Bien tarde en el día, de Claire Keegan

Por Juan José Burzi

Bien tarde en el día, de Claire Keegan

“Bien tarde en el día” es la última nouvelle de Claire Keegan, autora conocida en argentina gracias a las sucesivas ediciones de su obra por Eterna Cadencia. En este caso, esta narración fue originalmente publicada junto a otras dos, de similar longitud, en un libro llamado “Tarde en el día: Historias de mujeres y hombres”. Las otras dos historias eran parte de los libros de cuentos “Antártida” y “Camina los campos azules”.

En “Bien tarde en el día” la prosa de Claire Keegan es simple, breve y sin florituras, un estilo que resulta un maridaje perfecto para la naturaleza (en apariencia) tranquila de esta historia. Nada parece superfluo: cada palabra tiene el peso y el significado adecuado. A medida que se avanza, se hace necesario saber leer entre líneas para entender la lenta revelación de eso no contado, omitido con cuidadosa maestría. Incluso, al llegar al final, el texto obliga una relectura o al menos un repaso de situaciones y comentarios diseminados por el libro.

La historia empieza en medio de una idílica evocación de tarde de verano en Dublín, una tarde iluminada por la luz del sol, una brisa agradable, el olor a hierba cortada, gente tomando el sol en los jardines cercanos. Pero, en medio de esto, sabemos de antemano que hay algo negativo que no vemos, ya que Keegan proyecta hábilmente una sombra sobre la imagen en la mente del lector.

Cathal, el protagonista de la nouvelle, está esa soleada tarde en la oficina, claramente preocupado por algo, aunque no se sabe de qué. Sin embargo, como ya se expuso anteriormente, todo se revelará con el tiempo, con información proporcionada a un ritmo maravillosamente calibrado.

En la oficina, la gente actúa con cautela a su alrededor, saben algo que nosotros no sabemos. Cynthia, la mujer de contabilidad, entra riéndose con una llamada desde su celular. Al verlo, se detiene y corta pronto. El jefe de Cathal le indica que no tiene por qué quedarse el resto del día y al retirarse cierra la puerta suavemente, como para no alterarlo. El lector se pregunta qué le ha pasado a este joven que la gente parece andar con cuidado a su alrededor. Cuando Cathal sale de la oficina al final del día y espera el ascensor, al oír que alguien se acerca, prácticamente escapa por la puerta de la escalera.

La nouvelle está organizada en cuatro capítulos cortos que alternan entre el pasado y el presente. Cuando la narración retrocede en el tiempo, nos enteramos de su relación con una chica de Normandía, Sabine, que conoció en Toulouse. El diálogo entre ellos revela, desde sus inicios, una desconexión que él no percibe y que ella ignora. Se conocen en una conferencia y a partir de entonces comienzan a salir, a menudo los fines de semana. No se trata de un romance apasionado, de hecho, nunca parece haber pasión en esa pareja. La relación evoluciona gradualmente a un ritmo informal, y Sabine pasa más fines de semana en casa de Cathal a medida que avanza el tiempo.

La relación se afianza, y surgen las tensiones por el dinero: en un principio se insinúan motivo de la compra de algunas cerezas, luego se refuerzan de manera más directa a través de un desacuerdo sobre el anillo cuando la pareja se compromete.

“-¿Crees que el dinero lo encuentro en los árboles?- dijo él, e inmediatamente la larga sombra de las palabras que su padre habría empleado pasó sobre su vida, sobre lo que debería haber sido un buen día, si no uno de los más felices.”

Sabine, por su parte, está más dispuesta a gastar dinero, y compra alimentos de buena calidad en el mercado de agricultores y otros establecimientos cuando puede. En resumen, Sabine es más generosa que Cathal. También pareciera ser más madura, y centrada. En un momento, le comenta una charla que tuvo con Cynthia, una compañera de trabajo de Cathal:

“-Tu compañera también dijo que para algunos de ustedes no somos más que conchudas –prosiguió-, que a menudo oye a los hombres irlandeses referirse a las mujeres de esa manera y llamarnos putas y perras (…)

-Ah, así es como hablamos aquí -dijo Cathal- Es simplemente una cosa irlandesa y la mitad de las veces no significa nada.”

En ese breve intercambio, se aprecia la actitud sorora de Cynthia, advirtiéndole de las características de los hombres irlandeses, y quizá, en particular de Cathal. También destaca la actitud despreocupada de Cathal hacia un machismo brutal y cómo Sabine se halla en una sociedad diferente, y cómo la va descubriendo de a poco.

La historia se desarrolla entre las actitudes y conductas misóginas de Cathal, y también por el descuido hacia la pareja, como, por ejemplo, cuando le plantea matrimonio como salida práctica a una cuestión habitacional, o cuando se siente invadido porque ella, al mudarse a convivir, lleva sus cosas.

El final de la nouvelle, contundente y cerrado como el de un cuento, es algo que dejaré para el lector de “Bien tarde en el día”.

A modo de cierre, una situación más: Cathal recuerda una broma cruel hecha a su madre; al momento de sentarse, luego de servir la mesa, su hermano le retira la silla. La mujer, de unos 60 años, cae al suelo con su propio plato de comida. Cathal, su hermano y su padre estallan en risas. En el presente, luego de recordar esa “humorada”, se pregunta cómo habría resultado su vida si su padre hubiera sido otro tipo de hombre y no se hubiera reído. A pesar de detectar que esa situación estuvo mal, Cathal no deja que su mente se detenga en eso. Se dice a sí mismo que significó poco, que sólo fue una broma de mal gusto…

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