«Tano» Marciello, de dar clases de guitarra para subsistir a ser un ícono del heavy metal nacional

Por Alan Agustín Valdez

"Tano" Marciello, de dar clases de guitarra para subsistir a ser un ícono del heavy metal nacional

Con su característica simpleza y siempre acompañado de una guitarra, el ex miembro de Almafuerte recorrió en una charla con HOY DÍA CÓRDOBA gran parte de su vida y repasó su actualidad, que lo tiene como líder de su nueva banda, CTM.

Claudio Tano Marciello se ganó el mote de ser considerado uno de los mejores guitarristas de la música argentina. Su nombre y su figura invocan al rock, pero más precisamente al Heavy Metal, siendo miembro de una de las bandas más icónicas de ese estilo: Almafuerte. Recién llegado al país desde Italia, el Tano dio detalles de su próximo disco, que saldrá bajo un formato poco ortodoxo. “Siempre tengo proyectos”, comienza el diálogo con HOY DÍA CÓRDOBA, y agrega: “Ahora subí tres canciones de un disco que se llama “Emergencia”. Es un disco que se subirá en cuatro volúmenes o en cuatro capítulos. En el volumen uno hay tres canciones. En el dos, dos canciones. En el tres, tres canciones. Y en el volumen cuatro, dos canciones. En total, son 10 temas que comprende el disco. Cada volumen que vaya saliendo, va a tener un pedazo de la tapa, y una vez que estén subidos los cuatro capítulos, se podrá ver la tapa del disco completa”, explicó.

Además de ‘Emergencia’, Tano Marciello contó que tiene más ideas para un futuro no tan lejano: “Mientras proyecto esto, estoy haciendo otras cosas de manera acústica, porque tengo ganas de grabar algo en mi casa, en donde tengo un estudio que es muy, muy casero. Ahí voy a interpretar canciones mías, de otras bandas de rock que yo escuchaba desde chico y algún que otro tango. Yo soy mi propio productor”.

Las clases de guitarra para subsistir

Un Tano distendido y siempre con su guitarra en las manos, cuenta que “vive mucho el presente” y no piensa en lo que deparará el futuro. Sin embargo, se hace lugar para repasar el pasado. “Me di cuenta que podía vivir de la música allá por los años 90”, asegura. “Yo hice muchos oficios, pero nunca fui oficial, siempre fui peón. Hasta vendí repasadores en la calle. Una vez, mi esposa me dijo que busque un trabajo fijo, porque ya teníamos una hija. Además, yo viví una adicción muy fuerte. De hecho, soy alcohólico y estoy sobrio desde hace 21 años. Entonces me costaba conseguir trabajo porque por ahí me quedaba dormido y me echaban de todos lados”, contó. Luego, agregó que su primer trabajo pago con la música fue dando clases de guitarra: “Agarré una máquina de escribir y puse en unos volantes que daba clases. Así, nos fuimos con mi esposa y mi hija a repartirlos abajo de las puertas. A los dos días, llegaron los llamados. Yo no sabía que dentro del under era conocido y era considerado un buen guitarrista. De esa manera, llegué a tener dos alumnos por día. Los sábados, estaba desde las 13 hasta las 22 dando clases. Cuando me di cuenta, ya tenía 50 alumnos a la semana y le podía comprar ropa y zapatillas a mi hija”.

Una fuerte lucha contra las adicciones que lo dejó al borde de la muerte

En el medio, el Tano vivió años muy difíciles luchando no sólo contra la crisis que azotaba al país durante la década del 90’, sino contra el alcohol. “Fue una época muy dura porque además yo estuve en coma, me quise quitar la vida. Los médicos no podían creer cómo me habían salvado la vida”, dijo. “Un día hice un clic y cambié mi vida. Ahí empecé a vivir de la música y cobraba los shows. Después llegó Almafuerte”, agregó, antes de profundizar sobre su lucha contra la adicción, no sin antes aclarar que “las drogas están en todos los ambientes artísticos y en todos los géneros musicales”.

“A mí me pasó que yo percibí la muerte y no me gustó. Todos tenemos fecha de vencimiento y cuando llega, llega; pero en ese momento, después del coma, la pasé muy mal. Tenía el sistema nervioso totalmente destruido. Al día de hoy sigo alterado y me cuesta dormir. En un momento sentí el olor a muerte. Yo soy una persona familiar, y un día mi esposa me dijo: ‘estoy perdiendo al ser que más amo en el mundo y no sé qué hacer’. Ahí, me pareció egoísta no dedicar mi tiempo a mi esposa, a mi hija y a mi madre. Además, me di cuenta que tenía algo más groso para hacer, para comunicar”, completó.

