Una lectura de Tobogán (Babel, 2023), de Roberto Videla
“La calle no para de moverse, y es imposible que no te guste el movimiento. Tienes que encontrar la composición del ritmo, escribir la historia a partir del movimiento, comprender y no lamentar que el poder del impulso narrativo sea frágil, aunque infinito”, dice Vivian Gornick en “La mujer singular y la ciudad”.
Lo que en apariencia podría ser un diario íntimo en el que se entremezclan recuerdos, amores y referencias a la vida del autor con observaciones sobre instantes fugaces de la cotidianeidad, en realidad trata sobre un tema más profundo: la fugacidad del presente.
En la amable prosa de Roberto Videla se puede translucir una tenue melancolía sobre los momentos que se escurren minuto a minuto, el testimonio de un hombre de muchas vidas que observa el crepúsculo de su existencia. Sin embargo, “Tobogán” –a pesar del descenso frenético que sugiere el título– no es un libro triste. Son los apuntes de una persona que es feliz observando la realidad con tranquilidad y un aire ligeramente distante, rescatando con minuciosidad expresiones pasajeras en rostros que nunca volverá a cruzarse, animales callejeros, flores que descubren sus pétalos bañados en el rocío de la mañana, la juventud que sucede a otras juventudes, la nostalgia por la propia edad temprana, los recuerdos familiares y los cambios imperceptibles de un mundo en constante movimiento.
Es esta idea de movimiento lo que insufla vitalidad a un libro que parece melancólico pero que, en realidad, expresa su amor a la existencia terrena en cada párrafo, casi de manera sibarita.
Las observaciones del autor nos presentan al mundo como una infinita mesa de experiencias tangibles que no debemos olvidar de disfrutar. De alguna manera, nos enseña un punto de vista placentero mientras escribe sobre un tema que atraviesa la literatura universal en su totalidad, el paso del tiempo.
Como un haiku convertido en novela fragmentaria, en sus páginas hay ecos de Perec, pero también influencias de Proust. Sin dejar de dialogar con los casi 20 libros anteriores del autor, en “Tobogán” hay más presente que pasado. Como si “Rúbrica” -el libro anterior– hubiera sellado una larga etapa retrospectiva, “Tobogán” da paso al aquí y ahora, sin dejar de completar la saga autobiográfica iniciada en 2008 con “Animales”. Porque los libros de Roberto Videla se pueden leer como una inmensa novela por entregas, que sólo puede concluir junto con el autor. Cada obra le añade un ladrillo más a la muralla que el escritor mendocino afincado en Córdoba deja como mojón de una vida aventurera e intensa, que no deja de disfrutar.
Las meditaciones personales y la sensorialidad desbordante se cruzan permanentemente con disgresiones sobre música y cine, viajes, anécdotas de la reciente pandemia y pequeñas crónicas de flâneur contemporáneo que se resiste a creer que ya está todo dicho o visto. Siempre hay algo nuevo bajo el sol de cada mañana, parece decirnos con insistencia, pero entre líneas, como restando dramatismo.
Como dice Viviana Roveda en la contratapa del libro “Tobogán está hecho de una materia incandescente en la que también se advierte un aliento, un respiro que fluye en la vida que encierra en sus palabras. Es una brisa que, como en su imagen final, podría llamarse, tal vez, esperanza”
Roberto Videla
(General Alvear, Mendoza, 1948) Licenciado en Cine, actor, director, dramaturgo, escritor. Fue docente en la Facultad de Artes de la UNC. Integró el Libre Teatro Libre –LTL–, de Psico/Cine, del grupo La Ciotola de Verona, del Proyecto Stanislavski en Pontedera, Italia. Fue director en Córdoba del Taller Teatral del IEC, de Bajamar, del grupo Fra Noi de Colonia Caroya, del Taller del Hospital Neuropsiquiátrico, de El Cuenco Teatro. Premio Universitario de Cultura, UNC “Centenario de la Reforma”, Grupo LTL 2022. Publicó Animales (2008), Todos los caminos (2009), Chispas (2010), Copacabana (2011), Toro Muerto (2012), La piedra (2013), Perla (2014), La intimidad (2015), Dichas y quebrantos (2015), Maestros. Traiciones (2016), El chico (2017), Tren (2018), Tambor (2019), Cachetazos (2019), Trilogía (2021), y Rúbrica (2022).