Yo recordaré por ustedes, el legado luminoso de Juan Forn

Un entramado artesanal en el que confluyen la historia, el arte, la política y la literatura y ofrece, desde el orden y el encadenamiento, una propuesta de lectura de unidad en la diversidad

Yo recordaré por ustedes, el legado luminoso de Juan Forn

Por Ana Pérez Cotten

En todos estos años, cada viernes, cada contratapa que mandé al diario, la entendí caminando por la playa, o sentado en el médano mirando el mar: por dónde empezar, adónde llegar, cuál es la verdadera historia que estoy contando, de qué habla en el fondo, qué tengo yo que ver con ella, qué dice de nosotros”, cuenta el escritor y editor Juan Forn sobre aquellas contratapas que se convirtieron en la materia prima de Yo recordaré por ustedes”, el libro que dejó listo antes de morir, el pasado 20 de junio.

Lejos de ser solo una nueva selección de los textos que que, durante años, publicó los viernes en Página/12, el libro articula un entramado artesanal en el que confluyen la historia, el arte, la política y la literatura y ofrece, desde el orden y el encadenamiento, una propuesta de lectura de unidad en la diversidad.

Convencido y casi encaprichado con que tenía que publicarse en agosto, Forn trabajó durante su último año de vida para para evitar una simple adición de textos y que aquel mecanismo funcionara. Consiguió un libro testamento”.

Su editora y amiga Mercedes Güiraldes, la editora chilena Andrea Palet y el director del Grupo Planeta Ignacio Iraola reconstruyen el detrás de escena de ese año dedicado a la edición, cuentan cómo era la rutina de trabajo con el que consideran el gran editor de la Argentina” y reflexionan sobre cómo convirtió al género contratapa” en su marca personal.

Lo conocí a principios de los 90 y fuimos amigos durante 30 años. Fui la editora de María Domecq en 2006 y después de la reedición de `Corazones´, `Nadar de noche´, `Frivolidad´, `Puras mentiras´ y de los cuatro tomos de ´Los viernes´. Y en 2011, cuando escribí una crónica de mi experiencia con el cáncer, él se convirtió en mi editor”, repasa Mercedes Güiraldes sobre el vínculo que tenían. Define a Forn como un tipo de diálogo pleno”: Pedía, y casi que exigía, opiniones porque consideraba que eso hacía crecer a un libro. Más allá de mi rol de editora, sé que su ronda de consulta habitual también incluía a otros editores, a amigos, a su hija y a su pareja”.

Güiraldes y Forn se reencontraron en la edición de Yo recordaré por ustedes”. Con una correspondencia nutrida acortaban la distancia entre Buenos Aires y Villa Gessell, donde vivía el autor. Él trabajaba desde el año pasado en los textos y en el ordenamiento. Nos hacíamos chistes e intercambiábamos mails con las distintas versiones. Juan les ponía unos títulos muy graciosos, como si fueran mis pensamientos: `Otra vez este loco´ o `Este chabón es un pesado´. Juan era ansioso y obsesivo -lo define-. Me escribía mails a la noche que yo leía a la mañana siguiente. A veces, me mandaba un segundo mail en el que me explicaba que haberme escrito le había clarificado la situación y que ya estaba resuelto”.

Yo recordaré por ustedes” -que debe su título al texto en el que reconstruye la vida del cineasta Jonas Mekas- está dedicado a su hija Matilda y a María Luisa, su mamá. Pero, en página impar, suma un agradecimiento a la editora chilena Andrea Palet, donde se transparenta cierto reconocimiento específico del editor: Le debo la forma de ordenar los textos de este libro, es decir, su mecanismo interno de funcionamiento”.

¿De qué se trata, en concreto, el viaje que propone Forn? Conviven, dialogan y juegan el relato del diario que escribió Vaslav Nijinsky para demostrar cordura durante una internación psiquiátrica, un recorrido por la vida de Idea Vilariño en la que la considera una mujer completa muy a pesar de su relación con Juan Carlos Onetti y un relato de viaje de aquel día que, como cadete de Emecé, le tocó acompañar a Adolfo Bioy Casares a dar una charla en La Plata. Sobre el final, los textos se acercan en el tiempo y la voz del narrador, más presente. Leer, caminar, escribir, en una misma frecuencia, semana tras semana. Pensar en formato viernes, en lugar de pensar en formato libro: salirme de esa lógica que se había convertido en un karma (¿Estás escribiendo?”, ¿Para cuándo el nuevo libro?”)”, escribe Forn sobre cómo alimentó el género con el que fue conquistando lectores y sobre cómo de alguna manera había aprendido a frenar esos pedidos que surgían, más bien, del deseo del otro”.

En la segunda parte del proceso de edición, que involucraba los pasos necesarios para volverlo objeto libro, Güiraldes trabajó con el Juan todoterreno”. Se ocupaba y elegía al detalle: desde los cabezales hasta en la imagen de tapa. En enero, me dijo que se había topado con la imagen que quería para la tapa en una revista científica pero que no le encontraba copyright. Y no paró hasta que lo resolvimos”, cuenta sobre la elección de la portada, en la que se ve una silla volando, como si hubiera sido revoleada en medio de un paisaje solitario de lago y pinos.

Puso de moda los libros a finales de los 80 y era el tipo que mejor los hacía; el mejor editor en este país. Pero eso hizo que muchos se olvidaran del Juan escritor. Y sí, es un libro testamento que le hace justicia y que deja en claro cómo brillaba”, asegura Ignacio Iraola.

Más allá de que fue el tipo que inventó Planeta tal como la conocemos hoy, me unía a él una amistad de 30 años. Juan me sacó de cadete, pero esto va más allá de la anécdota personal, advierte. Su don o su gran capacidad -asegura-, era ver algo en alguien y hacer algo con eso, hacerlo brillar».

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