“Amigos serán amigos, cuando estés harto de la vida, y sin ninguna esperanza, extiende tu mano, porque los amigos serán amigos hasta el final…”, es sólo un párrafo del éxito de Queen “Friends will be Friends”, una canción que desde hace años es usada en las radios, especialmente cada 20 de julio por el Día del Amigo, o para acompañar momentos emotivos y relacionados con la amistad. Muy posiblemente, si en el juicio que se lleva adelante en la Cámara Décima del Crimen al ex intendente de Unquillo Germán Jalil, hubiera habido un DJ, sin lugar a dudas hubiera hecho sonar este tema durante un tramo del alegato del abogado defensor, y actual senador nacional, Luis Juez.
Jalil, y quien era la secretaria de finanzas del municipio, Marisa Dasso, están acusados de presunto abuso de autoridad, por no haber presentado los balances de la organización de los corsos en los años 2013, 2014 y 2015, tal como lo obliga una ordenanza. El juicio terminará mañana con la lectura del veredicto, que en caso de resultar condenatorio no podrá superar el año y dos meses de ejecución condicional, más inhabilitación por el doble de tiempo, tal como lo pidieron el fiscal Gustavo Arocena y el abogado querellante, Benjamín Sonzini Astudillo.
Dicho de otro modo, la imputación no es por ninguna defraudación, que en rigor de verdad nunca se sabrá si existió o no, simplemente porque no hubo ninguna rendición de cuentas. Pero más allá de lo que resuelvan los jueces y los jurados populares, quedará como anécdota la locuaz defensa de Juez, con un alegato de profundo contenido político en el que pidió la absolución, tras asegurar que el ex intendente de Unquillo (2003-2015), era víctima de una persecución.
En el afán de negar cualquier supuesto enriquecimiento de Jalil, el actual senador dijo que “le dio un cargo Categoría 14 como asesor, para que no se quedara sin obra social”. La confesión no pasó desapercibida, considerando el rechazo popular a quienes se aprovechan de la “cosa pública” para repartir cargos políticos a punteros o a familiares y amigos, como una gauchada que como muchos dicen “pagamos con la nuestra”. Justamente, parte del desprestigio que hoy tiene la política se debe a quienes usan al Estado como una bolsa de trabajo, aunque después critican estas conductas desde la moral y la ética. Opiniones al margen, queda claro que con Jalil, el senador Juez se portó como un amigazo.