Un espanto

El ojo de Horus

Un espanto

Frecuentemente nos referimos aquí a los femicidios y víctimas de la violencia de género y del machismo, y cómo a pesar de las campañas de concientización y mejor capacitación de las fuerzas de seguridad y de los funcionarios judiciales que atienden este flagelo, los hechos se multiplican y las estadísticas muestran con claridad que estamos en un pozo del que no podemos salir, ni en Córdoba ni en el resto del país, fundamentalmente los grandes centros urbanos.

Hace algunos días la Corte Suprema dio a conocer los datos del año 2022 de la Oficina de Violencia Doméstica sobre mujeres agredidas por varones. Alcanzan algunos pocos números para comprender la gravedad de la situación actual. Excluyendo los homicidios consumados y la incalculable cifra negra de víctimas que no pueden o no quieren presentar denuncias, durante el año pasado en la ciudad de Buenos Aires, 4.446 mujeres fueron agredidas, en un 97% de los casos por parejas o ex parejas. La franja etaria más afectada va entre los 22 y los 29 años, aunque también hay niñas y adolescentes y adultas mayores. Las lesiones son desde hematomas y escoriaciones, hasta intentos de estrangulamiento, fracturas, quemaduras, heridas cortantes, contusiones, roturas de dientes, arrancamiento de pelos y hasta tres casos de amputaciones.

La lesiones en algunos casos también son sexuales, o consecuencias de hechos reiterados. En la casi totalidad de la mujeres, el sufrimiento de un hostigamiento psicológico insoportable y muy traumático, con secuelas difíciles de superar.

Ojalá que los nuevos Gobiernos que asumirán el 10 de diciembre no sólo no recorten los presupuestos para abordar esta epidemia, sino que los incrementen porque actualmente casi nada alcanza y la lucha es muy desigual. Sin dudas, ha habido importantes progresos en el combate de la violencia de género, pero los números no mienten y son un espanto.

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