La primera estrofa de la canción infantil Luna Lanar escrita por Mariana Baggio dice: «Con la lana tejí la luna, y fue una luna lanar. La lana tenía un nudo, y fue en la luna un lunar». El juego de palabras suele ser divertido y muy útil en la primera etapa de nuestras vidas, cuando el cerebro funciona como una gran aspiradora y empezamos a soltarnos de mamá y papá, y nos movemos con mayor seguridad e incorporamos nuevas palabras y significados que nos ayudan a entender mejor lo que pasa y lo que nos pasa. Por eso, tantos cuentos y canciones infantiles se vuelven inolvidables y entrañables, en una dulce mezcla entre fantasías y vivencias reales, que habitan en una zona intermedia en la que a veces no queda claro si es un hecho soñado, imaginado o verdadero.
Por estos días, en la Cámara Octava del Crimen están juzgando a un profesor de música acusado de exhibiciones obscenas agravadas a niños de 3 y 4 añitos, entre mayo y agosto del año 2017, en el Colegio Alemán de nuestra ciudad. El juicio ya transita por la etapa final y habrá que ver si el fiscal Hugo Almirón, quien lleva adelante la acusación, pedirá o no un agravamiento de la misma o en todo caso una condena importante para el docente.
La prueba pericial es significativa y se intenta establecer si además de las exhibiciones hubo o no tocamientos. Según los querellantes el modo de concretarlas era hacerles escuchar a los niños la canción Lula Lanar, despertarles la curiosidad a las presuntas víctimas sobre los lunares para finalmente bajarse los pantalones y mostrarles lunares que están en las partes íntimas de su cuerpo. Aparentemente, las pericias médicas y las pruebas recogidas por la fiscal Ingrid Vago durante la investigación, confirmarían estas maniobras aberrantes y la irrefutable existencia de estos lunares que se convirtieron en una prueba consistente y respaldatoria sobre los dichos de los niños. De todos modos, el desenlace de esta historia impactante aún se tiene que completar y, en todo caso, se habrá llegado a la verdad gracias a la canción Luna Lanar.