Toda la expectativa tenía un solo destinatario ayer, en la noche de Varsovia, en Polonia. Kylian Mbappé por fin hizo su estreno oficial con la camiseta de Real Madrid y el mundo futbolero se detuvo por un rato para verlo jugar.
El francés no defraudó en la final de la Supercopa de Europa ante Atalanta. Supo acomodarse como centrodelantero, una posición que conoce pero que no le sienta tan bien como la de extremo, y después de una primera parte en la que tuvo poca participación se enchufó en el complemento y cerró el triunfo por 2-0.
Debut goleador y primer título con el club en el que soñó jugar desde que era niño y por el cual estudió el idioma español. Siempre supo que su destino indefectiblemente iba a ser el de vestir la camiseta merengue y por eso se preparó para este día que fue perfecto para él, que levantó su primer trofeo internacional en clubes ya que en Mónaco y en Paris Saint-Germain no obtuvo ninguno (sí ligas y copas locales).
“Es un gran momento para mí. Hoy fue un gran día. Esperé mucho jugar con esta camiseta. Obviamente hacer un gol para un goleador es importante, pero lo mejor es ganar un título. Sabemos que aquí tenemos que ganar siempre. Tenía muchas ganas de jugar, tenemos a los mejores jugadores”, dijo un exultante Mbappé, en un español trabajado.