Pero en el amor… el caso de José María Paz

El General fue el estratega militar más lúcido que tuvieron en toda su historia los campos de batalla de la Nación. Estudiado hasta hoy en distintas universidades del mundo, ‘El Manco’ fue el uniformado más sagaz, brillante y calculador a la hora de la guerra. Pero a la hora del amor era todo lo contrario.

José María Paz

José María Paz y Margarita Weild.

Un pichón desplumado, un niño desprotegido, la fragilidad de una nube. Tímido y silencioso. A la hora del amor, el general José María Paz no decidía si no por imposición de Tiburcia Haedo, que no era otra que su propia madre.

_José María -imaginemos que le dijo Tiburcia-, yo te voy a decir de quién te enamoras.

Y José María, que en el barro le había ganado a todos, ante Tiburcia, su madre, el verdadero poder, bajaba la cabeza y decía:

_Sí, madre mía.

Y “sí, madre mía” dijo cuando Tiburcia sugirió a Margarita Weild. Margarita no solo era 23 años menor que el gran general, sino que, además era su propia sobrina. Margarita era hija de un inglés de apellido Weild y de la hermana menor de José María. Ergo, Tiburcia le sugirió su nieta a su propio hijo. El producto de la pareja, múltiples, serían bisnietos y, a la vez, nietos de Tiburcia.

Ante Margarita y Tiburcia, Paz, el enorme general y gran escritor, también dijo ‘sí madre mía’ y así se conformó la pareja del tío y la sobrina por imposición de la madre Tiburcia (para ella, Margarita, habría que decir ‘de la abuela Tiburcia’). También es cierto que la relación del tío y la sobrina siempre había sido muy cálida y cercana y que, en los 10 años del presidio de Paz, la sobrina fue su compañía mayor: lo acicalaba y acompañaba cada vez que las autoridades lo permitían. Y que las cartas enviadas entre uno y otra y el calvario que soportaron a la par permite entrever la presencia inmaterial de un amor correspondido. Más allá de Tiburcia, que mucho antes de digitar matrimonios endogámicos había sido aportante de su oro a la causa de la Revolución de Mayo.

Para el casamiento hubo que pedir autorización a la Iglesia. José María, a su vez, le mandó carta a su hermana menor Rosario, la mamá de Margarita, para pedirle la mano de su amada. Una vez que dijo que sí, la hermana menor de José María se convirtió, también, en su suegra. Una suegra más joven que el propio yerno.

La leyenda posterior da cuenta que José María y Margarita fueron felices para siempre. Exiliados ambos en Río de Janeiro, en la ciudad carioca la mujer, que había parido ocho veces, intentó una novena vez y murió en el intento. De los 9 hijos, sólo sobrevivieron tres. La abuela Rosario Paz -que a la vez era tía de las criaturas- se encargó de la crianza tras la muerte de la joven madre, de apenas 33.

Muchos años después se haría la repatriación de los restos de la pareja para que pudieran volver a Córdoba. Hoy duermen, juntos, el sueño de los justos en la Catedral de Córdoba -¿cómo procesarán en su interior los célibes religiosos que allí, en la casa mayor del catolicismo argentino, están sepultados, juntos y amantes, un tío y su sobrina notablemente menor?

Pero volvamos el tiempo atrás. Un día, Paz, sin que madre Tiburcia, la brava Tiburcia, supiera, se enamoró de otra mujer también cordobesa. Dolores Juárez era su nombre y el amor los embargó, mas nunca pudieron casarse. Igual, juntos parieron, en 1830, un año antes de que Paz cayera prisionero e iniciara el amor con su sobrina, a Rudecindo, hijo natural de Paz. A quién, con el tiempo, el general le dio su apellido.

Rudecindo Paz hizo su vida lejos de los campos de batalla, pero siempre en Córdoba. En 1866, junto a Clementina Pruneda, tendría a su primogénito llamado Carlos Nicandro. Carlos Nicandro heredó tierras al por mayor allí en donde su abuelo héroe, años anteriores, había hecho la guerra (por la causa nacional primero, por la causa unitaria después). El nieto Carlos Nicandro no hizo la guerra, pero fundó la ciudad que sería top cada verano.

En Villa Carlos (Nicandro) Paz muchos esperamos que, algún verano en sus teatros, se recree la historia de amor del tío y la sobrina. Y de Tiburcia. Sobre todo de Tiburcia.

 

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