Un músico autodidacta

Volviendo a la música, en donde el Tano se siente como pez en el agua, contó que aprendió a tocar la guitarra de manera autodidacta: “Me formé escuchando músicos para sacar canciones”, lanzó. En esa línea, expresó: “Para mí está muy bueno estudiar, aprender a tocar y formar tu banda, pero también está muy bueno el caso mío, que aprendí a tocar la guitarra mirando a otros y por pura pasión. La verdad que a mí me resultó muy fácil aprender a tocar”.

Siempre propenso a contar anécdotas, el Tano rememoró cuando su padre le prestó atención por primera vez. “Cuando yo era chico jugaba muy bien al fútbol y me venían a buscar de todos lados. Un sábado, mi viejo me pidió que me quedara en casa porque en la televisión iba a estar un guitarrista. Él no me daba bola a mí con la guitarra y, por esas cosas de la vida, me quedé en casa. En el programa, apareció Oscar Alemán. Ahí dije ‘listo, eso va a ser lo que me va a pasar a mí’, porque vi que Alemán jugaba cuando tocaba la guitarra”.

Un Tano Marciello en sus inicios, con una guitarra acústica y larga cabellera

A continuación, y tras contar que su primera guitarra fue un regalo de su abuela por pasar de año en la escuela, reflexionó sobre el por qué es cada vez más complicado para los jóvenes acceder a instrumentos musicales. “En este momento las cosas están muy difíciles para un aspirante musical, porque está todo muy caro. Encima, las cosas que podes conseguir a bajo costo no son muy buenas. Entonces te pones a pensar… 50 lucas no son nada. Pero conseguir 50 lucas ahora, ¿sabés lo que cuesta? Es difícil conseguir un laburo fijo o tener una changa. Hay que rebuscársela mucho. Digo esto porque yo soy un ciudadano común, me codeo mucho con el verdulero, el carnicero, el panadero y con el tipo que duerme en la vereda tapado con cartón. Hoy un sonidista, por ejemplo, te cobra en dólares”.

En las casi dos horas de conversación, Marciello no soltó ni un segundo su guitarra. “Es una extensión de mi cuerpo, de mi idioma”, dijo. “La guitarra convive conmigo todo el tiempo. Yo toco la guitarra y en mi cabeza suena todo: el bajo, la batería, el solo. Por ahí me grabo media hora tocando, improvisando en la madrugada. A los dos días, me escucho y de ahí saco las bases para armar canciones. Yo me voy de gira y en la camioneta voy tocando la guitarra. En el camarín toco la guitarra. Termino de hacer un show y me voy a tocar la guitarra a la vereda”, explicó luego, dando una clara referencia de por qué los especialistas lo consideran uno de los mejores y más virtuosos guitarristas argentinos.

El rock en Argentina y ¿la reunión? de Almafuerte

Sobre el final de la charla, Tano dio su visión sobre la actualidad del heavy metal en la Argentina: “El otro día me preguntaron si el rock iba a morir y yo contesté que todavía está vivo Willy Quiroga, que ya tiene 83 años”. En ese momento, canta y acompaña con su guitarra un fragmento de “Todas las hojas son del viento”, de Luis Alberto Spinetta, y cuenta: “Todo eso todavía está vivo, sólo tenés que tener los oídos bien abiertos. Yo hago rock metalero pesado, duro. A cada barrio que voy, siempre encuentro un grupo de rock, o de heavy metal. Hay bandas que me invitan a grabar. Yo al género lo veo bien. Los que tenemos 60 años seguimos tocando y haciendo discos, y también veo que a donde voy a tocar hay grupos que hacen rock duro y heavy metal. O sea, está latente y tiene vida”.

Para cerrar, la pregunta obligada: “¿Estás viendo a Ricardo Iorio?”. Sin esquivar la consulta, pero sin dar demasiados detalles, contó: “No tenemos una relación estrecha, cada uno está en lo suyo. Igual, con todos los Almafuerte tengo contacto. Con Ricardo no tengo ningún problema, él tomó la decisión de abandonar el grupo. Yo hablé de una reunión despedida, todavía no se dio, pero sé que se va a dar”.

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