De basura a belleza: dos historias de resiliencia humana atravesadas por el reciclaje de desechos plásticos

“Realidad transformable”, así se titula el documental que refleja cómo el reciclado de desechos plásticos puede llevar a la transformación social. La cinta se estrenará en el Teatro Comedia el 21 de septiembre con entrada libre y gratuita

Por Francesca Bottaro Castilla

 

Necesito saber cuál es tu dolor.

Con ese pedido, Andrés Dunavevich interpeló a Fabián Saieg en algún café de la ciudad de Córdoba allá por el año 2022.

Andrés, periodista y realizador audiovisual especializado en documentales vinculados a la transformación social y director de El Camboyano Producciones, pensó que Fabián, director de la Fundación Ecoinclusión, lo reunía para pedirle que realice una publicidad para su fundación.

Escarbando se dio cuenta de que no.

A Fabián lo movilizaban otras cosas que iban mucho más allá de lo comercial.

A Fabián le dolía el plástico.

Fabiola Soria y Fabián Saieg. Fotograma del documental.

“Lo que moviliza son las personas” (Andrés Dunayevich)

Es así, como de ese encuentro nace una aventura guiada por las ganas de mostrar dos realidades vinculadas al reciclado del plástico. Es así como nace «Realidad transformable», documental dirigido por Andrés Dunayevich y producido por Fabián Saieg, que se estrenará el próximo sábado 21 a las 20 en el Teatro Comedia (Rivadavia 254, Ciudad de Córdoba).

Ante esto Fabián recuerda: “Hace tiempo tenía ganas de contar acerca de las organizaciones que estaban detrás de Ecoinclusión porque yo veía que esas historias, esa gente, esos trabajos que realizaban estaban bastante invisibilizados y siempre tuve esas ganas de mostrar lo que se hace, más allá de acompañar”.

El documental narra dos historias paralelas de transformación social en dos regiones distintas del país pero similares: la ciudad de Córdoba y Tartagal, en Salta.

Afiche oficial del documental.

Fabiola Soria, promotora de boxeo en Tartagal (Salta) de una comunidad Wichi y fundadora de la Escuela de Boxeo Narices chatas y Mariano Oberlin, cura de un barrio urbano marginal tomado por el narcotráfico y fundador de la Planta de madera plástica Mundo Müller, de Córdoba. Cada uno desde su lugar, deciden intervenir en su comunidad, comenzando a reciclar desechos plásticos para generar empleo, cuidar del medioambiente y de esta manera transformar la vida de las personas.

“Fabián Saieg y Andrés Dunayevich emprenden un viaje en búsqueda de historias transformadoras. Durante el recorrido se encuentran con Fabiola Soria, entrenadora de boxeadores de Tartagal, Salta y Mariano Oberlin, un cura Tercermundista de un barrio urbano Marginal de la Ciudad de Córdoba con problemas de Narcotráfico. Los dos líderes sociales que no pueden dejar de ser quienes son, intentan cambiar la realidad que ven a su alrededor todos los días. De este modo logramos conocer dos historias de vida inspiradoras en donde las problemáticas sociales y ambientales son mucho más grandes que la escasez de recursos. Saltando la dicotomía Desarrollo vs Medio Ambiente. Logrando no solo transformar el plástico en nuevos productos, sino que transformar el dolor en belleza”, adelanta la sinopsis del filme.

“La visión del documental parte de un problema pero se enfoca en cómo ese problema se puede solucionar”, cuenta Saieg.

Buscamos mostrar que pequeñas acciones pueden generar transformaciones” (Fabián Saieg)

Luego de esa encuentro, ambos deciden darle una oportunidad a estas historias invisibilizadas y sin saber muy bien con qué se iban a encontrar pero teniendo muy en claro el objetivo de la producción audiovisual, Fabián y Andrés salen en búsqueda de la aventura en un road movie con destino Tartagal para conocer a Fabiola Soria.

“Sabíamos a dónde íbamos y con quién nos íbamos a encontrar pero no tanto lo que iba a pasar. De Fabiola conocíamos su historia con el reciclaje, pero no toda la otra historia que tenía por detrás”, manifiesta el productor.

Fabiola Soria es la representación de fortaleza y resiliencia.

Primera mujer de su comunidad en ponerse al hombro todo un equipo de boxeadores y convertirse en su promotora.

Recuerda que, por su condición de género, le costó mucho ganarse el respeto de sus alumnos.

“Ella misma descubre cómo llegar al ladrillo reciclado por una cuestión de sensibilidad con los pibes que boxean. Ella se pregunta ¿cuántos de estos pibes llegan a ser campeones? La respuesta es un número bajísimo, casi nulo. Entonces ahí es que descubre en el reciclado del plástico una solución a ese problema”, relata Andrés.

Fabiola Soria.

¿Cómo se contiene a un pibe que ama el boxeo pero que jamás va a llegar a ser boxeador profesional por el contexto en el que vive? ¿Qué solución se le brinda?

¿Qué plan B se le ofrece cuando el plan A caduca?

Es así como Fabiola encontró en la creación de ladrillos con plástico reciclado aquel plan B.

Había voluntad y había mucho plástico. La ecuación fue fácil.

El primer momento impactante de aquel viaje sucede cuando Fabiola lleva al equipo al basural donde trabaja. «Quedamos de cara ante la crudeza de la humanidad vista en ese momento», recuerda Andrés.

La gran marea de plástico en Tartagal.

