Misiles y municiones en el centro de Córdoba

Por Franco Gatica

Misiles y municiones en el centro de Córdoba

Muebles de pino durante el día, prostitución al menudeo durante la noche. Al caminar por calle La Rioja, y extender el recorrido por Catamarca, uno puede tropezar con un museo oscuro: torpedos y misiles duermen desactivados y, como enanos de jardín, adornan el ingreso al único rezago militar que todavía pervive en toda la región noroeste del país.

Camperones camuflados flotan contra el techo alto de la casona. Botas militares bien lustradas esperan en fila la llegada de reyes magos. Pines con banderas de distintos países e imperios extintos. Los 1.000 filos y alternativas del arma blanca. Entre el camping y el diseño bélico feroz, este es un lugar donde un libertario mal entendido encontraría más de un objeto al que darle un sentido y ofrecerle la vida.

Recordé, dentro del local, una pregunta que subraya “La guerra, el peor cáncer”, nota publicada en este medio: ¿Cuál será la mirada de los croatas, sobre los causantes indirectos de tanto dolor, muerte y desolación?

“Esquirlas”, la muy buena película de Natalia Garayalde, condensa como pocas el absurdo y la impunidad de una época. Es natural, perteneciendo a la misma generación, verse reflejado en los videos caseros de la familia de clase media del interior de la Argentina: los chicos contentos porque un evento como las explosiones de la fábrica militar dejan en suspenso el dictado de clases y los medios de la capital -la televisión- vienen al pueblo; los adultos, desarmados ante la impunidad del poder. Muchos finalmente enfermando.

El coronel Jorge Antonio Cornejo Torino habla por TV. Dice convencido, días posteriores a las explosiones del 3 de noviembre de 1995, para “llevarle absoluta tranquilidad a la población, en Río Tercero no queda nada que pueda entrañar algún peligro”. Estas palabras son dictadas con el ineludible tono marcial del uniforme.

La historia se repite como tragedia y después como una gran farsa. En Río Tercero la farsa fue tan grande que no dejó lugar a la tragedia. El 24 de noviembre se da la segunda e imposible tanda de explosiones. Estaban activos, todavía, proyectiles que finalmente se encendieron en cadena.

Los misiles y municiones escoltando la entrada del negocio céntrico me llevaron a las imágenes de la segunda explosión: proyectiles desparramados en los patios de las casas de Río Tercero, bombas silbando suave un humo blanco entre la ropa tendida.

La demencia irracional de la guerra en plena vida cotidiana

La causa Río Tercero persiguió a Menem hasta su muerte. No era para menos. En la película de Natalia Garayalde se lo puede ver campechano, avanzado lento y sonriente entre el tumulto de periodistas, incluso ofrecer saludos a personas que no deseaban el gesto.

Afable y todavía sonriente, el Presidente llegó a la primera rueda de prensa esperando un par de palmadas, ansioso por aclarar la situación y salir hacia el asado que él creía le tenían preparado. Junto al gobernador Mestre, Menem da clase de cómo hacer antiperiodismo.

Surge, entonces, la palabra Croacia. Es, en efecto, cuando Menem pierde la sonrisa peronista que tenía fijada. Con la autoridad dura de su investidura, dice que es irresponsable tirar al viento hipótesis: esto fue un accidente. Ya serio para siempre mira fijo al periodista que hizo la pregunta.

El 24 de noviembre es la fecha de la tragedia repetida, la farsa absurda a la que fue sometido el pueblo de Río Tercero. Durante las segundas explosiones la gente ya no corre aturdida en un escenario de guerra durante una mañana pacífica: los riotercerenses caminan ahora por el centro de la ciudad, sin apuro, mientras de fondo se desdibuja el hongo de otra explosión.

El doctor Carlos Menem pasó pocos meses con arresto domiciliario. En 2013 fue condenado a siete años de prisión. La sentencia nunca quedó firme. En 2018 fue finalmente absuelto: técnicamente había prescripto el delito que, por el dolor y las imágenes que produjo, no puede prescribir.

Menem muere diez días antes de su cita judicial por las voladuras de la fábrica militar, prevista para el 24 de febrero de 2021. El atentado dejó siete muertos, enfermedad, trauma y la imposibilidad de juzgar firmemente al máximo responsable del hecho. La impunidad de Menem desarma a cualquiera.

(Si no han podido ver Esquirlas en las sucesivas semanas en cartel, aún pueden verla por streaming en CineAr).

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