Sobre “¡Hagan lio!”, de Nelson Specchia y Gonzalo Fiore, Editorial UNC, 2021
El libro “¡HAGAN LÍO!” de Nelson Specchia y González Fiore desarrolla una lectura política de un papado incómodo. Resulta una obra de lectura accesible y profunda respecto al accionar del papa Francisco, en perfiles no suficientemente visibilizados por los grandes medios de comunicación.
El papa cumplió 8 años de pontificado el 13 de mayo de 2021. Un hombre sencillo que busca una iglesia sencilla, teniendo en cuenta que la gobernanza del Vaticano representa la última monarquía absolutista de Europa.
Él, haciendo honor a su función de pontífice, dejó en claro que el planeta “está ávido de puentes y no de muros”, por ello se ha dedicado a construir puentes y trabajar para la integración. Así, transitó caminos difíciles, no fue a lugares en los que lo vivaran sólo por su investidura, se arriesgó: viajó en el año 2015 a EEUU, pero antes pasó por Cuba. Todo un testimonio. Dejó en claro que América Latina no es el patio trasero de nadie.
Enarboló la necesidad del cuidado del medio ambiente en “la casa común” y su encíclica “Laudato Si´” es clave, en el análisis de su perspectiva profunda en el tema. Particularmente, en un mundo en el que los que más sufren son los débiles, ha puesto su mirada en la periferias ignoradas y no tenidas en cuenta. Además, demostró la preocupación por los inmigrantes y pidió perdón al pueblo gitano tan ignorado.
En la Carta Encíclica “Fratelli Tutti”, el papa sostuvo que “estamos más solos que nunca en este mundo masificado que hace prevalecer los intereses individuales y debilita la dimensión comunitaria de la existencia”, y bregó para superar una sociedad des-homogeneisada.
Ha trabajado por el encuentro interreligioso; así, en diálogo con el Islam, como en su viaje a Marruecos, en 2019. En ello cabe refrescar y reflexionar sobre la declaración conjunta que hicieran el gran imán Ahmad Al-Tayyeb, sunita, uno de los máximos referentes de la religión musulmana y el papa Francisco de la iglesia católica, el 4 de febrero de 2019, en Abu Dabi, el “Documento sobre la Fraternidad Humana, por la Paz Mundial y la Convivencia Común”. En el documento sostuvieron que lo hacían: “En el nombre de Dios que ha creado todos los seres humanos iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad, y los ha llamado a convivir como hermanos entre ellos, para poblar la tierra y difundir en ella los valores del bien, la caridad y la paz. En el nombre de la inocente alma humana que Dios ha prohibido matar, afirmando que quien mata a una persona es como si hubiese matado a toda la humanidad y quien salva a una es como si hubiese salvado a la humanidad entera.
En el nombre de los pobres, de los desdichados, de los necesitados y de los marginados que Dios ha ordenado socorrer como un deber requerido a todos los hombres y en modo particular a cada hombre acaudalado y acomodado”. Agregaron, que también lo hacían “En el nombre de los pueblos que han perdido la seguridad, la paz y la convivencia común, siendo víctimas de la destrucción, de la ruina y de las guerras. En nombre de la fraternidad humana que abraza a todos los hombres, los une y los hace iguales. En el nombre de esta fraternidad golpeada por las políticas de integrismo y división y por los sistemas de ganancia insaciable y las tendencias ideológicas odiosas, que manipulan las acciones y los destinos de los hombres. En el nombre de la libertad, que Dios ha dado a todos los seres humanos, creándolos libres y distinguiéndolos con ella. En el nombre de la justicia y de la misericordia, fundamentos de la prosperidad y quicios de la fe. En el nombre de todas las personas de buena voluntad, presentes en cada rincón de la tierra”.
También estuvo con el gran ayatollah Ali Sistani, líder de la confesión chiita del islam y descendiente mítico del profeta Mahoma.
Asimismo, desde una actitud ecuménica, acercó también a las otras iglesias cristianas como, por ejemplo, a la Ortodoxa.
Por su parte, se ha preocupado de significar que «la desinformación es probablemente el principal pecado en el que incurre un medio» de comunicación e instó, a que “el periodismo sea más claro, transparente”. Asimismo, señaló, que “la concentración monopólica de los medios de comunicación social, que pretende imponer pautas alienantes de consumo y cierta uniformidad cultural, es otra de las formas que adopta el nuevo colonialismo. Es colonialismo ideológico”.
A su vez, Francisco no desconoce el vínculo existente entre la justicia y los medios y tiene la preocupación por el llamado “lawfare”. La guerra jurídica es también una guerra de tipo mediático, una “batalla asimétrica” en palabras del Papa, donde una de las partes tiene prácticamente la suma del poder real. Ya que, sumados el poder político y económico, también detenta el control sobre un sector importante de la justicia y de los medios de comunicación masivos”.
Con firmeza ha sostenido que no nos pueden robar la fraternidad con las voces que alimentan la división y la fragmentación. Se preocupa por un mundo que no dé cabida a los fabricantes del odio.
El libro permite penetrar a esas preocupaciones del papa, en los diversos perfiles, incluso en la trampa económica en la que está inmerso el mundo en un capitalismo financiero de especulación.
Diversos perfiles valiosos del papa se desarrollan en el libro con gran maestría. Hay que leerlo y tener presente que nos compromete a defender la dignidad de las personas y en ello, si es necesario, invita a hacer lío.