$ 500.000 (el más rasca)

El ojo de Horus

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El juicio con condena de 6 años de prisión al célebre narco René Alejandro Sosa, por vender celulares dentro de la cárcel de Bouwer allá por el año 2021, mostró por primera la cadena completa de esta logística delictiva, que iniciaba con teléfonos activados por un comerciante de la Galería Norte, en el Centro de la ciudad, entregaba al hermano y a la pareja del «Chancho», y que luego un guardiacárcel introducía al Penal para que fueran vendidos a clientes que, entre otras cosas, usaron las líneas para cometer estafas virtuales.

En realidad, no está permitida la tenencia de celulares por parte de los reclusos dentro de la cárcel. Por esta razón, si quieren comunicarse con familiares o conocidos deben usar los pocos teléfonos públicos habilitados, que habitualmente son controlados por los jefes y líderes de los distintos pabellones, quienes, en definitiva, imponen las condiciones también para poder hablar o comunicarse con el exterior. Obviamente, y frente a esta escasez, se lotean y negocian los turnos a cambio de dinero y favores, y entonces naturalmente se fomenta un extraordinario deseo de poseer clandestinamente un celular que dentro de una prisión vale «mucho más que oro». Además, tener un aparato dentro de la cárcel es una falta administrativa pero no un delito.

De hecho, no es ningún secreto que en los últimos cinco o seis años el ingreso de celulares a los penales se hizo una costumbre, ya sea por familiares, penitenciarios y hasta con drones (como sucedió en algunos casos). Para colmo, la cuarentena por la pandemia profundizó la situación al punto que hoy, según dicen algunos abogados, hacer la vista gorda evita motines y revueltas no deseadas.

Tal vez, sería conveniente analizarse un blanqueo de esta cuestión, para que los detenidos puedan comunicarse con el afuera pero con controles e inhibidores que eviten la concreción de delitos virtuales. Además, el formidable «mercado negro» que se ha instalado provoca que dentro de Bouwer los celulares se vendan a valores que aseguran onerosas ganancias para todos los beneficiados. Según comentarios, la cotización «blue» del celular más berreta, actualmente, no se vende a menos de $ 500.000.

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