La mujer y su lucha en el mundo artístico

Aparece en castellano el libro “Mujeres artistas”, de Linda Nochlin, que incluye el mítico ensayo “¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?” que modificó el mapa y la ubicación de las creadoras

La mujer y su lucha en el mundo artístico

Por Lucas Gatica

En 1971 Linda Nochlin se preguntaba “¿Por qué no ha habido grande mujeres artistas?” Con esa pregunta, la historiadora y crítica del arte sacaba a la luz las trabas sociales e institucionales que marginaron a las mujeres del canon del mundo artístico.

Este ensayo de Nochlin, corto, pero que alcanzó el carácter de manifiesto, esboza los impedimentos de las mujeres para desarrollarse en el arte.

Hasta finales del siglo XIX se consideraba como un paso ineludible en la formación de un artista el pintar modelos del natural. Según la concepción clásica del Renacimiento, los modelos debían ser hombres. A la otra mitad del género humano no se le permitía asistir a las sesiones con hombres desnudos. Así que la educación artística femenina no podía ser reconocida y se las confinaba al amateurismo, o a géneros considerados menores, como el bodegón.

Estas ideas aparecieron en el momento en el que el movimiento feminista empezaba a ganar fuerza. De alguna manera, luego del texto de Nochlin, el mundo del arte cambió. Aparecieron nuevas líneas de investigación sobre mujeres, afloraron exposiciones sobre artistas históricas y contemporáneas, se multiplicaron los cursos sobre mujeres creadoras en universidades y libros de historia que abordaban la cuestión.

El artículo se incluye en el libro “Mujeres artistas. Ensayos de Linda Nochlin”, que acaba de publicar Alianza. El volumen comienza con una entrevista a la autora realizada por la editora del libro, Maura Reilly, en la que conversan y se explica qué motivó la escritura del ensayo que revolucionó el panorama del arte.

El texto nace a partir de un encuentro, en una conferencia de Gloria Steinem en 1970, entre el galerista Richard Feigen y Nochlin, que le dijo: “Linda, me encantaría exponer a mujeres artistas, pero no encuentro a ninguna buena”. Sin embargo, había grandes mujeres que hacía arte en esos años. Lo sugerente para Nochlin era averiguar por qué un galerista planteaba esa pregunta y qué patrones socioculturales podían explicar esa invisibilización de las mujeres en el mundo artístico.

En contrapartida, los hombres artistas se beneficiaban, no sólo de sus contactos sociales y de su participación en círculos intelectuales, sino que tenían en sus hombros la jefatura de sus talleres, lo que les proveía de una seguridad psicológica para sus egos y los dotaba de cierto aura de sabiduría mundana. Entonces, no era el genio lo que explicaba la fama, sino las condiciones y los factores sociales y psicológicos que entraban en juego y parecían estar escondidos.

Más allá de eso, la historiadora neoyorkina reconoce que ha habido mujeres que alcanzaron cierto nivel de notoriedad en el arte. Sin embargo, o bien eran hijas de artistas consagrados o, en los siglos XIX y XX, “tenían una estrecha conexión personal con una personalidad artística masculina más fuerte o dominante”.

En estos tiempos de explosión del arte feminista y su promoción, bien vale reconocer a quienes por primera vez lo defendieron y pusieron en duda cuestiones que parecían estar asentadas por efecto natural.

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