Guía de pronombres

Por Mariano González King

Guía de pronombres

Nuestra sociedad y nuestra cultura se encuentran siempre en mutación y cambio. Una forma en la que esto se expresa es a través de transformaciones en el lenguaje y la manera en la que utilizamos las palabras para reconocernos entre las personas. En este sentido, los pronombres son una de las maneras de identificar el género de las personas, para sí mismas y entre sí. Desde Grow – género y trabajo, elaboramos una Guía sobre el uso de pronombres, para acortar los saltos que pueden implicar estas medidas al interior de los espacios laborales.

Nuestro marco normativo

La identidad de género es, según la Ley 26.743 sancionada en 2012, “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente”. En este sentido, la ley garantiza el derecho a reconocerse como sujeto femenino, masculino o no binario, a partir de la autopercepción, cualquiera fuera el sexo que nos hayan asignado al nacer. Esta normativa dialoga con el reconocimiento registral de las personas no binarias, en el año 2021, consolidando no solo la posibilidad de modificar el género que registra el estado, sino también hacerlo en una opción fuera del binomio masculino o femenino.  Estas nociones no surgen a partir de la consolidación de esta pieza legal, sino que es fruto de un reclamo histórico sostenido por colectivos de personas travestis trans y no binarias, que puja por el respeto del derecho humano a la identidad.

Mientras las instituciones están obligadas a respetar la identidad de género a través de sus registros, contemplando los nombres y pronombres elegidos en los mismos, las personas y colectivos en nuestros vínculos tenemos la responsabilidad de reflejar esto en la manera en la que nos dirigimos entre nosotrxs. Muchas veces los pronombres que utiliza una persona pueden no ser autoevidentes, y es por esto que es importante preguntar (“Hola, ¿Cómo te llamás? ¿Qué pronombres utilizás?”) como también aclarar qué pronombres utilizamos al momento de presentarnos (“Soy Ulises, utilizo pronombres masculinos o neutros, es decir, él o elle”).

En este sentido, es importante reconocer algunos efectos clave de Ley de Identidad de Género para colaborar en la construcción de convivencias respetuosas e inclusivas. Además de la noción de género en sí, en Argentina la solo autopercepción alcanza para que el estado y la sociedad deban acompañar toda transición de género. Esto quiere decir, en lo específico, no se requiere ninguna intervención judicial ni tampoco la prescripción de algún agente médico. En este marco, aún más importante resulta que la ley en su artículo 12 demanda el “trato digno”, es decir que, se haya hecho o no un cambio registral, personas e instituciones deben respetar la identidad de género de las personas.

La importancia de los pronombres

El uso respetuoso de pronombres desafía buena parte del sistema en el cual nos movemos. Por un lado, es un desafío a la presunción de que la identidad de género de una persona está determinada por sus genitales y aquello que impone el sistema médico cuando nacemos. Una persona puede nacer con vulva y utilizar pronombres masculinos, o bien femeninos, o neutros, y en todos los casos, se remite a una determinación personal por su propia vivencia. Visibilizar estas existencias implica dejar de asumir que todas las personas son cis (que se corresponde su identidad con el género asignado), y dar siempre lugar a la posibilidad de ser trans (no asumir como propia la identidad que le ha sido asignada).

Por el otro lado, el uso de pronombres neutros (elle/le) en particular busca visibilizar, poner palabra y acto, habilitar la existencia de personas no binarias. Esto quiere decir que no se puede encasillar a toda la humanidad en dos categorías: varón o mujer.  Durante siglos han existido otras vivencias que no encajan en ese binarismo de género, que se corresponde con una forma binaria también de concebir los cuerpos. Los pronombres neutros, utilizarlos y reconocerlos, son una forma de trato digno, al reconocer los sujetos no binarios.

El uso de pronombres a partir de la autopercepción, entonces, no es una provocación de lenguaje, sino que es una forma de reconocimiento material y cultural. Este es uno de los aspectos que hace a la inclusión o exclusión de las personas en distintos ámbitos. No es posible estar cómodo, cómoda o cómode en un espacio, institución o grupalidad que no te reconoce como vos lo hacés. Esto monta enormes barreras en el acceso al empleo o a la educación para las personas travestis trans y no binarias.

Reconocer que el uso del lenguaje es parte de una cultura, que durante siglos ha sido excluyente para las personas trans e invisibilizante de las existencias no binarias, implica también reconocer que puede haber muchas dificultades por omisión en el tránsito de estos cambios. En este camino, la guía elaborada por Grow-género y trabajo, facilita la implementación de acciones referidas a este aspecto. Y se complementa con diversas propuestas que ofrecemos desde nuestra organización (talleres de formación, diagnósticos, acompañamiento en el diseño de políticas, entre otras) para acompañar a las organizaciones que definen avanzar en este sentido. El horizonte de la inclusión y el respeto a la diversidad nos fuerza a ser parte activa del reconocimiento identitario, mediante actos tan sencillos como enunciar: “Elle es mi compañere de trabajo”.

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