Un locurón

El ojo de Horus

Un locurón

¿Recuerdan cómo eran ustedes a los seis y 10 años de edad? Quien escribe esta columna, por ejemplo, a los seis jugaba y jugaba mientras iba a primer grado y trataba de aprender a leer con el libro Mamá. A los 10 seguía divirtiéndome con el fútbol, la bicicleta, las bolitas y figuritas (ya iba a quinto grado). Me acuerdo de aquel momento de mi vi-da con mucho cariño porque además me sentía querido y cui-dado por mi familia. Lamentablemente, por estos días un niñito de seis años fue llevado a Alemania con su padre biológico Sori Hans mientras su madre, Constanza Taricco permanece solitaria en prisión domiciliaria. La hija de 10 años, que no es hija natural de Hans, permanece increíblemente con la custodia del abuelo materno y en un supuesto proceso para revincularla con Hans, a pesar de que no es eso lo que ella quiere.

Taricco y Hans se conocieron en Bolivia en el año 2016 y tras residir en diferentes lugares, entre ellos Alemania, se separaron durante la pandemia del Covid, regresando ella a nuestro país, a Nono, con los niños, y entablando él un planteo judicial por la tenencia de los menores. Lo cierto es que hasta ahora la “Justicia” le ha dado la ra-zón al hombre con la intervención de la jueza Sandra Cúneo de Villa Dolores, el Superior Tribunal de Justicia e incluso la Corte Suprema. En los últimos días, las abogadas de Taricco, Natalia Lescano y Alina Dutto, pidieron la nulidad de la restitución ya que, según argumentan, son vulnerados los derechos de los pequeños. ¿Cómo era eso de “Los niños primero”?.

Esta historia es horrible y hasta el más ignorante de la legislación, pero con un poco de sentido común, posiblemente pudiese buscar y encontrar soluciones “más humanas” para estos niños quienes, como si fuera poco, no hablan alemán ni tienen amiguitos ni vínculos allá. Mientras la letra fría manda y los jueces martillan impiadosos en nombre de La Ley, estos hermanitos están separados y muy posiblemente con una carga de stress poco soportable para ellos. ¿Qué resolverían estos mismos magistrados si los niños fueran de su propia familia o allegados?

Definitivamente algo no cierra en este calvario, y daría la impresión que la prioridades están invertidas; la salud y la integridad de los hermanitos debiera estar por encima de todo y de todos, y no en el vagón de cola como están. Los jueces podrán justificarse como quieran, pero para quienes somos padres y madres lo que están haciendo es un locurón.

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