En la Cámara Quinta del Crimen comenzarán a juzgar a un policía que mató a un presunto ladrón durante un robo domiciliario en barrio Colinas del Cerro, y a otros seis policías por plantar un arma al fallecido para encubrir lo sucedido. El hecho ocurrió el 18 de diciembre de 2020, cuando pasadas las 5 de la madrugada Pedro Arias abrió el portón del garaje para sacar su auto e irse al trabajo. En ese momento, fue sorprendido por tres delincuentes que lo redujeron y metieron adentro de su casa.
Los ruidos del forcejeo fueron escuchados por la mujer y el hijo de la víctima, quienes rápidamente llamaron al 101. A los pocos minutos, llegó el móvil y el sargento Ariel Adavid ingresó al domicilio encontrando a Arias maniatado en el piso. En esa circunstancia, vio a uno de los ladrones en la cocina, le dio la voz de alto y le terminó disparando e impactando en la cabeza, matando así a Isaías Luna de 21 años de edad. Los otros policías que participaron del operativo lograron luego detener a los otros dos ladrones y finalmente -y según lo informado en el parte policial-, lograron el secuestro de un arma de fuego, que posteriormente las pericias demostraron había sido plantada para justificar el hecho.
Así las cosas, Cristian Araya, Martín Muñoz y José Giménez serán condenados por violación de domicilio y tentativa de robo simple. Los policías Jorge Aguirre, Pedro Benka, Daniel Carranza, Sebastián Colella, Fernando Navarro y Jonhatan Tabarez serán juzgados por encubrimiento agravado y falso testimonio. En tanto, se discutirá si la imputación de Homicidio con exceso en el cumplimiento del deber y en legítima defensa, que pesa sobre el sargento Adavid, es la correcta o se puede agravar a homicidio simple -o incluso calificado- como pretende la querella. Un dato se destaca de la prueba y fue revelado por la madre del joven muerto: a Isaías Luna le pusieron un revolver en la mano derecha cuando en realidad él era zurdo. Si esta prueba se confirma y se corresponde con las restantes pericias, podríamos decir que seguramente en el apuro y por desconocimiento, los plantadores se equivocaron de mano.