¿Una señal de la Corte?

El ojo de Horus

¿Una señal de la Corte?

¿Una señal de la Corte?

El Polo Judicial de nuestra ciudad, es una estructura arquitectónica tan imponente que junto a Tribunales Uno, se erigen como edificios únicos, repletos de historia y con cientos de trabajadores que a diario los convierten en mini ciudades con infinidad de historias, casos y veredictos. Pero en los últimos días un nuevo habitante ha llegado a los patios internos, adornados con esbeltas palmeras. Desde allí puede observarse cómo los recovecos de las ventanas son el lugar perfecto para que las palomas torcazas aniden y se multipliquen ilimitadamente.

De hecho, desde los pasillos interiores y a través de los vidrios se ven nidos y nidos con pichones como una gran fábrica protegida de cualquier peligro. Hasta ahora… Según parece, unas expansivas aves rapaces criollas, llamadas jotes, descubrieron este paradisíaco lugar de comida fácil y abundante, y entonces se los puede ver casi a diario, como si la naturaleza los hubiera traído para controlar la población de palomas.

En simultáneo, por estos días maniobras extrañas y lamentables están ocurriendo en el Poder Judicial de la Nación. A casi 40 años de la recuperación democrática, la Corte Suprema debiera ser el mejor ejemplo de una justicia robusta, independiente, imparcial, despolitizada y pareja para todos. Sin embargo, la realidad pareciera mostrar que ocurre todo lo contrario. No creo ser supersticioso, pero los jotes, también llamados buitres negros, justo aparecieron por estos días, en los tribunales cordobeses. Con sarcasmo y sutileza, un veterano penalista se preguntó: “Estos bichos, ¿serán una señal de la Corte?

Lechuga, chorizos y salames

Es muy impactante que un funcionario judicial que hizo una carrera, seguramente con varios juramentos, y con un salario que hoy ronda el 1.000.000 de pesos, esté fuertemente sospechado de haber pedido y cobrado coimas para vender fallos y resoluciones. El lunes pasado, en el Tribunal Federal Dos, comenzaron a juzgar al fiscal federal de San Francisco, Luis María Viaut, quien al ingresar dijo «me siento muy confiado y tranquilo. Hay muchas cosas que no son ciertas». Pero a los pocos minutos, tres de los cinco imputados confesaban ante el tribunal y confirmaban el pago de una coima de 17.100 dólares.

Quienes reconocieron los hechos y pidieron perdón son Gerardo Panero y Walter Fattore, imputados por tráfico de influencias. También el empresario Víctor Brugnoni, acusado de cohecho activo por haber pagado la coima, para que liberen a su hijo detenido por un presunto abuso sexual. Lo pintoresco es que Brugnoni también dijo sentirse estafado. El otro hecho, está referido a un pedido de mucho dinero para cajonear una causa contra un dirigente cooperativo de El Tío, investigado por facturas apócrifas. Claramente, y al cabo de lo escuchado hasta ahora, quienes quedaron cerca del jaque mate serían Viaut y su colaborador Darío Villarreal, un modesto empleado de la fiscalía y supuesto cadete responsable de los mandados.

Por supuesto, las valoraciones de la prueba estarán a cargo del fiscal Carlos Gonella, quien podría pedir incluso condenas de cumplimiento efectivo. Sin embargo, los cruces telefónicos resultan sumamente interesantes por algunas expresiones y palabras claves, al mejor estilo Super Agente 86. A Viaut se lo escucha diciendo: «Estoy acá enloquecido, soy como un león enjaulado. El número es una cosa de locos. ¡Cómo te levanta el ánimo, no!».

También se lo escucha a Rivarola garantizando el servicio: «Vas a quedar limpio, limpio, limpio. Pero después a cuidarse». Las desgrabaciones tienen otras citas desopilantes, pero sobresalen las palabras elegidas para parafrasear los dólares y la cobranzas hechas: Lechuga, chorizos y salames.

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