El fiscal Tomás Casas se apresta a pedir la elevación a juicio de la causa por los bebitos muertos entre los años 2011 y 2013 en la Clínica Sanagec, del gremio de Comercio. Los memoriosos posiblemente recuerden la conmoción que provocó la primera denuncia y la apertura de la investigación por parte del fiscal Rubén Caro allá por el año 2013. En aquellos tiempos, se investigaban 18 fallecimientos de neonatos ante el estupor por una presunta tragedia desconocida para los cordobeses, y posiblemente afectados por virus intrahospitalario u otras causas previsibles. Lo cierto es que, con la prueba corroborada más la pericia médica el fiscal Caro pidió el archivo de la investigación por ausencia de delitos. Los querellantes se opusieron y la jueza de control Anahí Hampartzounian y la Cámara de Acusación le ordenaron a Caro no sólo que no cierre la causa sino además que profundice la investigación.
En 2018 la investigación pasó al fiscal Casas, quien confirmó las imputaciones de tres facultativos: del director médico Ricardo Chércoles, del jefe de Neonatología José Paisani y del jefe de Pediatría Ricardo Manzur, todos por homicidio culposo y lesiones culposas por un total de siete bebitos. Lo increíble de esta larguísima investigación, es que ¡se perdieron todas las historias clínicas! Constituyéndose éstas una prueba fundamental, no se puede creer que hayan desaparecido, como si se las hubiera tragado la tierra. Según el defensor Ernesto Gavier, se trata de un hecho inédito que perjudica a los imputados, ya que con ellas y los estudios complementarios, la inocencia estaría claramente demostrada.
Supuestamente, en algún momento se hará finalmente el juicio con una incertidumbre insoportable para los familiares de los niños fallecidos, y también para los médicos acusados. Ellos y nosotros nos merecemos saber ¿qué pasó con aquellos bebitos?