Se sabía que la reciente elección provincial podía tener un final abierto y por eso el Tribunal Electoral intentó no dejar cabos sueltos para evitar repetir la traumática experiencia del año 2007. Si bien la relación entre la jueza Marta Vidal y los otros dos integrantes de la Junta (Jorge Namur y Leonardo González Zamar) no era la mejor, todos sonrieron ante los flashes a la hora de presentar el novedoso sistema Turing que prometía un escrutinio revolucionario, para que, a más tardar a las 23 horas del domingo 25 de junio, la contienda estuviera definida y «a otra cosa mariposa».
Sin embargo, los incumplimientos de la empresa Ocasa provocaron, entre otras cosas, una indisimulable crispación en los estados de ánimo, con reproches y enojos cruzados, pero con la jueza Vidal como blanco preferido a la hora de señalar a los culpables. El enojo manifestado públicamente por el gobernador electo, Martín Llaryora, y el principal candidato opositor, Luis Juez, contrastaba con las zigzagueantes explicaciones que ensayaba la magistrada tratando de bajar la espuma. Y menos mal que para la gran mayoría no se puso en tela de juicio la confiabilidad en el resultado final, de lo contrario, se sumaría otra vez un proceso desprolijo y embarullado ante una sociedad que se merecía conocer con claridad los resultados provisorios.
Incluso ya durante el escrutinio definitivo algunas actitudes de la jueza fueron ventiladas como anticipos de su pronta jubilación. Marta Vidal asumió como jueza electoral en 1998 propuesta por el entonces gobernador Ramón Mestre. Antes había ocupado diferentes cargos en el Poder Judicial y en 1994 fue asesora del bloque de la UCR en la Convención que modificó la Constitución Nacional. Si bien en 2018 presentó su renuncia con la jubilación ya lista, la cercanía con las elecciones de 2019 hicieron que continuara en el cargo a fin de evitar inconvenientes organizativos. Hoy, ya con 66 años y un ciclo cumplido, la ceremonia de proclamación de las autoridades electas, seguramente marcará el final de su carrera. Para los memoriosos, y entre otras cosas, sin dudas será recordada como la jueza del Turing.