Los «Cuentos selectos» de Stefan Zweig

Por Juan José Burzi

Los "Cuentos selectos" de Stefan Zweig

Estos “Cuentos Selectos” de Stefan Zweig, que acaba de publicar Edhasa, nos brindan una oportunidad de abordar a un autor que fue muy leído y reconocido en su momento, y luego cayó en el olvido. ¿Las causas de esto? Pueden ser las traducciones (que no se actualizaron) de su obra, con un lenguaje vetusto y poco atractivo, o tal vez la producción vasta, pero despareja de biografías, memorias, cuentos y novelas.

A pesar de su gran fama, Zweig debió exiliarse de su país dada su condición de judío y pacifista. Eran tiempos del nazismo. Zweig vivió en Gran Bretaña, en los Estados Unidos y finalmente en Brasil. Lugar donde, en 1942, se quitó la vida junto a su mujer, dado que preveía la destrucción de Europa y un triunfo del nazismo.

“Una novelita de verano”, es la primera pieza de esta selección. En un principio es una narración aparentemente insustancial, repleta de nostalgia sobre el universo de los Habsburgo: baronesas, nobles y excéntricos de nacionalidad indeterminada. Entonces entra en escena el verdadero narrador de la historia, un caballero de origen estonio, de aspecto distinguido y apariencia inglesa. Con cierta vaguedad al principio, cuenta la manipulación de la que hace objeto a una joven adolescente en ese mismo resort a través de algunas cartas anónimas escritas con astucia.

El hombre la convence de que ella es destinataria del amor de un joven barquero italiano en la estación. Demasiado tímida para hablar con el barquero, la niña suspira por su imaginario admirador y queda devastada cuando se ve obligada a irse antes de responder. Así, repentinamente, esta aparentemente frívola “novelita de verano” es, en realidad, terriblemente cruel; siendo la fijación erótica del hombre por esa adolescente el elemento más preocupante de todos.

Luego sigue uno de los clásicos de Zweig, “Mendel el bibliófilo”. Un fanático de los libros, que vive por y para ellos, totalmente abstraído de la realidad. Es por eso que, en medio de la Primera Guerra, es acusado de espía y él no tiene idea de qué le están hablando. Se da una situación que recuerda a la de “El Proceso” de Kafka, sólo que en la ficción de Zweig los lectores entienden perfectamente lo que sucede y solamente el protagonista lo ignora. Mendel termina devastado por su estancia en prisión, y nunca vuelve a ser el mismo. Al terminar de leer “Mendel el bibliófilo” nos queda flotando la idea expresada de que quien escribe libros lo hace con la finalidad de superar a la muerte y de no ser olvidado.

“Un episodio en el lago Leman” relata el rescate, en 1918, de un ruso que flota en el agua, quien resulta ser un desertor a la Gran Guerra. Fue enviado al frente sin entender las verdaderas razones de exponer su vida, y cuando es herido y hospitalizado, aprovecha para escapar. Luego de días de vagar, cruza a nado el lago Leman y sólo puede hacerse entender para expresar su obsesión: regresar a su hogar en Siberia. El cuento se resuelve luego de que las realidades políticas y la burocracia entran en juego, precipitando el desenlace.

“La colección invisible. Un episodio de la inflación alemana” es, tal vez, el relato más destacado del libro. Tal como nos anuncia desde su título, el relato se sitúa en los años 20, finalizada la Gran Guerra y con Alemania sumida en las desastrosas consecuencias del Tratado de Versalles: miseria, fuerte inflación, pocos beneficiados y muchos oprimidos. En este contexto, se cuenta la historia de un coleccionista de arte que perdió la vista y vive con su familia. Él cree poseer aún la colección que en sus años de éxito pudo armar, sin sospechar que, a causa del hambre y la miseria, su familia fue vendiendo de a poco las obras más destacadas.

Vive en la ceguera física y espiritual, engañado por necesidad, y en medio de una ilusión.

El último relato es otro clásico de Stefan Zweig: “Novela de ajedrez”. Esta historia tiene dos particularidades: es lo último que escribió Zweig antes de suicidarse (se suicidó en febrero de 1942, y este cuento se publicó en diciembre del mismo año), y es la única ficción donde hace alusión directa al nazismo, nombrando a Hitler y a la Gestapo.

Durante un largo viaje en barco de Europa a Buenos Aires, donde viaja el campeón mundial de ajedrez, se organizan partidas aficionadas donde se lo desafía. Él gana con facilidad siempre, hasta que el Dr. B., un silencioso pasajero, logra un empate. El campeón, sorprendido y molesto, pide la revancha. En la víspera a esa partida, el Dr. B. cuenta que nunca jugó al ajedrez, pero que sabe partidas de memoria dado que las estudió de un manual durante un prolongado encierro con aislamiento total por parte de la Gestapo. De hecho, el Dr. B. está en ese barco escapando de los nazis. Lo llamativo del relato es que el campeón mundial, Mirko Czentovič, también fue un ajedrecista aficionado, que, sin cultura ni educación alguna, con sólo observar como jugaban otros, desarrolló una inexplicable facilidad para derrotar a todo quien se le opusiera.

Un relato donde la intuición, la necesidad y la soledad juegan un papel preponderante.

“Cuentos selectos”, de Stefan Zweig, es otra puerta de acceso a una obra que en estos últimos años ha tenido una revalorización merecida. Una obra que en un contexto diferente al de entonces, pero no tanto, parece advertirnos desde el pasado sobre los peligros de la guerra y de los fanatismos.

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