La historia de superación de Ángel Carabajal: de Oncativo a producir la “apuesta teatral más grande de la Argentina”

El bailarín y productor habla de sus duros comienzos plasmados en una biografía y de la presentación del espectáculo que celebra su compromiso artístico

Por Juan Ignacio de Rezendes

 

Ángel Carabajal es una de las caras más conocidas de las temporadas de verano en Villa Carlos Paz. El artífice del multipremiado show “Bien Argentino” se encuentra en la celebración de “20 años con el arte”, un espectáculo que combina lo mejor de sus producciones anteriores. La puesta reúne fragmentos de “Bien Argentino”, “Haydée, voces de la tierra”, “América show” y “Marcelo Iripino: Un cacho de mi vida”. Al tomar las diferentes propuestas hace que se genere una “temática bastante variada y entretenida para el público”.

El artista nacido en Córdoba narra emocionado, a través de su teléfono, los detalles de este fastuoso espectáculo: “Generamos una apuesta de las más grandes que pudimos armar en estos 20 años. Eso nos convierte hoy en la obra teatral más importante y más grande de la Argentina”. Las declaraciones de Ángel se explican en especificaciones técnicas. “Actualmente contamos con más de 180 metros de pantallas Led, más de 150 focos en luces, un sonido que está en un teatro pensado para 5.000 personas y nosotros lo tenemos distribuido para 500 personas. La calidad del sonido es de primera. Todo esto ayuda para que la presentación  del show sea de nivel internacional”. También la obra “Ángel Carabajal: 20 años con el arte” cuenta con el elenco más grande de la temporada. Son casi 50 personas en escena quienes lo hacen posible y un grupo de 20 personas entre técnicos, acomodadores, vestuaristas, peinadores, maquilladores y asistentes.

La experiencia se desarrolla en formato cena show, otra de las particularidades del evento. “Quisimos solucionar todas las cosas, así como lo hacen los espectáculos internacionales”, detalla Carabajal. El recorrido dura una hora y media. El guion repasa la historia de los 20 años de trayectoria, a través de apariciones teatrales, con un relato que explica el armado de los diferentes shows y el trasfondo de la elección de los diferentes cuadros artísticos.

Lejos de las luces, los premios y los tickets vendidos, los inicios de Carabajal no fueron tan auspiciosos. En ese fenómeno del azar, el seudónimo que utiliza Dios cuando no quiere firmar, nació Ángel, un 19 de noviembre de 1982 en la ciudad de Córdoba. Sus primeros momentos fueron escabrosos. Sus padres, al no poder criarlo en buenas condiciones, lo abandonaron. Creció en un orfanato hasta que su abuela lo  sacó de ahí, antes de que lo adoptara otra familia. La sucesión de hechos lo llevó a Oncativo, donde hasta el día de hoy elige pasar los días junto a su esposa y sus hijos.

Ángel Carabajal vivió con su abuela materna, María Antonia Palacios, en Oncativo. De familia numerosa, junto a su primo Diego, Ángel tuvo que salir a la calle a temprana edad para ganarse el pan.

HDC: ¿Qué aprendiste de tu abuela y de la calle?

AC: Las abuelas ocupan siempre un lugar importante. Mucho más cuando hacen de madre. Para mí, mi abuela fue mi madre. Ella fue quien me rescató de la calle para poder orientarme la vida misma, en la sociedad. Nos tocó salir a la calle y pedir para ganarnos el pan, como una historia más de tantas. A mí me marcó. Hoy aprovecho el impulso que tenemos a través de lo mediático para hacer hincapié en eso. No como una historia para victimizarme, sino de superación.

A través del espectáculo, Ángel busca perpetuar ese mensaje cada vez que sube arriba del escenario. “Si yo, que no tuve ninguna posibilidad ni social, familiar ni económica y estoy cumpliendo mi sueño, creo que cualquiera está en posición de hacerlo. No importa la edad, ni el lugar de dónde vengas. Primero hay que ser feliz que el resto viene solo. Ese es mi lema. Es lo que predico. Para que mucha gente lo pueda usar y lo pueda realizar en su vida. A mí me funcionó. Yo vivo una vida intensamente apasionada y feliz”.

