Marilina, afilando cuchillos

Por José Emilio Ortega

Marilina, afilando cuchillos

Hace más de treinta años, un cinco de junio, estrenaste borcegos.

La cita era igualmente intensa. Fito Páez presentaba Ey!, en General Paz Juniors. Hacia ese rumbo comenzó a gastar suela aquel calzado noble, compañero de tantas aceras y escalinatas, combinado con un infaltable sobretodo. Cruzando el puente 24 de Setiembre junto a un hermano de la vida, aclimatándote a los modos que se explicitaban en aquella caravana tranquila que había optado por ser y hacer la nueva generación que encarnaba Fito, te hacías ancho, enfundado en tu uniforme de combate.

Y en este cinco de junio, miraste de reojo los borcegos -los de ahora, esos coquetos que te compraste en la Patagonia- y les diste la oportunidad; te esperaban fieles compañeros de tantas aventuras y por supuesto, el planeta Marilina.

Volviste a sorprenderte. Como aquel Páez de Ey!, Bertoldi hoy cautiva a un público renovado, sumando nuevos feligreses/as. Lo pulsás desde la barra, paladeando la noche que comienza. La Plaza se colma, apacible, con mucho color queer.

Son tiempos de peinados nuevos que van dejando de ser raros; de mucha sensibilidad liberada. De baños mixtos y mentes más abiertas. Sobre esas corrientes -quizá impulsándolas- Bertoldi, que apenas cambiaba sus primeros pañales cuando Páez fundaba un nuevo tiempo, despliega una propuesta que no detiene su progreso.

Marilina sobresalió liderando Connor Questa (2010-2015, tres discos), y continuó evolucionando artísticamente como solista pura y dura, con cinco placas editadas (dos de ellas paralelas a su etapa grupal), sobreviniendo la tríada compuesta por Sexo con modelos (2016), Prender un fuego (2018, Gardel de Oro) y el deslumbrante Mojigata (2022), que presenta en su actual gira.

A las 20:29, la banda toma posición. Intuimos que será un recorrido no apto para impresionables. Tras la “Intro”, arranca “Es poderoso” y Bertoldi copa el centro del escenario. El público estalla en una emoción que corteja al vértigo sonoro, a pura dialéctica. Se sucederá un puñado de canciones del último disco -en el mismo orden en que fueron publicadas- donde la banda, mostrando un inmenso abanico de recursos, aunque sin agotarlos, construye los cimientos de una fiesta inolvidable.

Mojigata, según su autora, es un disco “descaradamente rockero” y “autopersonal”. Bertoldi sabe de lo que habla y elige muy bien entre qué notas contarlo. Respaldada por dos guitarras muy trabajadas -a la que suma la propia en muchos tramos del show- y una notable base rítmica, letra y música se amalgaman con una escena sobria pero impactante; combinación de vestuario, luces y melodía que realza el mensaje. Estética tan integrada como vibrante.

Los temas nuevos son bailados y cantados a más no poder, en un pogo dulce, deconstruido. En tanto, Marilina despliega una catarata de talento. Las referencias musicales son absorbidas y multiplicadas (vuelvo al Fito de Ey!, tributando a fuentes diversas pero sintetizándolas en un estilo personalísimo). Se destacan las interpretaciones de “Vivo pensando en ayer”, “Cosa mía” y el esplendente -por insondable- “Claro ma”.

Suena “La casa de A” (de Prender un fuego) y llega la profecía autocumplida: Pero sé que nadie acá se escapará / de mí-í. Desde entonces el show mechará novedades junto al repertorio de siempre (renovadas algunas canciones). Se suceden “Amuleto” (donde Bertoldi se luce con el piano mientras conmueve con su Nada / Es todo lo que espero), “Beso beso beso” (No me siento delatada / Sosteneme la mirada, ¿okey?) o Pucho (Pongo más sal en la sopa / Volveré y seré otra otra otra), todos sólidos estrenos, junto a “Fumar de Día”, “Racat” (ambos de Prender un fuego), o “MDMA” (de Sexo con Modelos), entre otros.

Marilina se emociona, evoca a su abuela Potota (cordobesa) y emprende el último -demoledor- tramo del setlist.

A poco de las 22, la banda contagia su alegría en la despedida. No habrá bises y se entiende: lo dieron todo
Cuando el mundo arrasa con todo / Con todo en tu corazón
Hay ciertas cosas que ya no están / Dame un talismán

No te diré para qué jamás, guiaba Páez en una helada noche de sábado, hace más de tres décadas. Deseo distanciar / Del sedante disfraz / Las vías que profanan tu altar / Me seducirán, devuelve Marilina, sin proponérselo.

Qué lindo lo que le está pasando a la música argentina, murmurás, mientras la fiesta sigue siendo una flor abierta, miles de pasos perdidos ambicionan nuevas estaciones, y se abren compuertas que conducen a impensados toboganes.

 

Plaza de la Música, 5 de junio. Presentación del álbum Mojigata. Marilina Bertoldi (voz, piano, guitarras); Edu Giardina (batería); Juan Segovia (bajo), Ivanna Rud (guitarra); Luciana Torfano (guitarra).

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