Este 7 de noviembre se llevará adelante otra Noche de los Museos de Córdoba, un proyecto maravilloso que avanza con las luces altas, impulsado originalmente por la Universidad Nacional de Córdoba y que en la actualidad cuenta con la adhesión de la Municipalidad, el Gobierno provincial y decenas de otras organizaciones. Es imposible encontrar otro proyecto que nuclee tantas expectativas e ilusiones como esta noche que, paradigmáticamente, amanece con las ventanillas bajas en todas las organizaciones que quieren decir presente en la historia y el futuro de nuestra comunidad. Ciertamente, 200 agrupaciones distribuidas entre capital e interior dicen presente con orgullo, pisando el acelerador a fondo en lo que seguramente es una de las grandes fiestas del conocimiento del interior del país.
El museo toca bocina
Sería imposible destacar a cada una de las iniciativas que, con vocación pero fundamentalmente con la voluntad de personas que no necesariamente reciben un salario, conforman esta enorme diversidad de instituciones públicas, privadas y sin fines de lucro, dando lo mejor de sí para la sociedad.
Contrariamente a lo que se supone habitualmente, los museos no son necesariamente edificios, sino que principalmente custodian y activan colecciones que son el resultado de años de custodia, restauración, e investigación para objetos que cuenten algo sobre nosotros mismos.
La Noche de los Museos le pone el freno de mano a ese halo académico y ceremonioso de estos templos del saber para proponer una velada descontracturada y destinada a toda la familia. Una jornada que termina tomando la curva con audacia, con las luces altas y la intención de encandilar a aquellas personas que no son visitantes frecuentes. Nada más claro, como metáfora de la diferencia entre valor y precio, que la maravillosa posibilidad de recorrer nuestro invaluable patrimonio con entrada gratuita.
Poemas de cuatro ruedas
Entre las 200 organizaciones, hay una que merece especial atención por su condición nómade: el Museo Itinerante de la Asociación Cordobesa de Coleccionistas de Autos Antiguos. Este proyecto propone un proyecto desbordante, no sólo por su presencia descentralizada en diversos puntos, sino también por su materia prima.
Pocos inventos son tan atractivos como los autos, y vaya si sabemos de esto en nuestra tierra, fértil en emprendimientos automotrices y con frutos exquisitos como el Rastrojero o el Torino. Esto sin mencionar otras maravillas made in Córdoba como el Renault 12, los Jeeps o los queridos Fiat 600, entre decenas de modelos que integran la fauna autóctona que habitó nuestra selva urbana.
Estos sensuales poemas de cuatro ruedas, lejos de ser un mero sistema de locomoción, son una combinación de fuerza, velocidad y colores. Una tipología de arte que, con su capítulo sonoro incluido, fusiona tecnología y adrenalina por partes iguales.
Tuercas y pasiones
El museo rodante, que dedica los esfuerzos de muchos –y atención al dato: muchas tuercas– a difundir nuestro patrimonio automovilístico, avanza rugiendo raudamente y tiene por objetivo dar a conocer la rica historia del automotor con una gran cantidad de piezas, que en rigor deberíamos denominar.
La Asociación nació en 1976 con una bienvenida a la Primavera y la primera búsqueda del tesoro. Desde entonces, la participación en eventos sociales y culturales ha sido una constante atravesada a velocidad crucero, sin bajar nunca un cambio.
Y ahora, que el lector diga si conoce algo más sensual que el guardabarros de un auto antiguo, o una mirada más tierna que los faros de un coche histórico guiñando los ojos, al ponerse el sol, mientras las calles piden a gritos ser recorridas con los calmos movimientos de un vehículo con mayoría de edad.
Tan vintages como vigentes
Para quienes quieran vivir la atracción de lo vintage, haciendo marcha atrás en la historia, para quienes se dejan llevar por el deseo que despiertan los engranajes en funcionamiento, acá van algunos de los sitios donde encontrar el primer amor de sus abuelos, o la admiración de sus hijos:
– En el Museo Tamburini llevarán adelante la obra de teatro «El Gran Gatsby», utilizando autos clásicos como parte de la puesta en escena. La época dorada del jazz estará vehiculizar –literalmente– con estos testimonios rodantes de épocas que parecen extraídas de la ficción pero que respiraron nuestro mismo aire cordobés.
– El Museo Evita Palacio Ferreyra también presentará unos vehículos en diálogo con el Art Nouveau de la arquitectura y la colección de arte provincial, creando una conversación entre épocas, estilos y velocidades.
– Y en la Lotería de Córdoba, si la suerte nos acompaña, estaremos acompañados por otra selección de autos antiguos.
La elegancia del retrovisor
Hay algo profundamente poético que vive en un museo que se niega a quedarse quieto, que arranca con todo y sale a conquistar la ciudad. Mientras otros custodian objetos detrás de vitrinas, este museo busca a su público, recorre las calles, se expone al aire libre, y desafía la lógica inmóvil de la observación.
La Noche de los Museos es una invitación a extraviarse por la ciudad, a descubrir otras formas de patrimonio que no solo habita en edificios solemnes, sino que busca nuevas rutas y, volanteando entre las épocas, se deja conducir con la dulzura de unas manos manchadas de grasa sacada de su corazón.
Para quienes quieran sumergirse en esta celebración del conocimiento accesible, toda la programación está disponible en https://nochedelosmuseos.unc.edu.ar/
