Los últimos calores pusieron en evidencia la superpoblación de internos en algunas cárceles provinciales como en la Unidad de Contención de Aprehendidos (UCA) o Establecimiento Penitenciario Número 9 (EP 9), geográficamente ubicada cerca del Hospital Misericordia, en barrio Cáceres. Al no poder descansar por las altísimas temperaturas, un grupo de presos que pedían que al menos los refrescaran tirándoles agua, generaron una revuelta quemando pedazos de colchonetas, la que afortunadamente fue controlada y que derivó en el inmediato traslado de los enojados a la Cárcel de Bouwer.
Sin embargo, hasta las autoridades del Servicio Penitenciario reconocieron la justicia del reclamo y colocaron trece ventiladores industriales en los distintos pabellones. Ocurre que la UCA es un lugar de «tránsito» en el que se juntan detenidos por diferentes delitos incluso en grado de presunción. De hecho, muchos abogados defensores se quejan por las deficientes condiciones de alojamiento y de las demoras en las resoluciones de los diferentes casos. Cuestiones burocráticas como tardanzas incomprensibles para verificar certificados de antecedentes y con registros no digitalizados aún; lo que se podría hacerse en horas, demora días. Si sobre el imputado pesa el reproche de un delito importante, entonces es llevado a Bouwer, de lo contrario, es dejado en libertad. Y así, se evitaría el desborde de aprehendidos.
Más allá de estas cuestiones organizativas, algo muy importante será la inauguración en las próximas semanas de un nuevo módulo en Bouwer con capacidad para cerca de 500 internos, y que se utilizará con la misma modalidad de la UCA y como una especie de sucursal de esta. De hecho, fiscales y abogados ya se refieren a la flamante construcción como «La Uquita».