Lucio V. Mansilla: El más cabrón de la historia argentina (que en Córdoba se sosegó)

El hombre que vino a Córdoba en son de paz, ostenta el récord de ser el argentino que más veces se batió a duelo en toda nuestra historia.

Lucio V. Mansilla: El más cabrón de la historia argentina (que en Córdoba se sosegó)

Lo digamos de entrada: vamos a hablar del hermano de Eduarda Mansilla, que también fue sobrino de Rosas, y fue hijo de su padre héroe nacional. Lucio V, el hermano mayor de la primera novelista argentina, también fue hombre de letras: Una excursión a los indios ranqueles es un joya de la literatura y el ensayo nacional.

Mansilla inició su crónica de viaje desde el Sur de Córdoba, en la zona de Río Cuarto, hasta los confines de La Pampa y San Luis. Y lejos del estereotipo de la época que presentaba a los originarios como salvajes irredentos, Mansilla, hombre de alta cultura y familia patricia, aportó con su obra una elevada cuota de sensibilidad y comprensión.

Buena parte de la crónica se basa en los encuentros de Mansilla con Mariano Rosas, aquel ranquel que fuera secuestrado a los 9 años por el Estado bonaerense y que Juan Manuel de Rosas adoptó cómo hijo propio. Mariano, cuyo verdadero nombre era Panghitruz Güer, escapó a los 22 pero el afecto de Rosas por el ranquel no se perdió y mantuvieron una buena relación por años. La historia del ranquel fue narrada por el cordobés Sergio Schmucler en su novela La cabeza de Mariano Rosas.

En definitiva, Lucio, el hermano de Eduarda, para escribir su obra cumbre se basó en los encuentros y relatos de quien era su primo, el ranquel Mariano. Pero no estamos acá para hablar de la obra que Lucio, el hermano mayor de Eduarda, escribió a sus 40 años. Vamos a hablar de otra faceta de Lucio, ni sensible ni literaria, sino más bien sangrienta y cruenta: Lucio, el hermano de Eduarda, el hombre que vino a Córdoba en son de paz, ostenta el récord de ser el argentino que más veces se batió a duelo en toda nuestra historia. Y si tenemos en cuenta que Lucio murió en París a los 82 años y abrazado al poncho que le regalara su primo Mariano, caeremos en la cuenta que no sólo es el argentino que más dueños disputó, sino que también fue el que más ganó.

¿A quién le ganó sus duelos Lucio V. Mansilla, el más cabrón de nuestra historia?

Vamos por el primero.

El primero de los cruces fue con un consagrado de las letras patrias: José Mármol, el autor de Amalia. En su novela, Mármol narra una historia de amor sólo con el fin de dejar al descubierto su odio evidente al rosismo. Y en ese odio a Rosas, Mármol se la agarra también con la hermana de Rosas y con su esposo. Es decir, con el padre y la madre de Lucio.

A los pocos años de la publicación de la obra y con Rosas en el destierro, Lucio V Mansilla fue al teatro. Era un pibe de 25 años pero ya tenía un carácter impetuoso y difícil de sosegar. Al ingresar a la sala con el solo fin de ver una obra sobre Camila O Gorman, en las butacas del Teatro Argentino divisó, a lo lejos, a Sarmiento y a otras personalidades de la época. Cuando terminaba de repasar al resto del público, lo vio a él. En ese entonces era diputado provincial y el fin del rosismo le había dado prestancia y prestigio. José Marmol, el autor de Amalia, el mismo que se había burlado de su padre y de su madre en una de las novelas más leídas del momento.

Podría, Lucio, haber explotado en el momento, comenzar a correr por la sala en medio de la función y tomar revancha golpeando al escritor frente a todos y todas. O haberlo insultado desde el mismo escenario en donde en clave de ficción fusilaban de nuevo a Camila. Pero no. Esperó que la obra terminase y una vez bajado el telón, comenzó a subir de dos en dos los escalones que lo separaban de Mármol. Y cuando estuvo al frente del escritor antirosista, que ya tenía 40 y era un hombre reconocido, le dijo:

_Usted, José Marmol, vil calumniador, lo reto a duelo por haber ensuciado con sus escritos el honor de mi familia. Mi padre y mi madre deben ser reivindicados.

Antes de irse, Lucio tiró uno de sus guantes a los pies de Mármol: el escritor lo debía recoger.

El silencio ganó el espacio total del Teatro Argentino. Ni Sarmiento y su vozarrón osaron quebrarlo. Cada cual se fue a sus aposentos esperando el día de mañana, el día en que José Mármol, de 40 años, y Lucio V. Mansilla, de 25, se cruzaran y alguno de los dos se convirtiera en pasado con el metal y la pólvora fundiendo sus tripas.

Pero antes de que el día llegara, a las 2 de la mañana y mientras Mansilla no podía conciliar el sueño en su catre, alguien tocó su puerta. ¿Mármol, que venía a adelantar el duelo? ¿Algún sicario unitario que llegaba para asesinarlo antes del cruce? ¿Federales que venían a unirse a su lucha? Ninguno de ellos: eran tres oficiales de policía que venían a llevárselo detenido. La razón: una denuncia por intimidación pública que había presentado Mármol en su contra. A partir de entonces, el sobrino de Rosas pasó 8 días a la sombra y al salir le informaron:

_ Mansilla, está condenado al destierro.

Lucio Victorio Mansilla debió sufrir tres años de exilio por la denuncia de Mármol, el escritor que había calumniado a su padre y a su madre y que a la hora de la batalla cuerpo a cuerpo, había huido como un cobarde.

Lucio retornó a Buenos Aires después de tres años obligados a la lejanía. Su padre, el héroe de la independencia, lo esperaba sentado en un sillón. El hijo insistió en buscar a Mármol, hacerle sentir el precio por haberlos ofendido. El padre pidió que lo olvidara. El hijo aceptó. Igual sabía que quedaba sangre por vengar: el récord que aún ostenta de 7 duelos a lo largo de su vida. Así era Lucio, el hermano de Eduarda, el cabrón mayor de la historia argentina que en Córdoba destiló humanidad como nunca jamás en su vida.

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