En el documental aquel momento fue capturado por un drone. El aire es denso y traspasa la pantalla, se puede oler el plástico en descomposición. Los desechos vistos desde lo alto hacen las veces de una gran masa de agua, pero sin su fluidez característica. Sin embargo, Fabiola, Fabián y Andrés supieron devolverle la fluidez a ese mar sólido: donde algunos vieron desperdicios, ellos vieron un caudal de posibilidades.

“No nos queríamos enfocar en el problema sino en personas que tomaban ese problema y lo transformaban en algo positivo para su comunidad” (Andrés Dunayevich)

Luego de diez días de viaje en Tartagal el equipo de producción vuelve a Córdoba con intenciones de unir ambas historias: la de Fabiola y la de Mariano.

“Vos decís, ¿qué tiene que ver un cura de un barrio popular de Córdoba con una promotora de boxeo en Tartagal? Sin embargo, es como si fuera un oxímoron, juntás dos cosas que parecen distintas, y tenés mucho más en común de lo que crees”, manifiesta Andrés.

Mariano Oberlin, cura reconocido de la ciudad de Córdoba, brinda claridad y admiración en cada una de sus palabras.

Mariano Oberlin, cura de la ciudad.

“Mariano también, al igual que Fabiola, nos conectó desde su historia de vida, desde lo individual”, recuerda Andrés y agrega: “Él es una persona que transmite mucha verdad cuando habla. Yo quería hablar de algunos temas espirituales y él iba a la realidad, a lo concreto”.

“Con Mariano venimos trabajando con Ecoinclusión en la madera plástica hace tiempo pero no sabíamos si conectaba con el documental, y después nos dimos cuenta que las dos historias tienen mucho en común. Y más allá de que sean dos historias distintas en lugares distintos, la vocación de transformar y generar impacto es la misma. Son dos historias paralelas que buscan el mismo impacto”, expresa Saieg.

Me gustaría pensar el documental como una herramienta de comunicación y transformación (Andrés Dunayevich)

Andrés recuerda que lo que le llamó la atención de Oberlín es que hablaba mucho de la belleza en su discurso.

“Es un concepto muy lindo que está en el documental todo el tiempo, tanto que en un principio pensamos en nombrar al documental ‘Belleza’”, confiesa Dunayevich.

Luego, Andrés y Fabián, coincidieron que “Realidad Transformable” era un nombre “mucho más concreto”.

Ladrillos reciclados en Tartagal.

“La realidad no está dada, no es un bloque. El documental tampoco está dado, hubo que improvisar, hubo que buscarle la belleza”, recuerda el productor.

Mariano y Fabiola son eso: cazadores incansables de belleza en una realidad que todo el tiempo insiste con reflejar la oscuridad, el espanto, lo no posible.

Para encontrar esa belleza, o incluso aún para mantenerla viva día a día, tuvieron que transformar su propio entorno. Para así comprender que la realidad es transformable.

“Tendemos a buscar soluciones grandes a este tipo de problemáticas. Yo aprendí que la transformación también es uno a uno” (Fabián Saieg)

Según Andrés el documental «no va a revolucionar el mundo, pero suma. Es un insumo que puede emocionar y ayudar a visibilizar el trabajo de estas organizaciones».

Fabián concuerda, resaltando la necesidad de que las cooperativas sean más valoradas y apoyadas para crear una economía circular real y agrega: “Ojalá que el documental sirva no solo para conocer la historia de Fabiola y Mariano sino también para entender que cualquiera de nosotros puede empezar a transformar la realidad en la que vivimos”.

Fabiola Soria, Fabián Saieg y Aaron Soria.

“Que una persona cambie algo chiquito, que pueda generar un impacto en quienes están alrededor de cada uno y que eso se contagie, ahí está la verdadera red que genera transformación. El aprendizaje es ese: cómo valorar acciones pequeñas de transformación y que eso contagie”, finaliza Saieg.

La belleza está en un desecho. En la transformación de ese desecho. Y en el producto final en el que se convierte ese desecho.

La belleza también está en animarse a preguntarle a quien tenemos enfrente: Y tu dolor más profundo, ¿cuál es?

Quizás detrás de una pregunta inundada en vulnerabilidad se encuentre la respuesta capaz de transformar todo dolor en fortaleza, todo desecho en belleza.

En la proyección del documental se contará con la presencia de Fabiola Soria, Mariano Oberlin, Fabián Saieg y Andrés Dunayevich, quienes brindarán unas palabras.

La entrada es libre y gratuita, por orden de llegada y con previa inscripción acá.

Formaron parte de la realización audiovisual:

EL CAMBOYANO PRODUCCIONES / FUNDACIÓN ECOINCLUSIÓN

Dirección: Andrés Dunayevich.

Producción general: Fabian Saieg Dirección de Fotografía: Diego Pucheta Camarógrafo: Juan Carlos Herrera Edición y Postproducción: Franco Olivetta.

Musicalización y post producción sonido: Jerónimo Piazza.

Protagonistas:

Mariano Oberlin, Fundación Moviendo Montañas Fabiola Soria, Fundación Narices Chatas.

Fabián Saieg, Fundación ECOINCLUSIÓN Aaron Soria, Fundación Narices Chatas.

Maximiliano “Vincha” Ortega, Fundación Moviendo Montañas Oreste Nieva, Fundación Narices Chatas.

Martin Lauchon Salazar, Fundación Narices Chatas.

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