El film “El abrazo partido” (2004) presenta un argumento basado en las aspiraciones de un joven y su ideal de que afuera encontrará las respuestas que tanto busca. Ariel es un joven de orígenes judío-polacos, que ha pasado los veinticinco años de edad. Su deseo más próximo radica en emigrar a Europa en busca de otras oportunidades que le permitan progresar desde lo laboral. Vive con su madre, que tiene un negocio de ropa interior de mujer en una galería comercial en el barrio de Once de Buenos Aires.
Para el protagonista, la idea de empezar de cero en otro sitio, y lejos de todo, se vuelve más intensa al recorrer con sus ojos aquella galería descolorida donde se encuentra su madre hace tantos años -una realidad que se vio obligado a aceptar tras el abandono de su padre.
Los demás comerciantes, que también forman parte de la comunidad judía y sobreviven el día a día con su emprendimiento, miran a Ariel como el sucesor de ese negocio que tanto le costó a su madre sobrellevar. Sin embargo, la inquietud que mueve a este joven es otra, y radica en la necesidad de irse de un lugar que le trae recuerdos poco gratos, que tienen que ver con el dolor, el abandono y el esfuerzo desmedido por salir adelante.
Ariel busca obtener la ciudadanía polaca, pero sin realmente tomar conciencia de lo que acontece a su alrededor y los costos que deberá sortear si logra su cometido. Lo que añora fundamentalmente es despegar de esa realidad hostil de la cual forma parte y, por fin, dejar atrás las huellas del pasado.
Asimismo, en un contexto de profunda crisis económica y social que envuelve al país, posterior a la gran debacle del año 2001, Ariel indaga en sus raíces familiares, hecho que se presenta cuando visita a su abuela para que le entregue unos papeles que resultarán claves para presentar en la embajada.
En su rostro convive el descontento por una carrera trunca, que se vio empujado a abandonar tras la urgencia socioeconómica de su familia; un trabajo que no lo llena y un futuro confuso y sin demasiadas alternativas. A Ariel lo atraviesa la cotidianeidad que le rodea y siente la impotencia de los días que se le escurren entre los dedos, sin que él pueda torcer ese destino. En su caminar chocan la desesperanza y la ilusión, que actúan como sentimientos contradictorios en su interior, pero que hacen a su personalidad.
Entre tanta tensión, Ariel mantiene una relación informal con una mujer quince años mayor que él, que también forma parte de la galería. Pero nada lo toca por completo. Nada lo llena. El diálogo que mantiene con sus conocidos asume un lugar común de intercambio de palabras sin contenido, con el fin de extraer lo estrictamente necesario. No parece existir una puesta del cuerpo auténtica, un estar con el otro desde la sinceridad y el amor, más bien subyace un desapego y una falta de involucramiento en las emociones de los demás.
De esta manera, la película de Daniel Burman nos entrega algunas claves para repensar la premisa, que en la actualidad se sostiene con fuerza: la firme convicción de que irse del país nos proveerá de un mejor pasar económico.
Como conclusión de un año intenso, “El abrazo partido”, disponible en la plataforma Amazon Prime habilita y abre el camino para reflexionar sobre determinadas prácticas que responden a un clima de época inserto en nuestro país, que se inclina y actúa bajo la influencia de la globalización, indagando sobre el registro que tenemos de los otros en sus vivencias y emociones.
El guion aporta y ayuda a comprender con mayor profundidad y ahínco las relaciones humanas, exponiendo desde un enfoque sutil los entretelones de una relación entre sujetos, cualquiera sea.