Salinas

Redactaron la entrevista y la moldearon para este diario y la web www.elclubdelaporota.com Juan Carlos Sabogal y Sebastián “Gringo” Ramia.

Curadora y editora de imágenes: Valentina Ruth Cuello

 

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