Argentina derrotó este lunes en tierras españolas a Angola por 79-73 en un encuentro parejo que dominó al comienzo con su juventud y que luego destrabó en los minutos finales gracias a la jerarquía de los más experimentados. Juani Marcos fue el máximo anotador con 17 unidades. El viernes será el turno del segundo amistoso ante el mismo rival, en el Pabellón Príncipe de Asturias en Pinto, Madrid.
La Selección Mayor Masculina dio el primer paso positivo en el arranque de su seguidilla de amistosos preparativos hacia la AmeriCup de Nicaragua. Tras un arranque adverso en el que Angola logró imponer su notoria superioridad física y atlética, el elenco de Pablo Prigioni encontró frescura en su rotación y lo dio vuelta para cerrar el primer cuarto arriba por 22-18 con buenos ingresos de Marcos y Bressán. En el segundo capítulo Argentina se asentó en el partido y logró aclimatarse frente a la asfixiante presión defensiva de su rival. Una vez que le encontró la vuelta al juego físico, sacó diez de luz con un festival ofensivo de Juani Marcos. El rosarino terminó la primera mitad con 16 puntos y 5/5 en triples, Argentina ganó el período por un doble y se fue al vestuario arriba por 44-38. Varios jóvenes se sumaron como puntos altos. Gonzalo Corbalán aportó su habitual verticalidad y Santiago Trouet abrió la cancha con seis puntos producto de dos conversiones de larga distancia.
Al regreso del descanso se vio la mejor versión de Angola, que rápidamente emparejó las acciones y lo dio vuelta hasta sacar máxima de cuatro promediando el tercer cuarto. La efectividad argentina cayó y el elenco africano sacó ventaja con su fortaleza física cerca de los tableros. Sobre el final, el elenco nacional recuperó la ventaja y cerró el período arriba por uno. En el último cuarto, Argentina levantó con dos bombazos de Juan Bocca y luego se apoyó en la experiencia de sus referentes para sacar adelante un partido que se había puesto complicado. La calidad de Nicolás Brussino y el desequilibrio de Facundo Campazzo marcaron la diferencia ante un rival que no supo resolver la defensa zonal de los minutos finales. Una canasta del propio Campazzo en el cierre sentenció la victoria.
Juan Ignacio Marcos finalizó como el máximo anotador del elenco nacional con 17 puntos y 5/5 en triples, Facundo Campazzo aportó 12 con cinco asistencias y Gonzalo Bressán sumó 10. Como equipo, Argentina lanzó 12 de 31 y repartió 17 asistencias. Trece jugadores vieron acción incluyendo el debut de Dylan Bordón y Tyler Kropp en la Selección Mayor.
La palabra del entrenador
El conjunto dirigido por Pablo Prigioni mostró carácter para sobreponerse a un rival muy físico, y el entrenador valoró la exigencia del encuentro como un gran aprendizaje para el grupo.
“La verdad que después de 5 o 6 días de entrenamiento sabíamos que no íbamos a tener nuestra mejor versión, y más aún ante un rival incómodo como Angola: presiona toda la cancha, dobla, no te deja jugar, es muy agresivo en el rebote y muy físico. Pero por eso mismo, nos viene fantástico jugar con ellos en esta etapa de la preparación”, explicó el DT argentino tras el partido.
El equipo mostró pasajes de buen juego colectivo y una rotación amplia, con trece jugadores viendo acción, incluidos los debutantes Dylan Bordón y Tyler Kropp. “La idea en esta etapa es que tengan participación la mayor cantidad de jugadores posible. Todos aportaron en algún momento del partido. Nos vamos contentos sabiendo que es solo un primer paso y que hay mucho por corregir, pero vi un equipo que salió a competir y no se echó atrás en ningún momento”, remarcó Prigioni.
Angola impuso condiciones físicas desde el arranque, pero Argentina logró adaptarse con inteligencia. “Tuvimos algunos problemas para subir el balón y entrar en nuestra ofensiva, pero encontramos la manera. A veces, cuando no te dejan jugar, tenés que encontrar soluciones distintas. Los chicos lo entendieron y respondieron bien”, analizó el entrenador.
En ese contexto de juego exigente, Argentina supo leer las ventajas. “Es un equipo que no te deja entrar en tus acciones ofensivas, se transforma en un juego de buscar espacios, atacar desde un lado. No es para jugar bonito, porque cuando la estás botando ya tenés a otro encima. Los chicos empezaron a romper, generaban congestión en la zona y se abrían muchos tiros. Se vieron buenas combinaciones, de pase y pase extra, que generaron tiros abiertos”, explicó.