HDC: Esa historia está en el libro “Ángelo, Seamos felices. El resto viene solo.” ¿Por qué ese título?

AC: Me animé a poder contar cosas. Las que no me animaba, las cuenta Ángelo. Ángelo es un personaje ficticio que creé para que pueda decir todo lo que Ángel Carabajal no podía decir. La gente que tiene la posibilidad de ir a verme a los shows tiene la posibilidad de encontrarse con el libro ahí como merchandising. Este libro es la historia de mi vida, contada a través de un personaje. En base a eso se está desprendiendo un guion que futuramente será una obra de teatro musical.

La ficción artística está escrita por el periodista Sergio Oviedo y editada por el sello Planeta.

HDC: ¿Cuándo fue tu primer acercamiento al mundo del espectáculo?

AC: Fue de chico. El hecho de haber estado en la calle te genera un rótulo dentro de la sociedad que lo terminás sufriendo. A mí me decían el “pedigüeño” del pueblo. Cuando empecé a aprender baile me convertí en el bailarín del pueblo. Fui perdiendo ese rótulo para reemplazarlo por el de artista y no lo quise soltar más. Tenía entre 10 y 12 años. Yo no quería ser más el nene que pide, el ‘negrito’ del pueblo que anda tirado por ahí. Yo quería ser artista. Me subí a ese camión de sueños y no lo solté más.

HDC: Según tu definición hiciste de “Bien Argentino” una experiencia. ¿Cómo fue trasladar esa experiencia naturalmente argentina a otras partes del mundo, sin perder la esencia?

AC: Tiene que ver de dónde vengo. Yo soy más del área folclórica. Podría decirte que uno tiene que tratar de cuidar, o defender los valores que se promulgan. Esa es la escuela que tengo. Muchos productores de diferentes lugares del mundo nos dijeron que querían tener ese espectáculo y una cosa fue llevando a la otra, Hacer algo apasionante hace que tu trabajo se vaya profesionalizando. A medida que esa profesionalización evoluciona te vas instalando en un círculo de trabajos artísticos profesionales que te dan esta posibilidad. Hemos logrado estar en más de 350 festivales en más de 50 países de todo el mundo.

HDC: En esta labor de proteger lo argentino y expandir el folklore, ¿tuviste críticas por lo que hacías?

AC: Si, totalmente. No todo el mundo está de acuerdo con todo el mundo. Es algo normal, más viniendo de un género conservador. Ahí está  poco esa barrera que uno cruza para poder generar esta innovación. Tuvimos muchísimas críticas cuando llegamos a programas televisivos mediáticos como “Showmatch» y tantos otros en los que hemos participado. En principio parecía que lo nuestro no tenía lugar ahí, que no pertenecía y yo usaba esos medios para difundirlos mucho más. Son esas las cuestiones que te hacen crecer y te obligan a preguntarte si con tantas críticas querés salir adelante o si estás seguro del producto que estás creando.

La perseverancia y la persistencia son algunas de las “armas” que Ángel Carabajal usa constantemente. “El hecho de todo el tiempo estar haciendo cosas hace que cada tanto funcione”, remarca el coreógrafo. A su vez agrega que puede sumarse el gusto artístico y la coincidencia con el público para mantener consistencia en su trabajo. Al margen de haber obtenido múltiples premios y cosechar un buen caudal de espectadores, Carabajal expresa que aún le queda mucho por cumplir: “No lo digo de demagogo, sino es una cuestión personal. Yo siento que somos muy nuevos todavía”. Sin embargo agradece al público y reconoce los 20 años de trayectoria. “Nosotros hemos hecho muchísimas cosas lindas, bendecidamente. Soy consciente de dónde vengo y lo que nos ha costado. El mundo es inmenso y las posibilidades son infinitas. Yo soy un soñador. Lo más loco que se me ocurre es hacer un show arriba de una nave espacial (risas). Creo que me voy a morir soñando.

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