Detrás de los filtros asoma la realidad

Detrás de los filtros asoma la realidad

Recientemente, miles de fotografías de mujeres en blanco y negro llenaron las redes sociales bajo la premisa de mujeres poderosas”. Tanto en Facebook como en Instagram, las mujeres tejieron una red a través de invitaciones o nominaciones a otras tantas para seguir con la tendencia global que en menos de una semana llegó a más de 3.000.000 posteos bajo el hashtag #RetoAceptado, #DesafíoAceptado o #ChallengeAccepted, en inglés.

La consigna es autoconsiderarse o ser considerada como una mujer bella y fuerte”, de ahí las nominaciones o invitaciones. En algunos posteos, la imagen está acompañada por un texto. Todas somos mujeres guerreras, luchadoras, emprendedoras y maravillosas en cada etapa y momento de nuestras vidas”, se puede leer. Mujeres empoderadas, talentosas y bendecidas plenamente por Dios”, dice una foto de una joven religiosa.

Sin saber bien porqué, las mujeres replicaron esta iniciativa hasta que algunas voces curiosas sembraron la duda sobre el origen de la cadena virtual. Solo algunas se animaron a correr el velo en la vorágine comunicacional, desmaquillar la frivolidad que anida en la exhibición de los cuerpos en redes sociales y buscar la causa real de la tendencia femenina.

Las turcas

Este reto” o desafío” surgió en Turquía y su utilización fue una manera que encontraron las turcas para visibilizar que viven. Cada vez que una mujer es asesinada por su mera condición de género, los medios de comunicación difunden su imagen en blanco y negro. Justamente por eso, eligieron aplicar este filtro a sus fotos y difundirlas con un mensaje donde explican su lucha. Sucede que al cruzar fronteras, el mensaje se perdió.

Las turcas se cansaron de abrir sus redes y encontrar una mujer menos entre ellas, un femicidio más. La última fue Pinar Gültekin, de 27 años, quien tras desaparecer por una semana fue encontrada sin vida en un bosque. Su cuerpo estaba dentro de un barril cubierto con hormigón, y según la autopsia antes de ser sumergida en concreto había sido estrangulada. Al momento, su ex pareja Cemal Metin Avci está detenido y acusado de femicidio.

Según un relevamiento realizado por la plataforma «Vamos a detener el feminicidio» (Kadın Cinayetlerini Durduracağız, KCDP), un total de 36 mujeres fueron asesinadas en Turquía durante julio. El 92% de los femicidios fueron cometidos por esposos, amigos, ex parejas o parientes masculinos. Desde el año 2010, más de 3.000 niñas, madres, amigas, colegas, hermanas, hijas y nietas, mujeres de todas las edades fueron asesinadas.

Además de la iniciativa en redes, las turcas pusieron el cuerpo y salieron a las calles donde realizaron multitudinarias manifestaciones por el fin de las violencias. Miles de mujeres desde Ankara hasta Estambul marcharon hartas, con el rostro de la joven Pinar en pancartas y pedidos de justicia por su femicidio.

Desafiar el lugar de la mujer, salir de las casas y manifestar en Turquía no es fácil. Vale recordar la represión ejercida por las fuerzas de seguridad cuando las turcas cantaron a viva voz la emblemática canción Un violador en tu camino”, el himno feminista del grupo de chilenas Las Tesis, el año pasado.

En relación a las protestas de la última semana, representantes de organizaciones civiles y políticas demandaron al gobierno de Recep Tayyip Erdogan que se respete la Convención de Estambul a raíz del trascendido que el país podría abandonar este emblemático tratado, el primero en toda Europa y parte de Asia que se ocupa de la violencia contra las mujeres.

¿De qué se trata?

Su nombre completo es Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica”, pero se lo conoce como Convenio de Estambul ya que Turquía fue el primer país en ratificarlo en el año 2012.

Países como Armenia, Bulgaria, Hungría, Letonia, Liechtenstein, Lituania, República Checa, Moldavia, Ucrania y Reino Unido lo firmaron, pero nunca lo ratificaron. Esto significa que nunca se aplicó. A su vez, otros se negaron como Rusia y Azerbaiyán.

Ahora bien, ¿cuál es la importancia de este instrumento legal? Su valor radica en que es el primer tratado específicamente dirigido a la prevención de la violencia doméstica, la protección de las víctimas y el enjuiciamiento de los agresores acusados. Establece que la violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos y una forma de discriminación.

Además, estipula cuáles son los actos que deben ser penalizados como la violencia psicológica, el acoso, la violencia física, la violencia sexual (incluida la violación), todos los actos no consentidos de naturaleza sexual con una persona, el matrimonio forzado, la mutilación genital femenina, el aborto forzado y la esterilización forzada, los crímenes de honor y el acoso sexual.

Las polacas

No solamente Turquía quiere abandonar el Convenio, también lo afirmó Polonia. Pero, si se trata de un instrumento de vanguardia ¿cuál es su problema? Es un invento, una creación feminista destinada a justificar la ideología gay”, dijo el ministro de Justicia y Fiscal General del Estado polaco, Zbigniew Ziobro, tras las recientes manifestaciones en el país.

Esta última semana y al igual que las turcas, las polacas salieron a protestar. Las turcas con la imagen de Pinar, y el pedido de justicia. Las polacas, vistiendo como en la conocida novela distópica «El cuento de la criada», de Margaret Atwood, una manera de intervenir la realidad y denunciar el retroceso ante los avances políticos y sociales del fundamentalismo.

Si Polonia renuncia al tratado, quedará en evidencia el socavamiento al Estado de derecho por parte del gobierno del conservador Andrzej Duda. Vale destacar el coraje de las polacas quienes acuden en masa y comunión a las calles para luchar por sus derechos, tal como sucedió en 2016 contra la prohibición del aborto en la Huelga de las Mujeres donde hubo represión y agresión tanto por parte de hombres como por parte del estado.

Puntos de unión

Tanto Turquía como Polonia tienen actualmente presidentes que ejercen el poder de manera patriarcal, conservadora y con tintes nacionalistas. En el primer caso, la amenaza es contra el mundo musulmán. En el segundo, contra los valores católicos. Ante estos paradigmas, la autonomía de las mujeres es percibida como una ofensa ante el modelo tradicional de familia, tanto islámico como cristiano, y el rol de las mujeres desde la reproducción.

Se acusa a cualquier persona que defiende los derechos de la mujer de importar modelos e ideas occidentales”, dice la pensadora marroquí Fatima Mernissi para comprender el germen reaccionario en países musulmanes, como lo es Turquía y más de 50 estados en casi todos los continentes.

Sin embargo, las primeras décadas del islam están llenas de mujeres activas cuya colaboración fue decisiva para la historia. En ella abundan modelos femeninos diferentes, como la primera esposa del Profeta (Mahoma) Jadicha o Aicha, su tercera esposa, la primera legisladora de la Sharia (ley islámica)”, agrega.

Para Mernissi los regímenes conservadores y los movimientos fundamentalistas justifican su actitud hacia la mujer con la tradición musulmana”. Lo mismo puede pensarse para la sociedad polaca, en claro retroceso reaccionario a los valores católicos y las familias heteronormadas, con las mujeres dentro de casa.

Ante la frivolidad de una foto en Instagram, se esconde un universo por descubrir y empatizar. Volviendo al origen, en muy pocos casos se vinculó la tendencia en redes con la lucha de las turcas y el sentido político detrás de una imagen. Despojadas de los filtros, detrás de las pantallas, aún espera la realidad.

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