Cuando en la Justicia Federal de Córdoba fue denunciado el ex camarista Ignacio Vélez Funes por presunto acoso laboral y sexual, se supo que aparentemente esas conductas tenían viejísima data, pero que “nadie se metía” posiblemente por miedo o para cuidar el trabajo o por otras razones. Lo cierto, es que quedaba claramente expuesto, que en un Poder Republicano altamente cómplice de la dictadura genocida, conductas reprobables desde todo punto de vista, gozaban de una increíble impunidad que finalmente se rompió por una presentación del Gremio Judicial.
Tengamos en cuenta también, que en los pagos de la Sagrada Familia, y salvo excepciones, varios magistrados han hecho, y siguen haciendo posible, el ingreso de familiares a distintos cargos y en diferentes áreas, en una vieja práctica en la que “la sangre tira”, y con otros aspirantes preparados y capacitados pero que no pueden ingresar simplemente porque no pertenecen al linaje. De última, son “pequeños detalles” que generalmente se esconden debajo de la alfombra. ¿Por qué será entonces que la Corte Suprema no reglamenta de una buena vez el ingreso democrático?
Sin embargo, otra cuestión muy delicada y que es “vox populi” en la Torre del Parque Sarmiento, sería una relación de pareja que mantendrían desde hace tiempo Abel Sánchez Torres y Graciela Montesi. Por supuesto, todos somos libres de elegir nuestros afectos y de hacer con nuestras vidas privadas lo que queramos. El problema en este caso, y de ser así, es que ambos son integrantes de la Cámara Federal, lo cual está prohibido por la Ley Orgánica del Poder Judicial. Se trataría de una grave irregularidad de parte de magistrados que deberían ser intachables y muy respetuosos y obedientes de lo que la Ley manda. De hecho, la Cámara de Casación Penal debe expedirse aún sobre un planteo “de falta de imparcialidad” por la supuesta relación sentimental, hecha por el fiscal Enrique Senestrari en su condición de querellante y con el patrocinio del abogado Claudio Orosz, en la Causa Salvay (ex empleado de la fiscalía acusado de sustraer información y pruebas de lo que era una importante investigación en curso, y que fue publicada en Infobae)
Sería muy saludable entonces, que si existiera alguna ilegalidad, finalmente se resuelva. Vale recordar que en nuestro ingenioso acervo cultural, cuando alguien se hace el tonto y finge con disimulo no ver algo que en realidad si está viendo, jocosamente le decimos: “dejá de hacer la vista gorda”.