Samir Andrés Velásquez tenía sólo 20 años y murió el 6 de octubre del año 2019 en una fiesta electrónica clandestina en una casa quinta ubicada en el sur de la ciudad, en la zona de Camino a 60 Cuadras. El encuentro no tenía habilitación y el servicio médico era trucho. Samir se desvaneció mientras bailaba y cuando lo llevaron al Hospital Florencio Díaz ya había fallecido. La autopsia posterior confirmó que había consumido etanol y éxtasis, que fue lo que le provocó una insuficiencia cardiorespiratoria fatal.
Por estas horas está comenzando en la Cámara Octava del Crimen, el juicio a los cuatro acusados por este hecho: Alejandro Aguirre, Ricardo Marconi y Gonzalo Ortiz imputados como coautores de Homicidio Culposo, y Ariel Carlettini como partícipe necesario del mismo presunto delito pero además por Usurpación de Títulos. Según la investigación, la fiesta llamada “Peca2” había sido promocionada por Whatsapp y otras redes sociales y logró reunir a entre 200 y 300 personas. Los organizadores no sólo no habían gestionado ninguna autorización de la Municipalidad sino que también, a fin de abaratar costos, contrataron al auxiliar en enfermería Carlettini para que concurra con un utilitario ploteado como si fuera una ambulancia y que se hiciera pasar por médico.
Por supuesto, el vehículo no contaba con ningún instrumental para la atención en la emergencia, pero además ni siquiera tenía una camilla. Cuando Samir comenzó a convulsionar, Carlettini asumió el rol de médico e intentó tomarle los signos vitales. Luego le acercó una botella negra con un contenido no determinado para que Samir oliera, algo imposible por el estado de la víctima. Finalmente, y con la ayuda de otras personas, fundamentalmente de una joven, lo puso en el piso de la ambulancia trucha, lo llevó a la guardia del hospital donde alrededor de las cuatro horas lo dejó muerto, para luego irse inmediatamente del lugar.
La muerte de Samir fue una más de las ocurridas durante fiestas electrónicas (legales e ilegales), y posterior a la de casos resonantes como los de Francisco Mignola en 2014 (ya se juzgó en la Cámara Séptima), y el de Tania Abrile en 2016 (el juicio comenzará el próximo 1 de noviembre en la Cámara Sexta). En casi todos los casos, las muertes se produjeron por consumo de drogas y por deficiente o nula atención médica adecuada. Como sea, y a pesar de la mejoría en los controles, ya está muy probado que algunas costumbres de estas fiestas, más algunas organizaciones negligentes, pueden terminar convirtiéndose en trampas fatales, en Peca2 mortales.