Mitre de Santiago del Estero, de la primera Nacional, le dio ayer un empujón más al pobre momento futbolístico de Belgrano, al que derrotó por 2-1, para avanzar a los 16vos de final de la Copa Argentina.
En el estadio Eva Perón, del club Sarmiento de Junín, el equipo santiagueño exhibió practicidad para adelantarse en la pizarra con los tantos marcados por David Romero, a los 49 minutos del primer tiempo y de penal, y Franco Posse, a los 15 del complemento. El elenco celeste descontó por intermedio de Juan Barinaga a los 23, cuando su parcialidad ya denotaba disconformidad por el flojo rendimiento colectivo exhibido.
Durante los 45 minutos iniciales, el equipo de la Primera Nacional fue más punzante para aprovechar los yerros defensivos del Pirata, que se alistó con mayoría de titulares, a partir de una decisión del DT Guillermo Farré.
Así, a los 14 minutos, el uruguayo Posse, Isa Luna y la “Bestia” Romero se lo perdieron sucesivamente, en una acción en la que respondió acertadamente el golero Nahuel Losada. Luego de una maniobra anulada que terminó en la red de parte de Romero, por decisión de uno de los jueces de línea que sancionó posición adelantada, el centrodelantero tuvo su revancha con un penal, a los 49, ejecutado junto al palo derecho. La jugaba debió haber sido invalidada en su comienzo porque el mismo atacante había partido en ubicación prohibida, sin que fuera advertido por el asistente.
En la segunda etapa, Mitre continuó dominando el desarrollo y asestó el segundo golpe, a los 15, cuando Matías Ferrari metió un pase en diagonal para el ingreso de Posse, quien remató alto y colocó el 2-0.
Belgrano, shockeado por la desventaja, se adelantó en el terreno más por inercia que por convicción futbolística. Y en una de las aproximaciones a la valla de Jachfe, el peruano Reyna metió un buen centro pasado que fue conectado por Barinaga, quien descontó a los 23.
De allí hasta el final, el equipo cordobés -que no ganó en lo que va de la temporada y apenas consiguió un empate en cuatro presentaciones- buscó arrinconar a un adversario, que se defendió prolijamente para llevarse la victoria, sin mayores zozobras.