Una vida por un auto
Hace algunos días y en un juicio abreviado, la Cámara 11 del Crimen condenó a los jóvenes delincuentes que en la mañanita del 23 de octubre de 2023 mataron al albañil Juan Carlos Luna, de 56 años, al resistirse al robo de su camioneta en barrio Comercial. El autor material, Marcelo Guzmán de 38 años, fue condenado a prisión perpetua, más allá del intento de su defensor Enrique Pérez Aragón por morigerar la pena. Los cómplices también fueron condenados: Lucas Tapia a 12 años y 8 meses de cárcel, Cristian Malagueño a 14 años y 4 meses, mientras que Jeremías Abaca fue declarado penalmente responsable, ya que en ese momento era menor de edad.
Según la investigación, aquel día y alrededor de la hora 7, los cuatro acusados se pusieron de acuerdo para robar la camioneta Hilux de Luna, por lo que munidos de armas de fuego concurrieron a la casa de la víctima, sabiendo que a esa hora salía a trabajar. En su camioneta, Luna estaba acompañado por sus hijos Morena, Román y Christian. Fue entonces que Guzmán y en una maniobra sorpresiva, logró ingresar al asiento trasero con una pistola 9mm y le apuntó a Juan Carlos Luna, quien habría intentado una maniobra defensiva. Mientras Guzmán obligaba a los hijos a bajarse del vehículo, le disparó directamente a la nuca, lo cual generó que los cómplices huyeran, mientras los hijos intentaban salvarle la vida al padre. Guzmán entonces empezó a gritarles para que regresen: “¡Vengan, vengan que la camioneta ya está vacía!” Pero no volvieron porque además empezaron a salir los vecinos, estupefactos por semejante asesinato. Por lo tanto, también Guzmán tuvo que huir sin poder consumar finalmente el robo.
La descripción de los hechos lo dice todo. Destruyeron una familia en cuestión de segundos. Así lo mataron al albañil Luna. Sin que les importara nada, fue ¡Una vida por un auto!
Padrazo
Terminó en la Cámara Quinta del Crimen un juicio sobre un caso de violencia familiar desgarrador. Los protagonistas de esta historia fatal fueron un suegro, Alejandro Quinteros de 47 años y un yerno maltratador, Martín Luna de 31. Este drama sucedió en barrio La Polinesia de Villa Allende el 27 de junio del 2024 y fue el desenlace de una sucesión de acontecimientos violentos protagonizados por Luna, quien era un insultador y golpeador consuetudinario. Su habitual víctima era su pareja Brenda Quinteros, hija de Alejandro.
Aquel día, y en plena vía pública, Luna estaba maltratando a Brenda una vez más. Quinteros, al escuchar los gritos desesperados de ella, le pidió a una vecina que llame a la policía, agarró un cuchillo y salió corriendo a defender a su hija de este nuevo ataque. Lejos de frenarse, Luna que era físicamente más corpulento y fuerte que Quinteros, le hizo frente a su suegro, a quien ya había golpeado en situaciones anteriores. Pero esta vez sería diferente, porque en esa gresca dos puñaladas tiradas por Quinteros lo impactaron, y cayó desplomado al piso para morir prácticamente en el acto.
Ya en el juicio, el fiscal Marcelo Fenoll pidió que Quinteros sea condenado a 4 años de cárcel por homicidio con exceso en la legítima defensa. El querellante Franco Herrera solicitó en cambio una condena de 14 años de prisión al entender que Quinteros lo quiso matar a Luna y que por lo tanto había sido un homicidio simple. Por su lado, el defensor José Chumbita dijo que este hombre actuó bajo el estado de emoción violenta y se vio obligado a defender a su hija y con una acción proporcional al ataque de Luna, en un contexto de violencia de género y de maltratos recurrentes. Finalmente la jueza Susana Blanc resolvió aceptar el pedido del fiscal y lo condenó a 3 años y 6 meses.
Por supuesto, quedó la discusión sobre este flagelo de la violencia que sufren un montón de mujeres y de familias. ¿Acaso Quinteros podía hacer algo diferente de lo que hizo? ¿No era Luna un especie de gánster que atemorizaba y dominaba a todos con sus maltratos? Es verdad que Quinteros mató y cometió un delito que deberá pagar en la cárcel. También es verdad que hizo lo que pudo y actuó como un padrazo.